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1474 19 Diciembre 2013

 

MALDITOS HIPSTERS
El escenario navideño
Luis Valdez

Monterrey.- La moda navideña cambia el escenario comercial urbano y aquellos vendedores que ofrecían lentes de sol, ahora venden gorros y bufandas, los de helados, ahora churros, y los de perros chihuahua, ahora cachorritos husky. El chiste es seguir vendiendo.

Hará unos cinco años que un argentino fue contratado para trabajar un proyecto en Banorte y se trajo consigo a la esposa, una mujer adicta a coleccionar perros callejeros, que luego de una serie de discusiones no vieron otra alternativa que contactar a la Fundación Luca y decirles: Tenemos veinte perros recogidos de la calle para dar en adopción.

Como la señora se iba a poner muy sensible, el marido le propuso comprarle un cachorro. Fueron a Morelos y ahí le compraron un cachorro husky siberiano a un vendedor en la calle. A la semana el cachorro dejó de comer y murió. Lo echaron en la cajuela del auto y salieron a ver dónde lo tiraban. Les quedaba el centro de la ciudad de pasada, y aprovecharon para buscar al vendedor.

‒Oye, che, el perro que me vendiste se me murió. Devolvéme mi dinero…
El vendedor le pidió una prueba:
‒A ver, compa, si el perro se te murió, traémelo y te valgo la garantía y te lo cambio.
El argentino fue a la cajuela y regresó con el cachorrito muerto.

Esta historia sucedió un diciembre, porque es cuando los vendedores se atreven a vender husky siberianos. Si se les ocurre sacar sus Chihuahuas minitoys en pleno frío, se les mueren. Hay ventas especiales para cada temporada. El caso es que los comerciantes no quieren perder el punto. Hay clásicos como los hotdogs, los tacos de vapor y los elotes en vaso. Podemos decir que las máscaras de luchadores también son clásicos. Pero entre todo este escenario de venta, hay cosas más de extrañar en el escenario mismo. Por ejemplo, las minifaldas y los hotpants. Las adolescentes en minifalda son tan emotivo elemento de un día soleado como las flores de la primavera. Las reggaetoneras con sus shorts de mezclilla a media nalga, algunas veces tan de barrio y no tan bonitas como las flores, pero igual y no está nada mal verlas por ahí pajareando.

Sí, hay cosas para extrañar de los días soleados.

Les diré qué es lo que veo en el escenario navideño (y no es paz y armonía): estacionamientos saturados cuyas entradas atoran calles como Hidalgo, mujeres peleando por ropa, y estuches de perfume, gente empujándose al entrar y salir de los camiones y el metro, niños incómodos con sus ropas, madres traumatizantes amenazándolos con que Santa no les va a traer nada por pinches chiflados, automovilistas que exageran de su claxon, peatones que cruzan las calles por donde les da su regalada gana porque “somos un chingo y los carros se tienen que detener”, música navideña por todas partes, carajos, por todas partes.

El escenario navideño también es acosador, es agresivo, acaparándolo todo al punto de no ser espacio neutral. Si no practicas la Navidad, comoquiera te chingas.

Yo no soy el Grinch. No me considero un apático. Sólo puedo decirles que intento ser lo menos peor persona posible, aún cuando desde inicios de noviembre me estén despertando por la madrugada con un mismo single navideño, cada mañana… cada mañana.

Santa Claus, si en realidad existes, toma esto en cuenta y a ver si de una maldita vez me traes ese Pianosaurio.

 

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