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1261 25 Febrero 2013

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Carstens y su tormenta perfecta
Edilberto Cervantes

Monterrey.- Hace una semana, en Singapur, el gobernador del Banco de México expresó sus temores porque en su opinión se está formando la tormenta perfecta.

Al funcionario le gusta utilizar imágenes ajenas a la economía para expresar sus ideas respecto de la realidad económica. Hace algunos años postulaba que si a Estados Unidos le afectaba una pulmonía México sólo sufriría de un catarrito; además de que el pronóstico fue errado, el gobernador del Banco de México está obligado a explicar con razones y hechos lo que está pasando en la economía.

En esta ocasión se refiere a que se está formando una crisis financiera perfecta, provocada por las condiciones de la economía global y las políticas financieras recesivas aplicadas en los países desarrollados.

La declaración la formuló Carstens precisamente en Singapur, país que está experimentando una llegada masiva de capitales. El problema es que estos capitales no se invierten en proyectos productivos sino que son inversiones financieras que se concentran en valores gubernamentales.

Debido a que la tasa de interés en Europa, al igual que en los Estados Unidos, es mínima, los capitales especulativos se desplazan de un país a otro en búsqueda de un rendimiento positivo. 

El riesgo para los países receptores es de que en cualquier momento estos capitales pueden retirarse (sin ningún aviso de por medio) y provocar un verdadero colapso financiero.

Este es el caso de México. La tenencia de valores gubernamentales por inversionistas internacionales alcanzó un nivel récord histórico. Del total de instrumentos del gobierno mexicano que hay en el mercado financiero el 36 por ciento ya está en manos de extranjeros. Hace cinco años esa participación era de sólo un trece por ciento. En ese breve lapso se triplicó la presencia de estos “agentes financieros”.

El gobernador del Banco de México considera que se podrían estar formando “burbujas” (otra imagen literaria) sobre los precios de algunos activos financieros. Los activos del gobierno mexicano, entre otros.

El retiro de estos capitales especulativos podría darse cuando las economías centrales se recuperen y empiecen a elevar sus tasas de interés.

Para algunos analistas, sin embargo, ese peligro dicen que no está cercano. Estiman que no sucederá al menos en los próximos tres años. Como si tres años fueran mucho tiempo.

Lo peor es que ante las amenazas de la tormenta financiera perfecta los especialistas se declaran incompetentes para diseñar y proponer una estrategia para afrontarla. Coinciden, en ese sentido, con lo expresado por la directora del FMI de que frente a ésta tormenta no hay lugar en donde guarecerse.

No se atreven a actuar en contra del librito de texto neoliberal. Antes que “intervenir en los mercados” prefieren que las crisis desestabilizadoras vayan encontrando por sí solas un nuevo punto de equilibrio, así pasen años y el perjuicio social sea mayúsculo.    

Ya en otros países, como Inglaterra y Brasil por ejemplo, se han tomado medidas para regular los flujos de capital especulativo estableciendo un lapso obligatorio para permanecer en el país.

El gobernador del Banco México y algunos analistas mexicanos lo más que recomiendan es que el gobierno aplique una política de austeridad: una política financiera conservadora, que consiste en decir que el gobierno no tiene recursos y que no debe gastar un peso de más. Suena como una receta ya muy conocida en Grecia, España, los Estados Unidos.

La libertad de movimiento de los capitales especulativos les parece intocable. Hasta parece chiste: Oye Chano: ahí viene la tormenta; oye Chon: pero no hay nada que hacer.

 

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