FRONTERA CRÓNICA
Heli
JRM Ávila

Monterrey.- Amat Escalante ha ganado este año con la película “Heli”, los premios al Mejor Director en el Festival de Cannes y a la Mejor Película en el Festival de Cine de Lima.

En ella, Escalante nos presenta un mundo de violencia ficticia basado en el mundo de violencia real en que vivimos, entre estupro, tortura a punta de tablazos, testículos en llamas, decapitaciones, colgados en puentes, perros asesinados, impotencia, frustración y venganza sin medida.

Nos muestra una realidad que se pretende simétrica a la que padecemos en México. Véanse si no, entre otros detalles, el escudo nacional al revés, las siglas SENEDA en lugar de SEDENA (Secretaría de la Defensa Nacional) o el slogan “Para Mejor Vivir” en lugar de “Para Vivir Mejor”.

La película nos restrega mucho más que la realidad incómoda en la que nos hundimos desde hace varios años. Esa realidad que nos impulsa a conversar de lado viendo cara a cara al televisor o a vivir como zombies de la casa al trabajo o a la escuela, y del trabajo o la escuela a la casa, tratando de no ser alcanzados por las barbaridades que pasan en las calles.

Esta película encarna y sintetiza, de manera descarnada, miles de historias de frustración e impotencia que se originan a partir del espacio invadido por el narco, por las policías corruptas, por las autoridades que simulan hacer su trabajo.

Y si alguien supone que lo grave en la película es la tortura, no es así, porque lo grave de verdad es la tortura presenciada por niños que dejan de lado sus videojuegos de violencia para presenciar y participar en la tortura real.

Lo grave es que se ejerza la tortura en una casa de civiles que la presencian como algo normal, mientras se ve como fondo, en una pantalla, un videojuego violento en espera de los niños.

Lo grave, además, es la actitud de una mujer de mediana edad que atestigua la tortura y la deja pasar, desviando los ojos, como si haciéndolo la desapareciera, como si se tratara de agua que no ha de beber, como si estuviera más allá del bien y el mal

Si alguien vio la película “El Infierno”, recordará que trata el tema de la violencia y las drogas con humor, pero “Heli” no nos permite la tregua de la risa. Nos mantiene siempre en tensión y sin construir atmósferas apoyadas en música de fondo. Son los hechos mismos y el silencio los que arman la tensión

“Heli” es mucho más que denuncia o catarsis. Es una película que no se queda en el qué, sino que se preocupa por cómo contar bien una historia, y lo consigue.

Alguien dirá que no vale la pena encerrarse en una sala de cine para enfrentar una alta dosis de violencia visual, pudiendo elegir  películas para escapar de la violencia nuestra de cada día.

Cada quien decide si quiere verla o no. Pero se va a perder de algo que vale la pena, si se decide por el no.