Suscribete
 
1227 8 Enero 2013

 

Apuntes sobre El Activista, II
Raúl Caballero García

Dallas.- Transcurren los años de juventud de Gutiérrez. Éste con un grupo de amigos universitarios forman The Mexican American Youth Organization (MAYO) en San Antonio, Texas; a partir de eso organizan a la juventud del estado de Texas de una manera asombrosa. Es un movimiento que prende tan entusiastamente como prendió el movimiento hippie (fenómenos paralelos y entrecruzados), sacuden el status quo de uno de los estados más reacios a los cambios que suceden en esos años en el país y en el mundo, renuevan los principios de la League of United Latin American Citizens (LULAC) —una de las pocas organizaciones de mexicanos que en ese tiempo ya existía—; durante el desarrollo de su activismo son ellos quienes fundan las grandes organizaciones para la defensa de los mexicoamericanos —algunas de las cuales hoy prevalecen— como el Nacional Council of La Raza, el Southwest Voter Registration Education Project o el Mexican American Legal Defense and Education Fund (MALDEF); pero acaso una de las instituciones políticas de mayor relevancia sea el Partido de la Raza Unida (PRU), fundado por Gutiérrez y que cimbrara a la clase política de Texas y otros estados, y cuya existencia y repercusiones han pasado a la historia de manera casi desapercibida.

La obra y acción —las insubordinaciones— de José Ángel Gutiérrez, de hecho, han sido poco valoradas, acaso porque se distinguió desde siempre como uno de los más radicales que, con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un compañero incómodo, en un político demasiado audaz para aquellos años en que con la representación del PRU comenzaron ganando en la ciudad natal del propio Gutiérrez, Crystal City, Texas, donde arrasaron en diferentes niveles de gobierno y literalmente echaron a la mayoría anglosajona fuera del cabildo, del distrito escolar y (a muchos) hasta del pueblo. El PRU se extendió por el estado y por otros varios del país donde creció el Movimiento Chicano. Tanto de la existencia de ese partido formado por mexicoamericanos, como de las acciones de Gutiérrez, hoy poco se sabe. Con el partido ocurrió lo mismo que con el de las Panteras Negras o el Youth International Party (YIPPIES) y demás organizaciones políticas formadas por jóvenes radicales en esa época: fue infiltrado por el FBI y otros grupos de gobierno que propiciaron la división primero y la dispersión después, con los consabidos choques y encarcelamientos diversos.

Con Gutiérrez ha pasado un poco lo mismo que con Ángela Davis y otros dirigentes y activistas notables luego del golpeteo de políticos ultraconservadores, autoridades y gobierno… se ha replegado en la cátedra, en el dictado de conferencias y en sus escritos. En la actualidad vive en un suburbio de Dallas, Texas, es doctor en Ciencias Políticas y da clases de esa materia en la Universidad de Texas en Arlington; es autor de varios libros sobre sus actividades en el Movimiento Chicano y las de otros prominentes activistas y destacados políticos mexicoamericanos; se distinguió como articulista político en uno de los diarios en español de Texas: Diario La Estrella de Dallas/Fort Worth.

En los Estados Unidos, Gutiérrez es conocido tanto entre la clase política como en el ámbito de la academia; su reputación sin duda es la del radical, y por lo general guardan distancia ante él; de hecho he constatado que en determinados círculos (incluso entre los actuales dirigentes de las grandes organizaciones de defensa de los inmigrantes latinos ya mencionadas, tanto como en las diferentes esferas de gobierno) es relegado a un cierto ostracismo. En una ocasión en que su ex esposa Luz Bazán fue invitada por el entonces secretario de Vivienda Henry Cisneros a un evento en la Casa Blanca, durante la Administración Clinton, —“quien merecía la invitación era José Ángel”, me dijo la señora Bazán, “pero Henry le saca la vuelta”, enfatizó— ella presenció cómo Bill Clinton al ver a Gutiérrez en un documental que proyectaron para los asistentes, de inmediato lo ubicó rememorando un reclamo recibido durante un acto de su primer campaña presidencial: “Qué iba yo a hacer por los mexicanos, me espetó a manera de saludo cuando nos presentaron”, recordó el hoy ex presidente. Pero a decir verdad entre una buena parte de la comunidad mexicoamericana, y de manera especial entre muchos estudiantes mexicoamericanos, Gutiérrez es una leyenda viva, se le respeta y muchos le guardan gratitud.

En los Estados Unidos existen diversos grupos antiinmigrantes, están los nuevos, los que han surgido en años recientes con la ola de miedo levantada por los conservadores; y están los de viejo cuño, formados por ex mercenarios, ex miembros del Ku-Klux-Klan y seguidores de racistas radicales como el columnista y locutor metido a político Pat Buchanan, o los conductores de televisión Rush Limbaugh, Lou Dobbs o Bill O’Reilly. Algunos de esos grupos —por su manera de ser, por sus logros, por su activismo, por su pensamiento político— tienen identificado a Gutiérrez como “enemigo”, tan es así que en sus sitios electrónicos en Internet lo exponen como tal, hacen escarnios racistas tachándolo de antipatriota, repudian su trabajo durante el Movimiento Chicano (todavía les cala), rechazan asimismo su defensa de los trabajadores inmigrantes y lo convierten en blanco de ataques.

Pese a todo ello hasta este momento no existía un solo libro dedicado a su persona, tampoco un solo libro —de un autor que no sea él— que enfoque su trabajo político; José Ángel Gutiérrez como abogado, como activista, como intelectual, como catedrático, como escritor, como conferencista, como político aparece citado en cientos de artículos y libros, aparece mencionado en reportajes, en reseñas, en películas documentales pero no hay un trabajo que enfoque enteramente su vida y su acción; este libro es el que estoy proponiendo al lector.

Sobre todo porque Gutiérrez merece atención, es un personaje clave, fundamental en la organización (en Texas y en el país) del Movimiento Chicano; su labor ha sido valiosa en diferentes sentidos tanto para la comunidad mexicoamericana como para la vida nacional estadunidense. Pero también porque hoy hace falta una actualización del significado de sus actividades en el contexto del Movimiento Chicano y las luchas que, paralelamente, se dieron durante los más intensos años de sus esfuerzos. Los jóvenes de hoy deben conocer esos esfuerzos, sus logros y sus alcances; asimismo lo deben conocer las nuevas hornadas de inmigrantes que desconocen por completo los antecedentes de la organización política que hoy, al llegar, encuentran en los Estados Unidos. Pero además el gran público —el de los Estados Unidos y el de las otras latitudes de habla hispana— merece saber de esta parte de la historia que, como señalo, ha sido desconsiderada.

[Continuará...]

El autor nos remite a la aparición de El Activista. Vida e insubordinaciones de José Ángel Gutiérrez, líder emblemático del movimiento chicano en los Estados Unidos. Editado por La Quincena, en coedición con la Uanl, Monterrey, 2012.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com