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1281 25 Marzo 2013

 

EN LAS NUBES
El que peca y ora
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Como dijera el extinto abogado Andrés Iglesias Baillet: “el que peca y ora, empata”. Así le pasa al gobierno federal y a los estatales y municipales. Cometen pecado tras pecado, cada seis años algunos y tres los otros. No se arrepienten. Rezan. Equilibran. Pero se llevan lo obtenido, bien o mal, porque “lo cáido, cáido”. Y no los obligan a revelar sus presuntas fechorías. Menos su identidad. Dan a conocer, por obligación, lo que obtuvieron, pero nadie les cree.

Hoy, por ello, en el congreso se les exige pormenorizar sus bienes, pesos y centavos. No es de risa, sino de carcajada. Grito en el desierto. En tanto las organizaciones no gubernamentales (ONG), exigen, justamente, que cuando se detenga a persona alguna, culpable o no de algún ilícito, no se le exhiba ante la opinión pública. Porque se comete escarnio. Viola los derechos humanos en general y en particular la vida privada, intimidad, honra y reputación.

Cuántas personas, acusadas injustificadamente han pasado por tal ludibrio, al igual que su familia o allegados, sin que nadie, menos las autoridades, acepten la responsabilidad. Ni tampoco lo admitirán. Aducen que la demanda sería como los muros del cementerio, un gasto inútil: porque los que están adentro no pueden salir y los que están afuera no quieren entrar.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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