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1271 11 Marzo 2013

 

Se los dije
Luis Villegas Montes

Chihuahua.- Pocas frases tan ofensivas en español como: “te lo dije”. “Te lo dije”, como el malévolo Cupido, bajo su pretendida inocencia, oculta en su carcaj un dardo emponzoñado o –mejor– una serie de ellos. “Te lo dije” es un modo sucinto de decir un montón de cosas. Primero: “eres un tarugo”; segundo: “soy más inteligente que tú”; tercero: “aparte de tarugo eres necio, ¿no te lo estoy diciendo? Y ahí vas”.

Pues bien: se los dije. Hace aproximadamente cuatro o cinco años, empecé a decírselos, pero como no atendieron ahí están los resultados. Si me hubieran hecho caso a mí –o ya puestos, a Manuel Espino, quien en 2009 señaló: “Las prácticas de corrupción, impunidad, represión, fraudes electorales, campañas sucias, imposiciones y otros vicios que caracterizan al Partido Acción Nacional (PAN) y sus gobiernos, sólo se explican por el abandono del ejercicio congruente de la política y por la consolidación de un pragmatismo extremo”–, otro gallo le cantara y tal vez, se habrían ahorrado el bochornoso espectáculo del domingo pasado.

El domingo, el líder del PAN, Gustavo Madero, públicamente expresó: “El PAN se desdibujó y fue una mala copia del PRI” (1), dicho así, como se lee; con todas sus letras. E incluso agregó: “En el ejercicio de gobierno se contaminó de todo aquello que criticó” (2).

Qué bueno que no lo oí; se me hubieran caído las orejas del asombro; habría andado yo por la vida como el Voldemort ése, el de Harry Potter; claro que él sin narices y yo sin orejas. Ya me veo con las orejas mochas y las tristes palabras de Gustavo Madero resonando en mis oídos. Resulta impensable imaginar, ahora o nunca, a un líder del blanquiazul, haciendo en público ese tipo de manifestaciones durante su mandato. Luego de eso, Madero deberá cuidarse las espaldas.

El último párrafo del artículo 13 de los Estatutos señala que se incurre en responsabilidad por realizar actos que afecten públicamente la imagen del PAN. Falta ver si no lo llaman a Comisión de Orden. A Manuel Espino lo echaron de sus filas precisamente por eso: por hocicón. Porque si hay algo que el PAN aborrece es que se ventilen públicamente sus vergüenzas. Si hay algo que un panista de pura cepa no perdona, es que los trapitos sucios no se laven en casa.

Por supuesto que no imagino a Gustavo Madero, un hombre frío y calculador, empresario exitoso como es, haciendo declaraciones a lo bestia; Madero sabe lo que dice y los riesgos que corre. Entonces, ¿por qué dijo lo que dijo? Madero se está acomodando. Considerando seriamente la reelección, Madero quiere volver a la senda tradicional.

No conozco, hasta ahora, un modo mejor de ilustrar la vocación del PAN que un chascarrilllo: un día de tantos, algunos mexicanos navegaban por el Caribe mexicano (en un yate que no era el de Elba Esther); el navío naufragó y los sobrevivientes fueron a dar a las playas de una isla desierta. Alguno de los sobrevivientes sugirió entonces: “Vayamos a buscar agua dulce”; y el único panista del grupo –que nunca faltan–, objetó: “No, no, no; primero es el orden; vamos a elegir gobierno”. “Más tarde; primero lo primero”, dijo otro náufrago, y agregó: “Además, es necesario buscar refugio”. “No, no; primero el gobierno”, insistió el panista. “Luego”; dijo un tercero, quien añadió: “Y habrá que hacer fuego; alguien debe ir a buscar leña”. Y el panista: “No, no; primero las elecciones”. A lo que todos lo voltearon a ver ya enojados y le dijeron: “Sé tú. Tú serás el gobierno”. Y dice el panista: “¡Ah no! ¡Yo quiero ser oposición!”. En resumen, ese es el PAN.

Madero está intentando reordenar sus mermadas huestes a partir de una autocrítica consistente (no le falta razón a lo que afirma), revivir el discurso que les fuera eficaz buena parte de su historia, retomar el rumbo de la decencia en el quehacer público, olvidarse de los 12 años de Fox-Calderón lo más pronto posible y volver a lo único que sí saben hacer (y con sobradas razones además): criticar al PRI y al gobierno a partir de una postura esquizoide –pues se trata de echarles hasta por debajo de la lengua, sin dejar de ser “leal oposición” u “oposición responsable” como les gusta autodefinirse–.

Y está bien; en política, la integridad, la honradez y la rectitud siempre serán valores deseables, queribles; siempre… siempre que vayan acompañados de la congruencia entre el decir y el hacer. Además de declaraciones grandilocuentes cargadas de expectativas venturosas, es necesario asear la casa, darle su podadita al césped, quitar las malas yerbas y limpiar la suciedad que dejaron doce años de alimañas, tepocatas y víboras prietas, azules (azul prieto).

Si no lo hacen; si la congruencia brilla por su ausencia, si el dicho del presidente del PAN se queda en el discurso y no aterriza en los hechos; si los ladrones, mentirosos, defraudadores, tramposos, simuladores e hipócritas que menudearon en las filas del partido se quedan tan campantes, el PAN seguirá siendo una mala copia del PRI en la derrota –tal y como lo fue en la victoria–.

No se vaya a decir luego que no se los dije, porque sí se los dije. Se los estoy diciendo.

 

luvimo6608@gmail.com
luvimo66_@hotmail.com

Notas

1.- Nota suscrita por Georgina Saldierna,  con el título: “Madero: AN se desdibujó y fue una mala copia del PRI”, publicada el 03 de marzo de 2013, en el periódico La Jornada.

2.- Ibidem.

3.- Palabras de Manuel Espino, en “La degradación panista”, artículo de Álvaro Delgado, publicado en la revista Proceso, número 1715. Pág. 36.

 

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