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1168 16 Octubre 2012

 

La Procu procura no procurar
Efrén Vázquez

Monterrey.- Parece ser que la Procuraduría General de Justicia del Estado procura no procurar justicia. ¿Qué por qué  afirmo tal cosa?

Muy sencillo, porque  procuradores vienen, procuradores van, y la técnica utilizada para resolver los problemas en la Procuraduría (la del Estado, la PGR, y las de cada una de las entidades federativas) sigue siendo la misma: dejar pasar el tiempo para que todo se olvide; o para que por inejercicio, prescriba la acción penal.

Otra forma de inhibir el deseo de procuración de justicia es fastidiar a las víctimas de los delitos, sobre todo las víctimas de los robos de autos en Monterrey y su área metropolitana, haciéndoles perder días enteros, de una oficina a otra, realizando engorrosos trámites. De ahí que, las víctimas de los delitos, primero son castigados por los delincuentes; y después, como consecuencia, como si el castigo fuera poco, son castigados también por los funcionarios de todos los niveles de la Procuraduría.

En el caso del Royale, por medio de argucias legales (léase hacer uso del derecho para actuar en contra del derecho), primero se liberó de la responsabilidad penal al quesero de Oaxaca, Jonás Larrazabal, hermano del ex alcalde Fernando Larrazabal; y con posterioridad, catorce meses después, con la muerte de Heriberto Lazcano, líder del grupo criminal más temido (hecho que ahora se ha puesto en duda por la vox populi), el vocero de Seguridad Pública del Estado, Jorge Domene, se apresuró a decir que con dicha muerte se da por cerrado el caso Royale.       

Dicha declaración ha generado coraje, confusión y desconfianza en la población y las víctimas del Royale. Ante las manifestaciones de rechazo de la población a esta declaración que se hicieron sentir en los medios, Jorge Domene echó reversa. Emulando a Fidel Velázquez,  extinto líder de la CTM, quien cada lunes se desdecía de lo que había dicho a los medios el lunes anterior, de manera pícara picaresca dijo que él nunca había dicho tal cosa, que se le había malinterpretado.  

¿Y qué dijo el procurador, Julián de la Garza, de todo esto? Nada, no ha dicho nada. Hasta ahora no se ha deslindado de esta perversa declaración de Jorge Domene; hasta ahora no ha puesto las cosas en su lugar. Hasta ahora no se ha percatado de que en un Estado de democrático de derecho, tratándose de cuestiones que tienen que ver con la procuración de justicia [en las que sólo la Constitución y las leyes pueden atribuir funciones específicas], nadie, absolutamente nadie, debe sustituir la voz ni las atribuciones de la Procuraduría, como en este caso lo ha hecho Jorge Domene.

Al no decir nada, al guardar silencio de algo que no puede ser silenciado porque la procuraduría es sólo una, y sólo a ella corresponde hablar respecto al estado de las investigaciones o soluciones de los crímenes, tristemente se aprecia que este tipo de declaraciones son parte de las reglas no escritas del juego; de un juego perverso tendente a buscar pretextos para dar por concluidas averiguaciones que al parecer ni si quiere se tiene la intención de concluirlas jurídicamente.

 

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