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1586 26 Mayo 2014

 

De palabras que dan luz
Ileana Cepeda

Monterrey.- Amanece el sol del domingo despertando el olvido de la tibieza del último sábado en espera. La tradición norteña del domingo familiar, se apodera de la familia sureña Cerón. Impuntualmente antes de las doce, esperan la llegada de los asistentes a la presentación del libro. El jardín dispuesto, el viento fresco, el sol ilumina los espacios y le hace faena a sus virtudes.

La luz natural del sol está puesta, el sonido listo y Xavier Moyssén, Juan José Cerón y Esteban Cerón, llenan la mesa de los presentadores.
“De palabras que dan luz” al centro de la presentación.

Inicia Cerón, leyendo los agradecimientos a la vez que dirigía la mirada capturando los rostros que merecieron mención dentro de las primeras gracias. Con un gesto amable, el fotógrafo dirige la presentación y cede el micrófono a Moyssén.

Xavier festeja, no presenta. Expone con voz amable un discurso crítico y preciso. Muestra las conclusiones de una buena lectura del texto, haciendo alusiones a los antecedentes de los libros con las características del que ahora se presenta; menciona que hasta entonces había una historia de la fotografía y de los fotógrafos mocha, injusta. Revela que el autor es un personaje respetuoso dentro del cuerpo del libro; su voz aparece en la presentación del mismo y en la autoría de los retratos de los fotógrafos entrevistados. Critica de manera afable la portada y el título del libro, y con ello provoca las sonrisas de confirmación de un auditorio atento a sus palabras. Concluye invitando al autor a seguir con esta idea y desarrollar aportaciones futuras en relación a próximas publicaciones.

El turno es de Esteban Cerón. Juan José, antecede a la presentación con una aportación familiar: menciona a la audiencia que cuando leyó el texto en el que se basaría Esteban para desarrollar su discurso, desconoció al autor de aquel escrito y reconoció la potencialidad de su hijo para desarrollar las ideas de manera clara y coherente.

Esteban inicia después de esta acotación y plantea dentro de su desempeño como editor y colaborador del esqueleto del libro, cómo fue construido, cuáles fueron las pregustas y cómo fueron estructuradas dentro de cada entrevista. Para esta explicación plantea tres palabras clave en las cuales centra su discurso: mayéutica, preguntas y fotografía. Pasea por cada palabra definiendo, vinculando y trazando las ideas que encaraban al libro con los rostros expectantes de quienes aún no lo tenían entre sus manos. Una experiencia familiar en relación al nacimiento de Esteban, suaviza el medio día, enternece las sonrisas y arranca los suspiros de los presentes. Al finalizar había arrancado los suspiros suficientes, para sentirse satisfecho de su discurso.

El turno del autor. Juan José Cerón desarrolló la idea de entrevistar a 16 fotógrafos que manejaran un discurso propio y un lenguaje fotográfico. Entre varias especificaciones, los reunió en la idea de entrevistarlos con el mismo patrón de preguntas, pero con multifacéticas respuestas y con ello, resultados.

El autor de la idea. Inicia su presentación narrando una anécdota sobre una fotografía que le impactó en un diario, dejándonos claro que el deseo de aprender es el motor que guía el camino a la adquisición del conocer. Cerón en el proceso heurístico que inicia con dudas y cuestionamientos, desarrolla la idea de entrevistar a fotógrafos, recoger su voz y dejarlas en un registro escrito e histórico que determina la diacronía de la fotografía y las visión de los fotógrafos en relación a los vuelcos tecnológicos que han transformado su oficio.

El texto puede considerarse un libro expositivo, que desarrolla ideas y nos brinda información que podemos utilizar como una fuente confiable en relación a los datos y hechos con los que está fundamentada. La retórica empleada por los fotógrafos entrevistados, es respetada en la edición del libro, y es contada utilizando una estructura narrativa, que mantiene al lector atrapado, escuchando a través de la lecturas las voces de los personajes, narradores omniscientes de su perspectiva ideológica de la fotografía.

Los micrófonos se apagan y los clicks de las cámaras se encienden. Fotografían a los fotógrafos, posan nerviosos, queriendo estar detrás y no delante de la enorme cantidad de ojos que tenían enfrente.

La tarde de domingo cae con un viento suave y el jardín se vacía, se va quedando solo con los recuerdos del bullicio de un tradicional domingo familiar.

 

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