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1299 18 Abril 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
La fabricación de culpables
Francisco Gómez Maza

Testigos protegidos, una vasca
Arraigo, y los presuntos culpables

Ciudad de México.- Las figuras del testigo protegido y el arraigo se usan, en el fallido sistema de procuración de justicia mexicano, para violentar la dignidad del individuo que ya de entrada es presunto culpable. Qué indignante que el acusado tenga que probar su inocencia, cuando tendría que ser el juez quien probara que el inocente es culpable.

Viene al caso la observación frente a innumerables casos en los que el Ministerio Público entrega a la justicia a personas ya condenadas sin juicio. La justicia mexicana está plagada de esos casos de injusticia, que el propio procurador general, Jesús Murillo Karam, ha lamentado y condenado y ha advertido que se tienen que cambiar.

El más reciente es el del ex subprocurador de la ex Siedo (Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada), Noé Ramírez Mandujano que, acusado de ser agente del narcotráfico y de que presuntamente recibía millonarios sobornos de organizaciones criminales, pasó casi un sexenio embotellado y que esta semana fue “declarado inocente”, absuelto, por un juez federal, en base a que los “testimonios” (falsedades aceptadas como pruebas por el Ministerio Público) del testigo protegido, que lo involucró a él y a otro tanto de sus colaboradores, no tenían ningún sustento. Y la información para que la Procuraduría General aprehendiera a don Noé Ramírez Mandujano provino de agencias antidrogas de Estados Unidos.

Un sistema penal injusto. El procurador Murillo Karam lo dijo el 12 de abril en Sinaloa en una de los foros para integrar el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

“Vamos a cambiar un sistema que, tengo que decírselos con toda franqueza, fue muy útil durante mucho tiempo en casi todas las partes del mundo. (Pero) Creo que la modernidad, la creación de nuevos mecanismos, incluso de comunicación, la posibilidad tecnológica de hacer justicia, lo fueron convirtiendo en anacrónico y, en algunos casos, fueron mostrando también las partes injustas o inequitativas que tenía.

“Queremos cambiar un sistema penal que se sustentaba fundamentalmente en un proceso muy largo, muy burocratizado, muy cargado de documentos, muy alejado de la persona que tenía que tomar la decisión sobre algo tan importante como la inocencia o la culpabilidad”. 

El procurador general es muy claro: convertir al sistema penal en un sistema que permita ser muy ágiles, ser más justos, ser más respetuosos de principios fundamentales del derecho como la presunción de la inocencia.

Los mecanismos concretos para la injusticia y la inequidad han sido, en México, sobre todo ahora que están de moda los delitos de delincuencia organizada y narcotráfico, los testigos protegidos y el arraigo, que son injustamente legales. Ya puede ser el testigo protegido un criminal de criminales, si se presta para denuncias, para implicar, para involucrar a otros. El gobierno mexicano lo trata muy bien. Y presuntos culpables, con eso de que los jueces le tumban a Ministerio Público sus acusaciones por expedientes sin sustento, se pasan temporadas arraigados sin que su caso sea presentado ante los juzgados. 

Hay que revisar ambas figuras, como lo advirtió el subprocurador de derechos humanos, Ricardo García Cervantes, con miras a perfeccionar la procuración de la justicia.

En estos momentos hay un gran debate en los corrillos del Congreso sobre estos asuntos bochornosos, vergonzosos. La discusión pasa por posiciones que implican esperar a que se ponga en marcha el nuevo sistema penal acusatorio (con lo que desaparecería el arraigo ipso facto), o posiciones de eliminarlo absolutamente, desde ya, pasando por posiciones intermedias, que hacen más rigurosa la solicitud del MP al juez de otorgarlo.

Tendrá que haber un justo medio.

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fgomezmaza@analisisafondo.com

 

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