Suscribete
 
1458 27 Noviembre 2013

 

Tantita vergüenza por favor
Hugo L. del Río

Monterrey.- Supongo que el próximo capítulo de la narconovela será una visita oficial del chapo Guzmán a la Cámara de Diputados. Se quejan de que criticamos a los legisladores. ¿Cómo nos vamos a quedar callados si se apuntan chuladas como la de recibir a una delegación de los templarios, el cártel dueño de Michoacán?

“Volvemos a ver que estamos muy vulnerables”, es lo único que se le ocurrió comentar a Emilio Gamboa Patrón, hombre muy poderoso en el gobierno de Miguel de la Madrid. Fue justo en ese sexenio cuando comenzó el desmadre: el asesinato del periodista Manuel Buendía (victimado por la policía política subordinada a Manuel Bartlett, ahora fogoso militante de la izquierda atinada) marcó el inicio del desmadre. Si los senadores se sienten indefensos, ¿qué podemos decir nosotros?

Los templarios tienen en la mano a Michoacán: el hasta hace poco próspero Municipio de Tancítaro está en vías de convertirse en un pueblo fantasma. Tenía cuatro grandes empacadoras de aguacate: dos fueron incendiadas y los templarios ordenaron el cierre de las otras dos. Pueden hacer lo que les de la gana: La Tuta, el jefe de esos sayones se entrevistó en varias ocasiones con el entonces gobernador interino, Jesús Reyna, actual secretario general de Gobierno. El funcionario lo niega, naturalmente. Ni modo que lo acepte.
Bah, si los templarios entran al Senado, no sé si a cabildear alguna ley o a saludar a los padres conscriptos, ¿por qué no van a hablar con el pobre hombre que cobra como si gobernara el dominio de los malos?

En el ancho y generoso mundo del surrealismo, México se supera a sí mismo día con día. Faltaba la cereza del pastel. Presto, la puso Felipe Calderón, michoacano para variar. El crimen organizado, dijo, se adueñó de las instituciones de la República. Vaya novedad. No hay más que navegar un poco por las redes sociales para confirmar que los narcojuniors están tan seguros de su impunidad que se dan el lujo de subir fotos de sus flotillas de Lamborghinis y sus AK-47 bañadas en oro.

Bueno, un tal Rodrigo Aréchiga, de la cúpula de los malosos, hasta se cameló a Paris Hilton. Y para volver a los templarios, hay que admitir que son maestros en el arte de las relaciones públicas. Su página de facebook tenía diez mil seguidores hasta que algún burócrata decidió que un gramo de pudor no le hace daño al Estado mexicano.

Lástima que los senadores no guarden ni siquiera el más elemental respeto a las formas.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com