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1272 12 Marzo 2013

 

EL CRISTALAZO
La segunda orfandad
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Los cubanos conocen una interminable serie de tragedias sucesivas. Cuando no son los huracanes es el derrumbe de los afines, como en este caso. Ahora, con los fúnebres acontecimientos recientes, para usar una frase simplona, no se les cayó el muro de Berlín y con él la subvención soviética; se les murió el patrono venezolano.

Por eso, de entre todos los duelos mundiales por el fallecimiento de Hugo Chávez, quizá el más sincero de todos, por las visibles evidencias de su consecuencia, sea el del gobierno cubano.

Conocer la opinión de todo el pueblo cubano es una tarea muy compleja. Podemos, eso sí, saber los pensamientos del politburó cubano y de algunos ciudadanos de manera aislada o –si nos sorbemos el pulgar–, hacerle caso a las blogueras patrocinadas por Estados Unidos o escuchar las voces del exilio de Miami. Pero ninguno de esos representa al pueblo, esa entidad abstracta en la cual todos se apoyan para justificar sus propios deseos.

Sin embargo veamos la hondura de la tragedia desde el punto de vista oficial. El único perdurable. Dijo “Granma”:

“El pueblo cubano lo siente como uno de sus más destacados hijos y lo ha admirado, seguido y querido como propio. ¡Chávez es también cubano! Sintió en su carne nuestras dificultades y problemas e hizo cuanto pudo, con extraordinaria generosidad, especialmente en los años más duros del período especial. Acompañó a Fidel como un hijo verdadero y su amistad con Raúl fue entrañable.

“Brilló en las batallas internacionales frente al imperialismo, siempre en defensa de los pobres, de los trabajadores, de nuestros pueblos. Enardecido, persuasivo, elocuente, ingenioso y emocionante, habló desde las entrañas de los pueblos, cantó nuestras alegrías, y declamó nuestros versos apasionados con perenne optimismo.

“Las decenas de miles de cubanos que laboran en Venezuela le rendirán homenaje con el ferviente cumplimiento del deber internacionalista y seguirán acompañando con honor y altruismo la epopeya del pueblo bolivariano.

“Cuba guardará eterna lealtad a la memoria y al legado del Comandante Presidente Chávez y persistirá en sus ideales de unidad de las fuerzas revolucionarias y de integración e independencia de Nuestra América.

“Su ejemplo nos conducirá en las próximas batallas.

 

“¡Hasta la victoria siempre!”

En todo ese miserere tan sentido, hay una frase muy notable: “hizo cuanto pudo, con especial generosidad, especialmente en los años más duros del periodo especial”.

¿Cómo explicar el periodo especial?, ¿cuál es el significado de esto?

Se le podría definir con una sola expresión: una economía de guerra. Los defensores de la revolución le agregarían y de bloqueo, de sitio, de acoso, de agresión. Y quizá en todo esto acierten. Pero la realidad del periodo especial fue el cese de flujos de capital hacia una economía endémicamente incapaz de generarlos por sí misma.

Y lo único para vender; era el paisaje. Y a eso se dedicaron. Por eso vino esa segunda forma de la intervención española. Las inversiones turísticas. La revolución dio un vuelco: de la Sierra Maestra al filete de sierra al “maitre”.

Pero lo más especial de ese periodo, cuya fecha de inicio podríamos ubicar en los años noventa, fue la pérdida abrupta y sin compensaciones de su sistema de relación económica con la URSS (ya ni URSS queda) y el bloque socialista (ya ni bloque socialista queda). Y como los males no llegan solos, pues fue necesario soportar las leyes Helms-Burton y Torricelli, con las cuales el bloqueo estadunidense se intensificó.

En ese contexto pareció como un salvador, Hugo Chávez con sus infatigables chorros de petróleo y sus ríos de divisas. Las cosas medio se enderezaron. Y digo medio.

Pero ahora las cosas dependen de Nicolás Maduro y el curso descendente, necesariamente hacia abajo, de la revolución Bolivariana y su costoso internacionalismo.

“El pueblo cubano –dice la única prensa insular–, lo siente como uno de sus más destacados hijos y lo ha admirado, seguido y querido como propio.

“¡Chávez es también cubano!

Y todo eso está muy bien, ¿pero será Maduro capaz de asumirse también como hijo de Fidel o tendrá a su vez otro papá y otra mamá?

Pronto lo veremos.

 

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