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1357 9 Julio 2013

 

EN LAS NUBES
Sigue tus sueños, Juan
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Sólo faltó al presidente de la Suprema Corte, don Juan Silva Meza, recordar a los casi cinco mil impartidores de justicia, que cada quién tiene lo que se merece.

Pidió, antes, mantener una conducta irreprochable ante los ciudadanos que claman comportamiento sin mácula al aplicar las leyes. Reclaman honestidad, como si tuvieran conocimiento de actos de prevaricación.

El mentor que recuerda sus obligaciones a los alumnos, el que, sin calificación, los hizo sentir más pecadores que los procesados. No olvidan que el jurista más importante del sistema judicial del país, dirige también el Consejo de la Judicatura Federal, organismo que debe mantener incólume al sistema judicial. Y la prerrogativa de sancionar, inclusive consignar, a funcionario que falle en su acometida.

Pero aún no lo hace. O no quiere. Conminó también a los hombres de negro, a aceptar los límites severos que implica esta grave responsabilidad, en la forma como deciden sobre su patrimonio, su vida, su libertad y su historia personal. Muchos no cumplen a cabalidad.

Son libres, con responsabilidades, respeto y congruencia. Con el tiempo, aprenden que las acciones erróneas en un momento de ira, lastiman durante toda la vida. Hieren sus ofensas. Obligó a que los migrantes detenidos tengan el asesoramiento de sus consulados, intérpretes para sus lenguas, dialectos o idiomas. Mejorar a los detenidos su defensa al ponerles un defensor de oficio. Y no como sucede en ámbitos internacionales, que los perjudican.

Nadie duda de que el presidente del Máximo Tribunal de la Nación, aludió a quien, aún siendo ministro en retiro, ofende a la sociedad.

Quedó al descubierto la inmundicia en que vive. El uso de su influencia para someter a las mujeres, con las que procreó vástagos. Y la indiferencia judicial en éste sonado caso. Estremece a la sociedad que demanda congruencia en su proceder público y privado. Incluso en el retiro, con sueldo de nosotros, contribuyentes, a quienes falla.

Silva Mesa no se quedó corto al advertir a los setenta nuevos impartidores de justicia admitidos ayer, que deben evitar la impunidad, el cohecho y erradicar la desigualdad ante la ley. Recordó a la familia jurídica en funciones, que su única sumisión debe ser a la Carta Magna y a las leyes. Un reclamo que hizo meditar profundamente que el saber es su mejor arma. Y la limpieza de ella, preserva su integridad.

Que la sociedad espera de ellos mano de hierro contra quien trasgrede la vida, vulnera a la sociedad y crea, como hoy sucede, la desazón general. Deben trabajar en bien de los derechos humanos. No a favor del dinero, que a muchos, por desgracia, los convence en su peregrinar por esta vida, al precio que sea, en detrimento de los suyos y del ciudadano que aún cree en casi todos.

Silva Mesa, digno representante judicial, también está seguro de que le harán caso, “Sigue tus sueños, Juan y no decaigas en el intento”.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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