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1227 8 Enero 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
Las cuatro patas de Peña Nieto
Francisco Gómez Maza

Deshacer y rehacer
Pacto, pero con tod@s

Ciudad de México.- Si el presidente Enrique Peña Nieto quiere de veras sorprender al mundo con lo que su gobierno logrará, tiene ya que equilibrar las cuatro patas de la mesa mexicana, en las que debe descansar su modelo: el consenso, la ley, la institucionalidad y la formalidad.

Sólo así estará en condiciones de armar el marco formal para deshacer los entuertos de las dos administraciones de derecha, y de los gobiernos priístas del pasado, y cambiar al país a fin de tod@s los mexican@s puedan participar en el banquete.

Lo que el presidente de la república proclamó este domingo en Boca del Río, durante la celebración del 98 aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria, puede aplicarse para sus objetivos generales: “queremos un campo (un país) justo, productivo, rentable, sustentable, que son los pilares que conforman la orientación que tendrá la política pública del Gobierno de la República para la trasformación y desarrollo del campo nacional (del país)”.

Sin embargo, hay focos amarillos en la estrategia presidencial. Peña Nieto tiene que tener bien claro qué quiere decir, y qué quiere lograr (para sorprender al mundo) sentado en esa mesa de las cuatro patas.

Lo dice mejor que yo Yuri Servolov, en la Carpeta Púrpura:

El marco consensual es la “línea”, el consenso, quién manda, quién tiene el poder, quién decide, cómo se logran los acuerdos, los consensos, las negociaciones. En este punto, el presidente ha demostrado en muy poco tiempo que sabe cómo conseguir “pactos” y cómo sacar adelante las reformas. Aunque el consenso sólo lo haga con los dirigentes de la partidocracia, sin consultar a los actores de la economía.

El marco legal es el que establece las reglas del juego, qué se vale y qué no; qué se puede y qué no; qué está sancionado y qué está prohibido. Cuáles son los derechos y cuáles las obligaciones. Pero este marco debe ser consensado; es decir, conocido, estudiado y aceptado por quienes van a ser las víctimas del mismo; es decir, quiénes van a ser sometidos a esas leyes y ello no está ocurriendo. Además, el marco legal debe ser vinculante y debe tener dientes, a fin de que muerda y se acaben las impunidades. Un marco legal, sin un marco institucional que lo haga respetar y cumplir, es letra muerta.

El marco institucional es lo que está establecido, los usos y costumbres, los organigramas, las jerarquías, el establecimiento de competencias, la asignación de recursos materiales, humanos, financieros, tecnológicos y de organización, entre muchos otros. Pero lo más valioso son los procedimientos.

Sin embargo, el país no cambiará por una reforma legal o institucional, así tengamos las mejores leyes e instituciones, o desaparezcamos todas las leyes y las instituciones, en tanto el país no se alínee a los Cinco Principios Universales del Desarrollo:

Una sociedad y un gobierno alineados a principios; leyes universales y permanentes, que separen bien las reglas de los principios; instituciones y autoridades fuertes, no autoritarias, invulnerables al chantaje de los grupos de poder y de interés;  no subsidiar la ineficiencia sino la eficiencia, porque lo que se subsidia se reproduce; mecanismos de redistribución del poder y de la riqueza.

Desgraciadamente, como lo ha advertido Servolov, no vemos nada de eso en el Pacto por México de Peña Nieto. Por ahí debió de haber empezado y eso nos preocupa, que se sigan haciendo experimentos con la república, que se siga jugando al gobierno y el país siga sufriendo y padeciendo malos gobiernos y políticos que anteponen sus intereses personales, de grupo o de partido a los intereses superiores de la nación.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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