Sí que estamos jodidos
Hugo L. del Río

Monterrey.- Éramos muchos y parió la nieta de doce años. En Nuevo León una tercera parte de las niñas y jovencitas son madres antes de cumplir los 16 años y tienen de dos a tres hijos al llegar a los 21. Los abuelos ahora son de 32 años, porque el problema se hereda de generación en generación. Con tantas píldoras, dispositivos y condones, ¿cómo puede suceder esto? ¿Falta de educación, concretamente de educación sexual? Algo hay de eso, pero creo que el meollo del asunto está en el desinterés o ignorancia de los padres.

Nos preocupa mucho la instrucción escolar de los niños, pero pienso que en realidad debemos empezar por papá y mamá, a quienes los peques imitan en actos y palabras. En el resto del país la crisis –porque lo es— resulta más grave. Es común saber de niñas de catorce años con hijos de dos años. En 2011 hubo 480 mil chicuelas que se convirtieron en madres solteras. A casi todas la familia las echó a la calle. Ese año, de dos millones y medio de embarazos el 19.3 por ciento correspondieron a mocosuelas y menores de edad. Naturalmente, el 83 por ciento de estas madres adolescentes no vuelven a la escuela. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición nos dice que el 23 por ciento de chavalitas y chavalas de diez a 19 años tienen relaciones sexuales de manera rutinaria. De este 23, el 51 por ciento quedan preñadas.

Los datos confirman el fracaso de una sociedad en la formación de los hijos, la enseñanza del sexo seguro y el aislamiento y desinformación del mexicano. Es una derrota de todos los medios de comunicación y de quienes trabajamos en ellos: nuestro mensaje no llega a la gente. Ya lo advirtió Octavio Paz en su Laberinto: “El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos, también, de sí mismo”.

Pie de página: El gobierno dirá misa en arameo, pero la economía está en caída libre. Desde 1980 nuestro crecimiento anual es de 2.4 por ciento, en contraste con Chile, para mencionar sólo un ejemplo, que alcanza de manera sostenida un cuatro por ciento. En productividad nos va peor: 0.7 por ciento ante 2.4 por ciento –al año– de Chile. Los datos los dio a conocer el mero mero petatero de Hacienda, Luis Videgaray, en un reality show que montaron con el surrealista título de Programa Nacional de Desarrollo. Ozú, si que estamos jodidos.