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1227 8 Enero 2013

 

MALDITOS HIPSTERS
La chica de mis sueños
Luis Valdez

Monterrey.- Toda persona, sin importar si es escritor, escultor o meramente una persona imaginativa, ha soñado con la persona de sus sueños. De manera incorrecta o demasiado burda, esta persona imaginada es la ideal para nosotros. Tal para cual, según nuestros intereses eróticos, económicos, religiosos o políticos.

Pero si somos descaradamente honestos, debemos reconocer que ninguna persona es la perfecta para nosotros. Lo más seguro es porque simplemente no nos lo merecemos. Como humanos imperfectos que somos, ¿por qué carajos habríamos de aspirar a tener nuestra pareja perfecta? Y si logramos tenerla, ¿seríamos la persona perfecta para ésta? Creo que no.

Por eso no me creo la mayor parte de la película “Ruby, la chica de mis sueños” (de los mismos creadores de la grandiosa “Little Miss Sunshine”). Un escritor joven tiene la capacidad suficiente para convencer a los demás de que lo que escribe es real, pero el drama es cuando él mismo lo comienza a creer. De acuerdo, se materializa la mujer de sus sueños. Es una adolescente delgada (aunque con poco pecho) y pelirroja. Sensible al arte, hace buena comida, de repente habla francés y según el protagonista, hace buen sexo oral.

La complicación es que el escritor es incapaz de soportar su propio mundo: la familia, la falta de amigos, un perro que le tiene miedo a las personas y que orina como hembra y cosas así. Al protagonista ni siquiera le interesa en especial la música o el cine. Lee los libros que sus contemporáneos le encargan leer, aunque ellos mismos luego le quieran dar baje con la novia (eso es demasiado común, hasta en un rancho como Monterrey, con más razón en cualquier lugar donde haya uno o dos poetas).

El problema no es Ruby: ella simplemente es una mujer ideal inventada y materializada. El problema es lo cobardes y estúpidos que somos los hombres, porque si no sabemos lidiar con los demás (ni con nosotros mismos), mucho menos con una mujer que nos ame. Una mujer que llore porque le soltamos la mano, porque la obligamos a ir a reuniones mamonas donde no conocen a nadie, o porque nos portamos mal con nuestra propia familia y la avergonzamos.

Las mujeres libres son sólo para hombres valientes. Aquellos que necesitan manipular, porque son unos hombres incapaces de tener la responsabilidad de mantener una relación, seguramente se quedarán mejor escribiendo sobre mujeres con las que sueñan, dirigiendo películas eróticas (o peor, rentándolas), pintando mujeres desnudas o dándole vuelo a la imaginación, maldiciendo su frustrada vida.

De acuerdo: muchas mujeres han soñado con su príncipe azul; pero esos tampoco se dejan ver.

 

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