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1503 29 Enero 2014

 

Ernesto Castillo Ramírez, crítico de nuestras letras
Eligio Coronado

Entre los pocos investigadores de nuestras letras nuevoleonesas, tenemos al escritor y catedrático universitario Ernesto Castillo Ramírez, originario de Monclova, Coahuila, lugar donde nació en 1960, pero residente en Monterrey desde 1980.

Faceta como crítico
Entre los años 1997 a 2012 ha publicado ocho libros individuales y dos como coautor (además de su tesis de maestría en Letras Españolas) sobre la literatura regia.

¿Cómo surge este interés? A pregunta expresa, responde: “Es una necesidad  personal, me llama mucho la atención la forma en cómo estructura un escritor su propuesta literaria; narrar cómo estructura la misma”.

Ya antes, en la “Introducción” a La oruga en la rosa (Preparatoria 16 de la UANL, 1998) había enfatizado: “Debemos revisar constantemente el material que se edita en la localidad, particularmente los diversos géneros relacionados con lo literario (…), pues ello permitirá señalar y difundir aquellas obras que por sí mismas pueden competir a otros niveles” (p. 1).

Previamente, en 1997, había empezado a reflexionar sobre nuestra poesía en el artículo “Poesía y sociedad en Nuevo León”, incluido en el libro colectivo Monterrey, voces del viento (Preparatoria 16 de la UANL): “Todo parece indicar, que el primer escritor de poesía en Nuevo León fue Juan Bautista Chapa, mismo que redactó la carta de Fundación de Monclova, Coahuila, y uno de los primeros colonizadores con formación humanista” (p. 27).

Luego vendría el ya citado La oruga en la rosa donde señala: “La oruga en la rosa es un conjunto de escritos que pretende contribuir a la crítica literaria de Nuevo León (…). La mayoría de ellos (fueron) publicados en los ochenta y principios de los noventa” (p. 1).

En 2002 compiló el volumen Una vida entera: [homenaje póstumo a Josefina Díaz Olivares], junto con las maestras de la Preparatoria 16 de la UANL, Leticia M. Hernández Martín del Campo y Celia Nora Salazar Garza. Dicho libro, editado por esa preparatoria, incluye poesía, cuento y ensayo de la maestra Díaz Olivares, además de siete testimonios de amigos y colegas que la conocieron.

Dos años después, en 2004, el maestro Castillo obtiene la maestría en Letras Españolas con su tesis: “La imagen de la ciudad en la poesía de Nuevo León de 1985 a 1995” (Edición de  autor), misma que en 2006 lanzará como libro con el título: La escritura de la ciudad: la literatura en el área metropolitana de Nuevo León de 1985-1995 (Oficio Ediciones) donde comenta: “El propósito de esta investigación es mostrar de manera breve el apoyo municipal o estatal a la cultura en general, y en específico, a lo literario” (“Introducción”, p. 11).

Ese mismo año da a conocer la compilación Poesía gay regiomontana. Antología, preparada junto con Arnulfo Vigil y editada por  Oficio Ediciones. En el prólogo mencionan: “Los antologados pertenecen a diferentes generaciones, y en ese sentido es válido reconocer que la cultura machista de los sesenta del siglo pasado ha cambiado a principios del presente” (p. 19). Dicha antología incluye a Jorge Cantú de la Garza, Xorge M. González, Antonio García, Alejandro del Bosque, Mario Prado, Cuitláhuac Quiroga Costilla, Luis Javier Alvarado y Luis Aguilar.

En 2007, otra antología es preparada por el maestro Castillo: Discurso de la imagen: poesía y naturaleza, en coautoría con Armando Jesús Contreras Balderas y editada por el R. Ayuntamiento de Monterrey. Esta compilación reúne a veintinueve autores, entre ellos: Gerardo Puertas Gómez, Samuel Noyola, Jeannette Lozano de Clariond, Margarita Ríos-Farjat y María Belmonte. En la “Introducción” indican: “Uno de los propósitos de la presente obra es conjugar dos componentes: la visión del científico con la percepción del poeta, para luego (…) describir el hábitat semidesértico que caracteriza al noreste de México” (p. 11).

Un año después (2008) aparece su nuevo estudio: Donde la hierba canta y sueña: aspectos poéticos de la literatura regiomontana, editado por la Preparatoria 16 de la UANL. En ella nos dice: “El conjunto de artículos que forman la obra Donde la hierba canta y sueña…, explican, de manera parcial, el fenómeno poético del área metropolitana de Monterrey. (…), también se trata de contribuir a la historiografía literaria de Nuevo León” (contracubierta).

En 2011 nos presenta un nuevo estudio, ahora sobre la poesía escrita por mujeres: Flores en el desierto: poesía femenina de Monterrey (editada también por la Preparatoria 16 de la UANL): “Entre otros propósitos, mostramos algunas razones por la cuales las mujeres de estas latitudes, se dedican a escribir poesía, actividad que se renueva en cada generación” (“Introducción”, p. 9). En esta obra, ampliamente ilustrada con fotos de autoras, portadas de libros y revistas, se incluye una antología de veintisiete plumas, entre las que se cuentan las de Patricia Laborde, Graciela Salazar Reyna, Leticia Herrera, Lucía Yépez y Minerva Margarita Villarreal, entre otras.

Finalmente, en 2012, conocimos la nueva obra del maestro Castillo, esta vez  una compilación dedicada a un escritor y promotor local: Rodolfo de León Garza: artista y cronista cultural, editada por la UANL.  En ella nos enteramos de que: “Los que nos reunimos para recordar al profesor Rodolfo de León Garza estamos seguros de su complacencia al ver que lo hacemos mediante un libro” (“Presentación”, p. 9), expresa Gregorio Farías Longoria, uno de los autores convocados por el maestro Castillo.

