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1460 29 Noviembre 2013

 

No hacen el jale pero bien que lo cobran
Hugo L. del Río

Monterrey.- Pedirle vergüenza al gobierno del estado es perder el tiempo. Me pregunto cuánto tiempo tardará Juana Cavazos en obtener la autorización de las mafias para repartir despensas en las penitenciarías.

Y, por mera curiosidad, me gustaría saber si no le corresponde a Federico Vargas por lo menos preguntarle a doña Juanita si está regalando todas las cajas con alimentos que le sobraron; si vende algunas y, en fin, si está en sus funciones como secretaria de Educación andar en esos menesteres. Esto de las cuotas por sexo ( es la expresión correcta; “cuotas por sexo”, no “cuotas por género”, dice la Real Academia) tiene sus bemoles. Las hijas de Eva son tan corruptas o inefectivas como los herederos de Adán.

¿Acaso no sabe la abogada Minerva Martínez lo que pasa en los penales? ¿O no le interesa? En cada metro cuadrado del territorio nuevoleonés se violan los derechos humanos de por lo menos una persona, diez veces al día. Pero nosotros estamos en la gloria: el verdadero infierno lo encontramos en los reclusorios. Empezamos con el famoso autogobierno, para seguir con esa pandemia de suicidios entre los internos. En la casa de los muertos, como la llamó algún novelista europeo luego de vivir en carne propia la experiencia, todo cuesta y por todo y para todo hay que pagar. Las familias de los internos cubren la cuota de la aduana creada por los sayones. Además, sobre todo las mujeres, son sujetas a todo tipo de vejaciones.

De los alimentos, ni hablar. El rancho carcelario no lo comerían ni los perros escrofulosos que abundan en nuestras calles. En otros tiempos los parientes llevaban la comida; había otra opción: modestos restaurantes que operaban algunos prisioneros. Pero del pago de piso no se salvan ni los directores de los dizque centros de reinserción social –daría risa si no fue tan trágico— ni mucho menos los celadores, muchos de los cuales son nombrados o destituidos por los mafiosos.

Minerva Martínez no tiene poder ejecutivo: lo suyo es emitir recomendaciones que nadie atiende. Pero para eso le pagan: si en verdad quisiera cumplir con su responsabilidad, haría visitas sorpresivas a los palacios negros para emitir, una tras otra, sus encomiendas hasta que le hagan caso. La gota de agua perfora la roca. Pero sospecho que en la lista de prioridades que regulan la vida de la citada abogada, la defensa de los derechos humanos ni siquiera figura.

Doña Minerva no hace su tarea, pero sí cobra su sueldo, ¿verdad?

Pie de página
Mañana cumple años Álvaro Ibarra, Buena ocasión para recordar las lecciones de Nicolás el florentino. Muchos de quienes le darán abacho y becho antes de muchos soles y muchas lunas le clavarán el puñal por la espalda o, de perdiz, cruzarán la calle para no saludarlo. Es fatal la mezcla de política y naturaleza humana.

 

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