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1372 30 Julio 2013

 

Las ONG´s son obsoletas sin ciudadanos que apoyen
Jesús Gonzalez

Monterrey.- Bien comenta Luis Javier Herrera Romero en su artículo, “Sociedad civil y compromiso ciudadano”: México camina hacia una democracia real,  esta democracia se construye en medio de tropiezos, desencuentros, retrocesos, conflictos e inercias tanto a nivel de gobierno como de sociedad civil. Esta afirmación, de inicio causaría debates interminables entre los diferentes grupos civiles, nacidos de la inquietud causada por la ineficacia del gobierno para atender puntos claves en el sano desarrollo de la sociedad.

El estado de la democracia está definido por el nivel de desarrollo de la ciudadanía. Si esta afirmación determina un nivel de la democracia, entonces asumiríamos que estamos todavía en una etapa incipiente, donde una gran proporción de ciudadanos no goza de los derechos humanos implícitos, pero además no se cuenta con la fuerza ciudadana para ejercerlos.

Adicionalmente, por omisión o incompetencia, el Estado no tiene la capacidad de proteger y promover esos derechos. En la óptica de diferentes analistas, esto sería un plan con maña para asegurar la poca participación de la gran mayoría de los ciudadanos y facilitar el control del poder político para partidos y aliados, ya que demostrado está que actualmente la política (administración pública) es un gran negocio, donde el desarrollo integral de la sociedad es lo menos importante.

Necesitamos recordar que las democracias requieren antes que nada, para su existencia, sujetos sociales, portadores y constructores efectivos. Es necesario que se creen sujetos históricos que imaginen y deseen democracia, que se organicen y luchen por ella, quela constituyan en las condiciones económicas, culturales y políticas existentes.

Con frecuencia las organizaciones y líderes trabajan de manera individual y hasta individualista, cuestionando ideologías y experiencias. La descalificación es a veces automática, sin la minima reflexión que sería entendible en la llamada competencia política.

Es inaceptable en un movimiento que se autodenomina ciudadano, la descalificación que identifica una postura política, sea partidista o ideológicamente antagónica al o los descalificados.

En un mundo globalizado, no es posible un trabajo aislado del todo social. Es prioritario un trabajo común, conjunto, incluyente, vinculante y vinculado con los demás, en pocas palabras, los diversos actores sociales necesitamos reconciliarnos unos con otros, poner el acento en lo que nos une y no en lo que nos divide.

Herrera Romero comenta con gran tino: “De nada sirven las organizaciones de la sociedad civil si no hay una sociedad que las reconozca, acoja, acompañe y en su caso, también las cuestione. Significa unir esfuerzos, generar vínculos, abrir espacios de encuentro y diálogo, aprovechar la pluralidad para enriquecer el dialogo, tender puentes entre diversas formas de construir el bien común. reconocer que el compromiso cívico y político no es sólo para los ‘comprometidos’, sino una posibilidad real, una exigencia ineludible de cada ciudadano, tenemos libertad, podemos desarrollar nuestra iniciativa, crear nuevos espacios, no para competir, sino para complementar.”

No competir, sino complementar. Ésto determina necesidades, diferentes posiciones con respecto al quehacer para promover una avance sustancial hacia la democracia. Va de la mano con un autentico debate de ideas, y como mecanismos para identificar compromisos y acciones especificas, no requiere de la confrontación intolerante, el interés de ganar por gritar mas fuerte, la utilización de medias verdades o francas mentiras como argumento descalificatorio para vencer en el debate, sin entender que cuando alguien gana en el debate automáticamente perdemos todos.

Los puntos básicos de un autentico debate:
1. No se trata de imponer el punto de vista personal, sino de convencer usando la exposición, la argumentación y la contra-argumentación
2. Escuchar al otro antes de responder.
3. Ponerse en el lugar del otro.
4. Ser breve y concreto al hablar.
5. Ser tolerante respecto a las diferencias.
6. No subestimar al otro.
7. No hablar en exceso para así dejar intervenir a los demás, evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
8. No burlarse de la intervención de nadie.
9. Evitar los gritos para acallar al interlocutor.
10. Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.
11. Acompañar las críticas con propuestas.
12. Oír atentamente al interlocutor para responder en forma adecuada.
13. Conviene arribar a conclusiones al final del debate.

El reto esta ahí, las condiciones actuales demandan acciones y compromisos bastante claros. Las causas y culpables viven sin mortificarse, y mortificarlos tampoco surte efecto. Su preocupación comenzará cuando organizaciones civiles y ciudadanos conformen un frente común.

El momento actual y las futuras generaciones nos lo demandan.

PD: Con el anuncio de las reformas energética y fiscal para los próximos dos meses se acerca un momento histórico en la vida de México. Esperemos que sea pacifico.

@proyectoepuente

Artículo en colaboración con José Antonio Martínez Sánchez Presidente Alianza Cívica Nuevo León

 

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