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1300 19 Abril 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
Una nueva historia
Francisco Gómez Maza

La intrigante presencia de Obama en México
El asunto más sensible: la violencia criminal

Ciudad de México.- Un grupo de emisarios, comandado por el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, está el Washington, la capital del imperio, desde hace por lo menos cuatro días, preparando con sus colegas de la Casa Blanca la agenda del encuentro Barack Obama-Enrique Peña Nieto en la visita de estado que el estadounidense realizará a ciudad de México los días 2 y 3 del inminente mayo.

Destaca, obviamente, el tema de la seguridad pública y del apoyo que el gobierno estadounidense otorgaba a aquellos que hacían la guerra a los cárteles del narco y los grupos de la delincuencia organizada. Ayuda que los gringos daban al gobierno mexicano a través de la fallida Iniciativa Mérida que desparramó ingentes recursos contantes y sonantes y equipo de transporte entre otras vituallas para guerrear.

Ahora, el encargado de la estrategia de seguridad interior, Osorio Chong, le planteó a Washington una política bastante diferente por lo menos en el discurso. Ahora, contra el espíritu guerrero de la Casa Blanca, el gobierno de México les presenta a los políticos de Washington lo que para ellos es una novedad y una estrategia heterodoxa.

En base a que la violencia no se combate con más violencia, si los estadounidenses están dispuestos a continuar invirtiendo recursos en el combate a la inseguridad, tendrán que aceptar la solicitud de Osorio Chong en el sentido de que los recursos de la iniciativa Mérida, en buena parte, sean destinados a “prevenir el crimen”, de acuerdo con el discurso del gobierno de Enrique Peña Nieto.

El propio ex gobernador del estado de Hidalgo, y hombre fuerte del gobierno priista inaugurado el primero de diciembre de 2012, acordó con su homóloga estadounidense, la secretaria de Seguridad Janet Napolitano, el establecimiento de una mesa de trabajo para dar salida a los asuntos archivados (por decisión de Washington) de la Iniciativa. El más importante es el de los recursos, que rozaban en el pasado inmediato en unos mil y tantos millones de dólares. Ayer jueves, el propio Osorio Chong lo dijo en Washington ante académicos participantes en un foro del Centro Woodrow: “Son recursos muy importantes, que queremos ocupar de la mejor manera”.

El 10 de abril, Barack Obama pidió al Congreso poquito más de 200 millones de dólares para apoyar a México en el año fiscal 2014, no sólo para la política mexicana antidrogas, sino también para “el desarrollo”.

Claro que esta solicitud del presidente Obama tiene que pasar la prueba de ácido en el Senado y en la Cámara de Representantes de Capitol Hill y de ser aprobada, destinaría unos 148 millones. Los legisladores estadounidense la marcarían bajo el rubro de “Control Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley (Incle)”. Y el resto, para programas de desarrollo económico y social aún no especificados.

Los estadounidenses están seguros de que ellos avizoran una “nueva historia” sobre México; perciben aspectos positivos de la economía, de la cooperación y del futuro del país, que se desconocen en estados. Esa es la percepción de los vecinos del norte. La visión de millones de mexicanos es diametralmente distinta.

Lo cierto es que, con apoyo o sin apoyo del gobierno estadounidense, la violencia criminal no amainará en México, si no se coordinan todos los que tienen que ver con la política de seguridad pública. Porque eso de la prevención no deja de ser un poema, mientras no se destine toda la fuerza del estado a retejer el roto tejido económico y social roto por el egoísmo y la avaricia de unos cuantos.

fgomezmaza@analisisafondo.com
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