Derecho a la vida, derecho a ser felices
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- El tema del derecho a la vida regresa a la tribuna del Congreso del Estado y vuelve a polarizar a los diversos sectores de nuestra sociedad. La reforma constitucional relativa al derecho a la protección de la vida y la salud, desde el momento de la concepción hasta su muerte natural, vuelve en el mismo esquema que hace 15 años.

Los legisladores locales nuevamente se arrogan la facultad exclusiva de debatir y decidir sobre este importante tema, ya que no se vislumbra que lo vayan a someter a una consulta ciudadana, por ser un asunto de gran importancia y trascendencia social.

Defender el respeto al derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, debe defenderse igual que los derechos de los niños y de las niñas a tener una infancia feliz, una vida digna y un desarrollo pleno sin violencia y con todas sus necesidades y satisfactores resueltos en cuanto a salud, nutrición, educación, familia, vivienda, juego, esparcimiento, etcétera.

Si bien diversos acuerdos, tratados y convenciones internacionales han logrado que se avance en la igualdad de género, en la salud reproductiva y en materia de violencia contra las mujeres, estableciendo e impulsando diversas recomendaciones y nuevas leyes sobre los derechos de las mujeres para que estos se respeten, en nuestra Entidad aún falta trabajar mucho.

Cabe señalar que también la Convención Mundial de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes estableció recomendaciones para garantizar los derechos de la población infantil y para que los países los cumplan con leyes, acciones y políticas a favor de la niñez.

La niñez es el sector poblacional más vulnerable y el que demanda mayor protección, seguridad, atención y cuidados, mayormente aquellas poblaciones infantiles que viven en situación de pobreza y desigualdad.

El derecho de las niñas y de los niños a vivir una vida digna, plena y con todas las oportunidades para su formación y desarrollo, que los capacite como ciudadanos aptos para desenvolverse exitosamente en la sociedad del Siglo XXl, en la dinámica de un mundo globalizado y competitivo que actualmente compartimos, lleva implícita la exigencia de forjarles un futuro cierto y promisorio.

Ello requiere echar para adelante toda la maquinaria legal, económica y política, que detone las acciones para enfrentar y revertir la realidad por la que hoy atraviesa nuestro país.

En México, más de 16 millones de niños y niñas se encuentran en pobreza extrema y por su propia condición se encuentran marginados y excluidos al desarrollo. El 6.2 por ciento de la población infantil es analfabeta y cada año mueren más alrededor de 35 mil bebés y mil 500 mujeres por muerte materno-infantil.

Además, cerca de tres millones de niños son explotados laboralmente y desde hace varios años ocupamos los primeros lugares en maltrato infantil, ya que citando un documento del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el 62 por ciento de los menores mexicanos sufren algún tipo de maltrato físico, emocional o sexual en algún momento de su vida; es decir, seis de cada diez niños o niñas son maltratados.

El dato más desgarrador es que desde hace 30 años mueren asesinados dos menores de edad por día.

Nuestra postura siempre ha sido, es y será favor del derecho a la vida en todas sus etapas y dimensiones.

Sin embargo, el verdadero reto social de hoy es defender el derecho de niñas y niños a vivir una vida digna, pues millones de ellos y de ellas ya tienen cancelado su futuro desde antes de nacer, porque de antemano nacen sin la oportunidad de vivirla a plenitud, al carecer de acceso a los satisfactores básicos.

Nuestro llamado a las instituciones del Estado y de la Sociedad, en particular a los partidos políticos, asociaciones religiosas, ong’s y medios de comunicación, para que todos conjuguemos esfuerzos entre sí, con el fin de que se cumplan y se garanticen todos los derechos de las niñas y de los niños, para que sean felices y, a la vez, constructores de la nueva sociedad.