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1299 18 Abril 2013

 

EL CRISTALAZO 
Margarita Zavala
Rafael Cardona

Monterrey.- Para nadie es un secreto la funcionalidad paralela en el matrimonio Calderón-Zavala. Notable relación en la cual se mezclan lo político y lo familiar de manera ineludible con todo un entramado en cuya hilatura se mezclan hermanas, primos, primas, cuñados y demás. No es un mero asunto de nepotismo, aun cuando mucho de eso hubo en el sexenio anterior (¿me oye Cocoa?); es más bien un clan.

Hoy, desde la distancia bostoniana donde se ha atrincherado el ex presidente (el “Smartphone” y el “Tuiter” hacen menos evidente el exilio), la familia irrumpe de nuevo mediante el aparentemente inocuo disfraz de la prensa “apolítica”. Pero veamos primero algunos antecedentes:

En mayo del 2011, en la revista Quién, Calderón conversó así con Ana de la Reguera súbitamente transformada en entrevistadora:

–He tenido la oportunidad de pasar un tiempo con Margarita –le decía la hermosa actriz–, creo que ha realizado un excelente trabajo como primera dama, muy discreta. ¿La ve usted como futura candidata? Porque le queda chico todo su rol tradicional.

–Margarita es una persona muy inteligente, muy buena persona, noble, sencilla, tiene todos los atributos, y la verdad sí la veo como candidata. No ahora, evidentemente, hemos hablado de eso, pero sí en el futuro –respondió FCH con un evidente orgullo conyugal y de continuidad familiar. El linaje y el maridaje–.

Ahora, casi dos años después, en la misma revista de rosáceas páginas del corazón, los Calderón-Zavala inician su camino, si no para la presidencia, sí para el mando en Acción Nacional.

Mientras el PAN se encuentra destrozado, sin rumbo y sin escenario fuera del salvífico “Pacto por México”; Margarita lanza una tabla en medio del naufragio y se presenta, sin mencionar palabra, para cuando vengan los tironeos por el relevo de la jefatura nacional.

Una vez más la ya dicha revista Quién se presta como promotora de la maltrecha pareja y con el baladí pretexto de una supuesta amistad con Michelle Obama, la señora Zavala Calderón se presenta como autora de una semblanza de la Primera Dama de Estados Unidos, escrita en tonos de insuperable elogio, pero cuya intención verdadera es colgarse ella misma esas medallas. Nosotras, somos así.

El texto es una nadería. Esta escrito de manera superficial, como le conviene y place a sus lectores pero en medio de todo ese candor se esconden las primeras armas de una bien montada campaña de posicionamiento político.

El mensaje entre líneas es simple: si Michelle Obama es –como veremos adelante– un dechado de perfección y Margarita es su amiga, pues ambas deben compartir las mismas características. Es el autoelogio por comparación.

Veamos. No sé si la señora Margarita haya escrito este texto tan similar en su “estilo” al resto de las páginas de la revista. Se trata de una redacción simple, sin mayor relieve con base en una “entrega” (no se dice cómo) reescrita por Nacho Lozano, quien es además el editor político de la publicación.

El pretexto para la irrupción de doña Margarita en el ámbito editorial es ramplón: “…la ex primera dama de México nos cuenta cómo fueron sus encuentros con la hoy (¿antes no?) muy influyente esposa del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien visitará México en mayo”.

“…Michelle Obama es una mujer del siglo XXI. Y por si fuera poco (sí; realmente, ser del siglo XXI resulta siempre poco, especialmente para el siglo XXII), es muy simpática, amable, sencilla y a mi me cae muy bien”.

Con esos pertrechos, tras relatar cómo evalúan las encuestas a la señora Obama, cómo sus conciudadanos la ponen por encima de su esposo (como aquí sucedía), cuánto la estiman y la quieren, y en cuan alta proporción califican su obra y su persona (hasta caerle bien a la confidente), se inicia la exaltación por comparación:

“Margarita (dice el redactor NL) tiene mucho en común con Michelle:

“…las dos somos abogadas, tenemos la misma edad, tenemos hijos, somos esposas de políticos –presidente de Estados Unidos y ex presidente de México– y somos mujeres que siempre hemos trabajado afuera de casa. Compartimos la manera de ver muchas cosas”.

Evidentemente este espejo de afinidades no persigue sino el fin ya dicho, reforzado con esta sutileza:

“Aunque no se ha delineado la agenda (o la revista no sabe todavía cómo se ha “delineado”) si Michelle viene se reuniría por primera vez con Angélica Rivera, esposa del Presidente Enrique Peña Nieto. Pero por ahora queda el testimonio de Margarita Zavala sobre la influyente Michelle Obama a quien quizá un día llamemos “señora presidenta”. ¿A cual de las dos?

División
Escribí hace unos días sobre la división electoral de un país y sus consecuencias en el alza de la violencia. Obviamente me refería, como un mal augurio, al caso venezolano. Una lectora complementa:

“…en su frase ‘como un paréntesis expongo…’ y terminas ‘después vino el baño de sangre cuyas regaderas no se cierran todavía’”.

“En el caso de Venezuela la violencia era ya alta y durante el chavismo no sólo no disminuyó, sino que se ha incrementado al punto tal de que arroja un saldo promedio de 55 muertes por día.

“En el 2010 los muertos fueron 14 mil; en el 2011 más de 19 mil y así siguieron en el 2012, homicidios con una tasa más de 60 por cada 100 mil habitantes, es decir al baño de sangre ya están acostumbrados y sólo ha seguido en ascenso.

“En 1990 era de 13 por cada 100 mil habitantes, en el 2000 llegaba al 33 por cada 100 mil; en el 2008, 48, hasta las actuales. Con la anuencia y la complicidad de generales venezolanos, las FARC cruzan toneladas de cocaína a través de México hacia EEUU. Por ende pasan por México.

 

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