HORIZONTE CIUDADANO
Hablemos del trabajo
Rosa Esther Beltrán

Saltillo.- Hoy es el Día Internacional del Trabajo. Mundialmente se ha convertido en un día que evidencia la indignación y el desastre que vive la clase trabajadora y su hartazgo ante la violencia, el desempleo, el subempleo y los ínfimos salarios de la mayor parte de quienes aún reciben una remuneración regular.

El denominador común de las movilizaciones de los trabajadores y desempleados es el repudio a un modelo económico neoliberal que se ceba en el sacrificio del bienestar de las mayorías con el fin de apaciguar la voracidad de los capitales financieros trasnacionales que encarnan los “mercados”.

La estrategia de “reajustes” ha resultado devastadora en todo el orbe, un ejemplo descarnado es España con más de 6 millones de desempleados. De ésos, el 57 por ciento son menores de 25 años, cantidades que esta semana han sido reconocidas por el presidente Mariano Rajoy.

En México las cifras de desocupados se acercan a los 3 millones, pero el drama de nuestro país es que la economía informal representa el 60 por ciento de la población económicamente activa. Aquí, la economía de la informalidad es lo formal ya que, según las cifras, del INEGI, en 2012 el número de personas trabajando en la informalidad sumaban 28.9 millones, es decir, 6 de cada 10 trabajadores laboran sin seguridad social, sin salario fijo y sin ningún tipo de prestaciones y, por supuesto, no tendrán derecho a una mínima pensión al llegar a la vejez.

Hasta ahora, la economía informal es el refugio de las familias para mejorar sus ingresos ante los bajos salarios, de manera que se ha convertido en el motor de la generación de puestos de trabajo, pero para el fisco es un enorme problema, porque es un área que no genera impuestos y lo peor es que crece sin pausa.

Indicadores del propio INEGI contenidos en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo revelan que tres de cada 10 trabajadores
perciben dos salarios mínimos o menos; casi uno de cada dos carece de acceso a instituciones públicas de salud, y cuatro de cada diez carecen de prestaciones laborales.

Además, este Día del Trabajo, el gobierno federal tiene encima las protestas y demandas de los maestros en contra de una reforma educativa que los ignoró, que es regresiva, unilateral y punitiva en cuanto al derecho de la seguridad en el empleo, violando con ello garantías del artículo 123 constitucional.

Aseguran juristas expertos que la reforma educativa viola tratados y acuerdos internacionales en materia de derechos humanos y laborales y pone en condiciones de vulnerabilidad a los maestros, pues se les niega el derecho de audiencia y a objetar cualquier etapa de su evaluación, así como la inamovilidad en el empleo y la protección del artículo 123 constitucional.

Por ello, más de 200 mil profesores, tanto de los afiliados al SNTE, como a la CNTE, han recurrido al amparo, porque con la reforma el gobierno federal a través de la SEP podrá imponer de manera unilateral las condiciones de ingreso, permanencia y separación del servicio educativo, creando de forma velada un apartado C del artículo 123 constitucional; así, profesores de al menos 11 entidades de la federación se están acogiendo al amparo.

Hoy los maestros tomarán las calles en todo el país para exigir un alto a la criminalización de su protesta, defender la educación en beneficio de los alumnos, rescatar al SNTE de los delincuentes gordillistas enemigos del magisterio nacional y desterrar las reformas apócrifas y el saqueo del país, ya que el gobierno, la mayoría de los medios de comunicación y algunas de las grandes empresas auspician las campañas de odio contra el magisterio democrático que legítimamente defiende sus derechos y la impartición de una educación laica, gratuita y obligatoria.

Los maestros están con las grandes mayorías de este país, por la defensa de sus derechos, por echar abajo las reformas depredadoras: la laboral, la educativa, la energética, la alimentaria-transgénica, la del artículo 27 y la venta de las playas mexicanas a extranjeros, contra el IVA a medicinas, alimentos y libros; por detener los gasolinazos, el incremento a los artículos y servicios de primera necesidad y a frenar la represión. Por trabajos y salarios justos y contra las sanguijuelas de los líderes sindicales charros.