LA VENTANA INVISIBLE
Hablen al 066
Jorge Villalobos

Torreón.- Pegada a su teléfono inteligente vía mano izquierda, hombro y mejilla, y con la otra extremidad larga y blanca esculcaba la ropa colgada en los expendedores de la tienda departamental.

Voz atiplada y con sonsonete aterciopelado de hidalga heredera muy segura de sí misma; movimientos certeros, rápidos, y como lapa el teléfono en su oreja y su lengua eléctrica que, repentinamente, se apagó.

Su cuerpo hizo alto y dejó la febril búsqueda congelándose como maniquí boquiabierto y fija mirada. Entonces me dirigí hacia las cajas de la tienda cuando alcancé a escuchar: “¿Aquí afuera? ¡Qué!” Silencio. “¿Mi papá?” Silencio. “¿Por qué aquí, por qué yo? Mami… No… No… ¿Por qué yo mami?” Sollozos.

Aceleré el paso con la intención de no darme cuenta de cuitas ajenas. Camino y percibo algo extraño en la tienda. Casi no hay nadie y alcanzo a observar a guardias de seguridad que se juntan en un rincón, atrás de las cajas registradoras. Me pongo alerta. Llego a la caja. Mientras pago veo a través de las grandes vidrieras, afuera del lugar, a la joven que hablaba por teléfono, misma que era abordada por unos sujetos cuyas manazas ya la sometían. Dos, a sus flancos y otro atrás de ellos, caminaron hacia una camioneta que en el estacionamiento los esperaba con tripulantes ostentando armas.

Alzaron en vilo a la joven mujer y la introdujeron violentamente al vehículo, retirándose del lugar, todo a un ritmo frenético. Veo a la empleada quien ha sido testigo y a los guardias de seguridad que se desguarecen y se ven azoradamente entre ellos sin decir palabra. Excepto la cajera quien balbuceó: “hablen al 066”.