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1334 6 Junio 2013

 

El Pacto del Tequila y las Carnitas
Hugo L. del Río

Monterrey.- Los diplomáticos y especialistas mexicanos en política exterior cometieron un gravísimo error al aceptar la tesis de Pekín de “una sola China”. Esto es, México reconoció que el gobierno chino tiene derecho a ejercer su hegemonía sobre Taiwán y el Tibet. Compramos pleitos ajenos a un precio muy alto.

No nos corresponde, oficialmente, ni siquiera opinar sobre problemas tan espinosos. Las relaciones entre China, Taiwán y el Tibet son asunto que deben discutir entre sí los chinos, los taiwanesas y los tibetanos. Son muy discutibles los argumentos que plantea Pekín para reclamar Taiwán, donde desde fines de los cuarenta del siglo pasado se formó otro Estado. En cuanto al Tibet, todos sabemos que es un pequeño país ocupado militarmente por China.

Y pensar que no hace muchos años México era uno de los más enérgicos defensores de la autodeterminación y la soberanía. El Presidente Enrique Peña Nieto también tuvo su desliz, y no es del todo insignificante. Los vínculos entre México y el antiguo Celeste Imperio, dijo EPN, son “de hermandad”. Vamos, no es para tanto. Tratamos al Presidente chino Xi Jingping y a su esposa, la señora Peng Liyuan como si fueran semidioses, y nos obstinamos en anticipar el futuro al insistir en todos los tonos que China será la principal potencia del mundo, como si al decir esto justificáramos nuestra irresistible tendencia a la lambisconería. No hay que dejarse apantallar.

Hoy por hoy, China es una nación con cierto músculo, pero no llega al nivel de Francia o el Reino Unido. Pekín es lo que en geopolítica se llama “monstruo de tierra”: su presencia naval se limita a un portaviones, venerable por su antigüedad, que Ucrania ofreció en venta de saldo o alquiler barato sin fiador; y sin dominio de los mares no hay gran cosa que hacer en este planeta.

Los medios de información dóciles a Los Pinos anunciaron, como si de gran cosa se tratara, que por lo pronto México y China acordaron un intercambio comercial de mil millones de dólares. Bah: ellos nos venden 50 mil millones de papeles verdes al año –36 mil, según el diario militar chino– y nos compran 300. Eso sí, ya firmamos lo que pasa a la Historia como el Pacto del Tequila y las Carnitas, y Peña Nieto le habrá prometido a Xi Jingpin que no recibirá al Dalai Lama.

Ahora tenemos que pedirle permiso a Pekín para que nos autorice a invitar o dejar entrar a México a zutano o a mengano. Siento, como escribió López Velarde, “una íntima tristeza reaccionaria “(aunque no lo soy) al ver la proclividad del Estado mexicano a lamer botas de extranjeros, sean gringos o chinos.

Pie de página

¿Equidad de género? Trece millones de mexicanas viven en el campo. De ellas, sólo 610 mil son dueñas de las tierras que trabajan.

 

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