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1459 28 Noviembre 2013

 

EN LAS NUBES
Vivamos la vida
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Compartir la alegría, el entusiasmo, el regocijo permite alejarnos de la triste realidad en que, desgraciadamente, vivimos. Dejemos atrás recuerdos inhóspitos, lacerantes, conforme avanzan los años. Alejemos a quienes sin edad aún predican sobre la tragedia. Gritan. Reclaman, sin saber a quién, pues ya todos, culpables o no, han fallecido.

Los que de aquellas fechas viven, disfrutan de los beneficios gubernamentales en sus nóminas y olvidan lo que en su tiempo, los llenó de oprobio, sangre y resentimiento.  Para conciliar lo bueno y lo malo, usemos pensamientos de grandes maestros que nos contagian de su sabiduría: disfrutemos lo que nos permiten alentar un futuro promisorio.

“¿Quieres ser feliz por un instante? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!” Nos gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, que sabe lo que hay que hacer y que lo hace bien, como la gente justa con su gente y consigo misma. Que no pierde de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Protestemos en la calle. Pacíficamente, no con violencia. Hagámosle  saber a la burocracia, que también aquí vivimos. Recordémosles que ellos deben hacer mejor las cosas. Pero recordemos que también se equivocan. No olvidarnos de que luego de la alegría viene la ansiedad. Tras la plenitud llega el entusiasmo. Después del amor arriba la tristeza. Pero, al último, nos abate la soledad.

Realmente somos soñadores  prácticos; nuestros  sueños no son bagatelas en el aire. Los queremos convertir en realidad. Sólo porque alguien no te ame como tu quieres, no significa que no te ame con todo su ser. La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado. No olvidemos que el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad, que la vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

Cuando un pueblo trabaja y canta se le respeta y ama. No olvidemos que se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué nos preocupamos tanto por este gobierno? Ya sólo le faltan cinco años, creemos.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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