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1361 15 Julio 2013

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Europa en crisis
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En los últimos meses, las noticias de los problemas financieros de Grecia, Italia, España, entre otros países europeos, ocuparon la atención pública por las drásticas medidas que han aplicado los gobiernos, y que van contra la calidad de vida de los habitantes de esos países.

El “modelo social europeo”, que se derivó del régimen de bienestar, está en proceso de liquidación. El desmantelamiento de las políticas sociales deja a la población sin los apoyos del gobierno, que en las últimas décadas la habían protegido del deterioro del sistema productivo.

A pesar de este deterioro, Europa sigue siendo la primera potencia comercial del Mundo. Al tiempo que China se encamina a una etapa de lento crecimiento, y que los Estados Unidos no logran recuperar el dinamismo de antaño.

Ante este panorama los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) no muestran la capacidad suficiente como para liderar la economía global. El caso de Japón es paradigmático, de ser una economía líder en el Mundo, ahora prácticamente ni se le toma en cuenta.

A pesar de la tan traída y llevada globalización, el análisis y las políticas económicas siguen teniendo una perspectiva nacional. La crítica al FMI es justamente que quiere aplicar una misma política en todos los países.

La apertura de mercados, los tratados de libre comercio, la libre circulación de los fondos de capital, han facilitado la relocalización de las capacidades productivas hacia zonas de bajo costo, sobre todo de bajos salarios.

Cuando China se abrió a las inversiones extranjeras, estas buscaban una mano de obra de costo mínimo; y así fue por un tiempo (15 años cuando mucho) pero ahora los salarios de los trabajadores chinos ya no son tan bajos y empieza a darse otro proceso de relocalización de capacidades productivas.

Sólo así puede entenderse que mientras en México, la industria automotriz alcanzó niveles récord de producción, en Europa se enfrentan a la peor situación de la industria automotriz en los últimos veinte años.

El impacto es en serio. La empresa Ford-Europa está cerrando dos plantas. Peugeot y la marca Opel de la General Motors están cerrando una cada uno. En el caso de la Fiat, italiana, la empresa cerró una fábrica en el 2011.

Reducir la capacidad de producción como medida para hacer rentable la operación de las empresas es una lógica del corto plazo, y de que cada quién se salve como pueda. Pero no es una lógica que compartan los gobiernos y mucho menos los trabajadores despedidos.

Son miles los trabajadores despedidos, y puede que haya más en los próximos años. Las fábricas francesas están recortando su plantilla en más de 7 mil trabajadores, de aquí al año 2016.

Crisis en la industria automotriz en Europa y auge en la industria automotriz en México. ¿Cómo entender este comportamiento tan dispar?

El hecho es que las automotrices europeas dependen en mucho del mercado europeo. Así que cualquier reducción en el poder adquisitivo de los europeos, va a actuar en contra como boomerang. Allí está el entrampe. En cambio en México, la producción automotriz es en su mayor parte de exportación, sobre todo al mercado norteamericano.

Se trata de una industria cuyo lento ritmo de innovación está sujeto a severas restricciones. El paso más importante es abandonar el uso de los hidrocarburos; pero hay fuertes intereses comerciales que están en contra de esa medida. Es una industria que surgió basada en los arcaicos principios de producción tayloristas pero que ahora muestra un gran avance en la automatización de los procesos.

El avance de la automación (uso de autómatas en la producción) se ha convertido en un indicador de la capacidad tecnológica y competitiva de las empresas y son las automotrices japonesas las que se ubican en el liderazgo.

La cuestión es a quién van a vender su producción, si cada vez generan menos salarios.

 

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