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1541 24 Marzo 2014

 

Por un gobierno sin burros
Luis Villegas Montes

Para Martín Vargas

Chihuahua.- Había yo escrito estas líneas con otro ánimo; con una intención distinta (aviesa, para variar), que daban inicio con el párrafo que reproduzco a continuación: “La frivolidad campea por sus fueros. Un breve recuento de las preocupaciones públicas […]”, pero se me vino la realidad encima de golpe –como suele ocurrir– y decidí no transitar por esos caminos, difíciles por pantanosos; ya habrá mejor ocasión.

Sin embargo, el título del artículo seguía ahí, machacándome: “Por un gobierno sin burros”; y reparé en que, justo el miércoles 19 de marzo, arrancaron las campañas en el seno del PAN, en pos de la dirigencia nacional de ese partido. Y me dije: “Sí. Va. Por un gobierno sin burros; ¡vámonos con Cordero!”

En la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, donde se encuentran los restos de don Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, Cordero y los integrantes de su planilla arrancaron su campaña. En el primer párrafo de su discurso inicial, Ernesto Cordero lo dijo todo: “Hoy estamos aquí, frente a los restos mortales de un pensador inmortal: don Manuel Gómez Morín, arquitecto de la civilización política contemporánea de nuestro país, hombre forjador de ideas y fundador de instituciones. Creador incuestionable de una corriente política ciudadana incluyente y de pensamiento libre: el Partido Acción Nacional”.

En efecto, hoy más que nunca, es preciso confiarnos a la razón, volcada en ideales y en ideas, como instrumento que marque el rumbo de la acción política. Frente al embate de los intereses facciosos, en el culmen del cinismo, como nos lo presumió hace dos semanas el líder nacional del tricolor, César Camacho, quien reinauguró con bombo y platillo el maridaje entre la Presidencia de la República y el PRI,[1] Acción Nacional no tiene alternativas: debemos ir por todo, inspirados en la visión de ese “pensador inmortal” al que se refirió Cordero.

Desarticulada, dividida, rota, en el despeñadero tras la vorágine de egoísmo de Andrés Manuel, luego de una enconada lucha intestina y víctima de la cortedad de miras de su dirigencia, la izquierda mexicana amenaza con desaparecer o, como mínimo, en pulverizarse. No podemos consentir ni tolerar que la única oposición responsable y, por ende, la única oposición en este país, el PAN, retroceda un ápice en su labor de construir ciudadanía para resistir a un gobierno –de la República, del Estado, del Municipio– que está muy lejos de mirar por el bienestar general y su único empeño, en el corto y en el largo plazos, es perpetuarse en el poder a cualquier costo. Ese aviso, el de un gobierno y un PRI encarnados el uno en el otro, fundidos e inseparables –en la República, en el Estado, en el Municipio–, es lo peor que le puede ocurrir a esta Nación; y el único con auténticas posibilidades de hacerles frente es el PAN.

Pero no basta con esa convocatoria, con ese llamado a forjar instituciones al amparo de las ideas; es preciso que ese afán no quede en un clamor solitario; es necesario además, que el llamado del PAN, que la lucha del PAN, que la brega del PAN, se nutran de una corriente ciudadana “incluyente y de pensamiento libre”; por encima de los intereses de grupo, de los acuerdos secretos, de los pactos inconfesables.

Recuperar la Presidencia de la República, alzarnos como la primera fuerza política en este país, limpiar al Estado –sanear sus finanzas, devolverle la confianza a los ciudadanos, respetar su integridad e inteligencia– y liberar a nuestro municipio, Chihuahua, pasa por una acción política responsable que no negocia con los verdugos de la libertad y de la dignidad políticas de los mexicanos, en lo general, y de los chihuahuenses, en lo particular.

Por un gobierno sin burros, ¡vámonos con Cordero!

luvimo6608@gmail.com

 

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