LA VENTANA INVISIBLE                                          
Suspiros
Jorge Villalobos

Después del periplo vivencial postrero, y cual vástago de ejemplar parábola, recobro el tiempo que fue y que ahora sigue siendo en esta singular nave hecha de palabras que va, y continúa navegando, sin otro propósito que navegar… sólo eso.

Torreón.- Llamada desde Lerdo de una tía que pedía ayuda para abrir la casa que habita un primo enfermo de la vida y adicciones mil. Como sospeché, mi tocayo de cincuenta y tantos años yacía cadáver en su cama, envuelto como tamal en las cobijas. Congestión etílica. Sólo. Abandonado por su prole tiempo atrás. Asistido únicamente por la típica complicidad de la vieja madre que, sin saber, prolonga el padecimiento y contribuye al auto exterminio. El primo, un hombre joven aplastado por la enorme lápida del alcohol y las drogas, de la indiferencia, de la ignorancia. Como tantos caídos, ingresa a la estadística negra del olvido, de la omisión, como les sucede a estas otras víctimas de la sobredosis prolongada de injusticias, del exceso de ignominia, del consumo de sustancias jodidas para jodidos, de la condena que padecen legiones de enfermos debido a la persecución, a la locura guerrera-policíaca y del lucro.