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1532 11 Marzo 2014

 

ANÁLISIS A FONDO
Del estercolero al asesinato de periodistas
Francisco Gómez Maza

La podredumbre de la corrupción de Amado
La impunidad de los asesinos de periodistas

Ciudad de México.- Huele y no a ámbar. Oceanografía, Pemex, Banamex, Citigroup, Gallos Blancos, Amado Yáñez Osuna… Un estercolero cuya fetidez ha contaminado el ambiente ya de por sí contaminado que respiran los mexicanos.

El director de Pemex ya mandó respuestas por escrito, y a modo, a las preguntas que sobre el fraude de Oceanografía a Banamex-City Group le hicieron llegar por escrito diputados de distintos partidos.

El Procurador alega que la información está reservada porque forma parte de una averiguación penal.

Este lunes por la tarde noche tendrían que haber comparecido tanto Lozoya Austin como Murillo Karam, para profundizar en el asunto Oceanografía ante cuatro comisiones de los diputados, en el mero búnker de San Lázaro. Pero el Procurador, según alguien dijo, andaba en Ecuador con su jefe, quien cumple una visita de Estado a su colega Correa.

Mientras, el estercolero infecta al futbol mexicano, o quizá empezó ahí; o quizá fue utilizado como alcahuete. Indagan autoridades federales los archivos adjuntos del club Querétaro –los Gallos Blancos–, cuyo dueño es Yáñez Osuna, el indiciado por el multimillonario fraude, por posible blanqueo de dinero sucio, como lo reportó la Associated Press.

Pero bueno. El caso Oceanografía –Vicente Fox, Felipe Calderón– es bochornoso, aunque no resiste ningún calificativo. Es el colmo de la corrupción, el cinismo, la desvergüenza.

Sin embargo, hay otro gravísimo hecho aún más bochornoso. No puede ser. Es indignante que en un país que se aprecia de estar en movimiento, que aspira ya a un lugar entre los grandes de este mundo, los periodistas realicen su trabajo en el filo de la navaja y puedan ser víctimas de amenazas de muerte, secuestro y asesinato.

Si Oceanografía es sinónimo de corrupción, la impunidad de los agresores de periodistas es sinónimo de complicidad.

Muy grave y preocupante, el tema de los delitos cometidos en contra de medios de comunicación y periodistas. En las dos últimas administraciones gubernamentales se contabilizan 115 víctimas fatales por la libertad de prensa y de expresión.

Un mucho hasta el hartazgo están las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de los periodistas porque las autoridades ministeriales pareciera que no trabajan en la investigación de los asesinatos. No se ve, pues. Tanto que la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados analiza un punto de acuerdo para que la PGR eleve a carácter de Subprocuraduría a la fiscalía encargada de atender tales delitos. Aunque sería lo mismo. Igual si es fiscalía como ahora. Da lo mismo.

Aunque es como pedirle peras al nopal, de todos modos la comisión legislativa está pidiendo a la autoridad ministerial resolver en su totalidad las indagatorias de los delitos contra periodistas, columnistas y comunicadores. Todos continúan en la total impunidad. Ah, y también solicita a los gobernadores donde ha habido crímenes contra periodistas –Veracruz, remember– que tomen medidas para frenar la oleada de atentados.

Los diputados están tramando crear una comisión legislativa especial, ya que en el transcurso de las dos últimas administraciones gubernamentales, 98 periodistas, 9 trabajadores de la prensa, 6 familiares y dos amigos de comunicadores se sumaron a las víctimas mortales.

Ya parece disco rayado: México sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. El fenómeno de la violencia incluye desde la intimidación y la violencia “legal” hasta la física, el secuestro y el homicidio.

De acuerdo con los registros de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los ataques a los derechos humanos de periodistas y a su integridad física se elevaron a partir de 2005 con 72 agresiones; 2006, con 74; 2007, con 84; 2008, con 80; 2009, con 78; 2010, con 139; 2011, con 172 y entre 2011 y 2013 el ombudsman recibió 231 quejas.

Pero las cifras podrían ser mayores, si se suman los casos registrados en las comisiones de derechos humanos de los estados de la federación, así como todas las agresiones que no son denunciadas por miedo a la seguridad personal.

Así que, hoy por hoy, este país navega entre el bochorno apestoso de la corrupción y la hediondez de la impunidad y el descuido de las autoridades encargadas de la procuración de justicia.

fgomezmaza@analisisafondo.com
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