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1278 20 Marzo 2013

 

Insensibilidad educativa o incapacidad asertiva
José Antonio Villalobos

Tan sólo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él.
Kant

Monterrey.- Hoy en día no cabe duda que hablando de educación pública en México, algo hemos hecho mal, muy mal, por lo menos los últimos 20 años; en eso coincidimos. En que es impostergable corregir el rumbo, también coincidimos. En lo que parecen existir diferencias irreconciliables es en el cómo pretende el gobierno federal asumir el hecho de reparar el daño que sufre el tejido social, producto de erróneas, incluso diría, ausentes políticas educativas.

La educación vista como proceso de formación y transformación social para generar oportunidades de movilidad social, perece ser un esquema obsoleto, hoy día lo in es ver los servicios públicos como la salud y la educación desde una perspectiva empresarial, o por lo menos mercantilista, donde el alumno más que el padre de familia es visto como “cliente” y, desde esa perspectiva minimalista, rayando en lo electoral, “el cliente siempre tiene la razón”, y el profesor ha pasado ahora a ser un prestador de servicios que puede llegar a ser reemplazado, siempre que la integridad del cliente así lo requiera.

La sociedad actual requiere mano de obra eficiente y disponible, la mujer de hoy ha pasado de reclamar igualdad de derechos, equidad de oportunidades, a una franca competencia profesional y política, dejando la realización personal y familiar postergada para una edad más madura, incluso delegando parte de sus responsabilidades en ese rol.

Es así como estamos frente al escenario donde las madres de familia ya no delegan el cuidado a las abuelas o a las tías porque cada cual está viviendo su propia situación. Entonces se requiere de guarderías y escuelas que satisfagan la necesidad del horario laboral de esa madre trabajadora. Dicho sencillamente, los niños de hoy pasan más horas del día en la escuela que con la familia, porque así lo requiere mamá. Incluso pocas madres de familia se dan tiempo para sentarse a la mesa a revisar las tareas escolares, luego entonces, mamá requiere escuelas y maestros flexibles a sus necesidades.

Es en éste marco donde surge una más de las absurdas incoherencias y ofertas asistencialistas de la Secretaría de Educación. Los niños pequeños no deberán ser sometidos al estrés que le significa la evaluación y una posterior “etiqueta” de alumno como insuficiente o elemental.

Mientras eso ocurre, Secretaría de Educación determina que no es ético que un alumno conozca el nivel o estándar de aprovechamiento, pues no merece cargar con una “clasificación inadecuada”, que le significaría una lápida a cargar y no hay ningún niño que merezca recibir ese calificativo. Mientras eso sucede y la Secretaría determina concluir la operación y aplicación del Acuerdo 648, que establece que la evaluación de los alumnos de preescolar se define en 4 niveles de competencia: destacado, satisfactorio, suficiente e insuficiente. La misma Secretaría de Educación insiste en que al profesor se le debe evaluar y ratificar o restringir su contrato laboral según el rendimiento de sus alumnos.

En el mismo reciente comunicado, la SEP determina que los alumnos de primer grado de primaria no serán sujetos a calificación reprobatoria, que el 100 por ciento de ellos deberán ser promovidos sólo por cumplir mínimamente con el porcentaje de asistencia, sólo por asistir ya debe ser promovido a segundo grado, mientras que el alumno de segundo grado deberá justificar haber aprendido a leer y escribir para ser promovido a tercer grado, siempre y cuando obtenga un promedio mínimo de 6, lo cual se convierte en una clara contradicción, pues los primeros años son precisamente cuando se forja el carácter y los hábitos que se desprenden del carácter formativo de la educación básica.

¿Cómo llegarán esos alumnos a cuarto o quinto grado de primaria?, ¿serán responsables y dedicados a sus estudios?, agregando a lo anterior el escenario de que todas las escuelas serán de jornada de horario ampliado u horario completo, sin contar muchos de los planteles con el mínimo indispensable en sus instalaciones para brindar ese servicio; sin resaltar el enredo o sinsentido discursivo de las cuotas o aportaciones voluntarias.

Por un lado, dicen no ser obligación del padre alguna aportación a los directivos del plantel, por otro lado, dicen al directivo: “Ahí está el plantel, debes brindar ese servicio escolar, organízate con los padres de familia para autónomamente decidir cómo y en qué resolver juntos las necesidades del plantel”, al tiempo que se cierran turnos vespertinos, se amontonan todos los alumnos en el turno matutino, directivos y profesores son presionados a incorporarse al esquema de escuelas de jornada ampliada, sin precisar claramente las condiciones en que ello suceda.

El argumento, infantil por demás, es: “la reglamentación ha sido modificada y aún no la envían de la Ciudad de México”, ¿si el maestro alarga su jornada, se incrementa su percepción?, ¿eso impacta a otras prestaciones?

Entonces ahora entiendo el knock out a Elba y al SNTE; Secretaría está enviando al maestro a la guerra sin fusil, y hace caso omiso de todas las voces que claman que el maestro no ha sido considerado en cada una de esas determinaciones. El maestro no es consultado y como se considera no dañar la autoestima de los pequeños alumnos, una y otra serie de arbitrariedades y contradicciones políticas más que educativas son impuestas al gremio.

Al fin y al cabo más mamás contentas por la guardería gratis, redunda en más votos cautivos. Mientras, las maestras enfrentan su propio dilema, también son madres de familia y a ellas el gobierno no les resuelve esa situación de guarderías sin costo (las existentes son insuficientes).

Mientras el magisterio se repliega y afina estrategias para continuar en la defensa de algo que parece ya perdido, gritar y exigir sus demandas es tanto como gritarle a una serpiente, consciente de que ésta es sorda, como todas las de su especie, rastrera, sangre fría y siempre alerta, sabiendo que es la imagen, el movimiento de la flauta, lo que le encanta y no el sonido.

Entonces, tal vez sí sea tiempo de movilización y así atraer la atención de la serpiente y tal vez, sólo tal vez, atienda al punto de vista de quien sí sabe de educación, del maestro de base organizado en su sindicato, sea cual sea la corriente o fracción ideológica que impere en el magisterio, por la reivindicación social de la labor docente.

Un dato para quienes insisten en comparaciones, por ejemplo, la clásica; con Finlandia: en esa nación ser profesor de educación básica está considerado entre las primeras 25 mejores profesiones por su paga y reconocimiento social, y en México, ¿qué tal está posicionado ser maestro de escuela pública?

 

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