También en 2012 colabora en el volumen de homenaje a Arnulfo Vigil: Arnulfo Vigil: poeta, editor, periodista (editado también por la UANL) con un artículo sobre la revista Oficio, editada por el propio Vigil: “Oficio: 1990-2012”. En él expone: “En relación a la cultura literaria, la poesía es el género difundido: reproduciendo textos de autores consagrados (extranjeros y nacionales); promoción y publicación de autores locales, reseñas y presentaciones de libros, difusión de eventos de poesía” (p. 125).

Faceta como escritor
Además de estos libros de crítica, el maestro Castillo, influenciado por autores como “Pablo Neruda, Máximo Gorki, Juan de Dios Peza, Víctor Hugo y el gusto por la poesía en general” ha incursionado en el cuento, la poesía y la reseña.

En la entrevista ya citada, nos cuenta que empezó a escribir cuando estaba en la preparatoria allá en Monclova (1978-1980), que ha tomado sólo un taller literario (en el Museo Biblioteca Pape de Monclova, con el maestro Enrique Mireles) y que publicó por primera vez  (una semblanza sobre el poeta ruso Vladímir Mayakovski) a principios de 1983, estando en cuarto semestre, en un periódico mural que coordinaba la escritora Graciela Salazar, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.

Hacia 1982 había entrado a estudiar en dicha facultad y en 1985 se convierte en maestro de la Preparatoria 16. Al año siguiente (1986) se incorpora al Departamento Editorial de la Preparatoria 3. Un año después (1987) se titula en Letras Españolas, pero no hizo la tesis, pues “me titulé por materias”.

En noviembre de 1992 obtiene una mención honorífica en el 2o. Concurso de Literatura Joven Universitaria ’92 de la UANL, con el cuento “Los escalones”. Dicho cuento sería incluido al año siguiente en el volumen Literatura universitaria 91-93 (p. 129-136),editado por laUANL.

En 1993 organiza el Concurso de Literatura Interpreparatorias de la UANL, que continuó hasta principios del nuevo siglo. En 1995 es incluido en el libro colectivo Después de la lluvia: narrativa universitaria (editado por la Preparatoria 16), con los cuentos “De Monterrey a Escobedo”, “Estoy aquí porque no puedo estar en otro lado” y “La calle y la gente” (p. 103-113).

En 1999 funda la revista Entorno Universitario, de la Preparatoria 16, junto con los maestros universitarios Ricardo Martínez y Concepción Martínez. Desde entonces se desempeña como editor de la misma. Al año siguiente (2000) es nombrado editor de la revista Oficio. En 2004 prologa el poemario de Patricia Laborde, Ecos de otra voz (editado por Oficio Ediciones).

De 2006 a 2009 es coordinador de publicaciones del H. Ayuntamiento de Monterrey y edita allí la revista Nuestro Quehacer Regio. En 2010 publica el libro Preparatoria 16 UANL: 35 años de formación educativa integral, junto con la maestra  Miriam Martínez Wong y editado por dicha institución.

En noviembre de 2011, el maestro Castillo gana el tercer premio en el 1° Concurso de Reseña de Libros de la UANL, categoría Profesores, con su trabajo sobre el libro Sin límite de tiempo: crónicas de la lucha libre de Arnulfo Vigil (editado por la UANL en 2010).

En 2012 publica otrolibro no literario, pero sí cultural: Incluyentes y equidad educativa: 75 aniversario de la Preparatoria Núm. 3 de la UANL, junto con los maestros Eduardo Cázares Puente y Concepción Martínez Ávila.

Durante sus años como maestro en la Preparatoria 16 (donde actualmente da clases de Comunicación y Lenguaje y Literatura), el maestro Castillo ha contribuido a formar el Departamento Editorial de la misma, en donde ha cuidado la edición de alrededor de treinta libros, siendo algunos de ellos: Los placeres peligrosos de la juventud (de Joel Montoya, 1990), Confesiones inauditas (libro colectivo del Taller Literario Barrio Antiguo,2002), Fray Servando Teresa de Mier. Una visión en los tiempos (de Gisella L. Carmona y Armando Arteaga Santoyo, 2008), Esther M. Allison. Una poeta peruana en Monterrey (de Leticia M. Hernández Martín del Campo, 2008), Enciclopedia de Monterrey: origen y destino (9 tomos, 2009), Bibliotecas públicas: tradición e innovación (libro electrónico, 2009), Independencia y revolución (2010) y Gajes del oficio (de Leticia M. Hernández Martín del Campo, 2012).

Además de todos estos libros, su obra ha alcanzado el escaparate de otros medios: periódicos (El Nacional, 15 Diario.com), suplementos (“El Volantín”, “Aquí Vamos”), revistas (Jitanjáfora de -Monclova-, Momento, Reforma Siglo XXI, Ciencia UANL, y  las ya citadas Entorno Universitario, Oficio y Nuestro Quehacer Regio) y blogs (Memoria del Segundo Encuentro Internacional de Escritores Sanmillanos 2009: http://sanmillano2009.wordpress.com).

Hay autores que cruzan fugazmente por la aduana de sus vocaciones literarias, como auténticas aves de paso, sin siquiera dejar el recuerdo de algún texto interesante, y hay otros que ejercen su vocación con la intensidad requerida desde la creación, la investigación, la cátedra y la edición. Ernesto Castillo Ramírez es de éstos, y los frutos están a la vista.

 

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