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1575 9 Mayo 2014

 

La judicatura como negocio
Hugo L. del Río

Monterrey.- Decíamos ayer… Los hermanos incómodos Juan José y Arturo Rojas Cardona tal vez no sean los dueños del Poder Judicial. Pero por lo menos son copropietarios con un buen porcentaje de acciones. Porque eso es –bueno, siempre lo ha sido– la judicatura: un negocio. A ningún mexicano sorprende o asombra la prevaricación de jueces, magistrados, secretarios y toda esa fauna voraz y desvergonzada.

Lo novedoso serían el cinismo y la garantía de impunidad. Pero los involucrados con los Rojas Cardona ya perdieron esta prestación. Al parecer, su empatía con Acción Nacional provocó el naufragio de su Titanic de dados, ruletas y máquinas tragamonedas. Cómo olvidar la tragedia del casino Royale: lo increíble, incluso en México, es que Fernando Larrazabal esté recibiendo oxígeno político. ¿Seremos tan ruines que volveremos a votar por él?

En Nuevo León, la cacería de juzgadores y sus cómplices se ha centrado, particularmente, en dos personas: la ex presidente del tribunal Superior de Justicia, Graciela Buchanan, quien tuvo que entregar aquel fémur de dinosaurio pero agarró otro hueso: la consigna es no quedar fuera de la nómina; y en Eduardo Ochoa Torres, del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil. Juan José le prestó uno de sus aviones a Ochoa para que éste y su esposa Claudia Guajardo, viajaran a Miami con todos los gastos pagos, incluido el “shopping” y las propinas. Medio Monterrey los vio y la otra mitad se enteró que se alojaban en el hotel Wynn.

Tienen razón los teóricos: vivimos en la era de la información. Si no quieres que se sepa, no lo hagas. Buchanan ya había dejado ruinas a su paso por el Superior y el buenazo de Ochoa tenía pendientes en su escritorio más de 50 asuntos relacionados con Rojas Cardona. El tsunami parece que nació en el defe, por la calle de Bucareli. Los cazadores de empleados al servicio de los casineros disponen de equipos de alta tecnología para grabar conversaciones telefónicas y filmar videos. Naturalmente que el escándalo se politizó. Debe haber priístas complicados. Y al mayoreo. Pero no son tan ingenuos como los panistas y los perredistas, que tienen lo suyo: ese tal Miguel Barbosa, líder de la bancada del sol azteca en el Senado, también tenía su cuchara dentro del caldero de las brujas. Gobernación no es, precisamente, un kínder.

Los de Bucareli están poniendo su granito de arena para desprestigiar a la oposición que, de por sí, está haciendo todo lo posible por perderse. Así que, no nos hagamos ilusiones. Esta no es una política de Estado encaminada a limpiar los juzgados y tribunales: es simplemente un juego político. Las cosas no van a cambiar. A Peña Nieto no le interesa limpiar los establos de Augías.

Durante los siglos por venir, seguiremos pagando esa propaganda según la cual la Suprema Corte de Justicia de la Nación garantiza el respeto a nuestros derechos. Si quiere creerles, allá usted. 

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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