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1672 23 Septiembre 2014

 

 

Burlar la acción de la justicia
Irma Alma Ochoa

Monterrey.- En mayo de 2013 el Legislativo nuevoleonés tipificó el delito de feminicidio. Desde entonces en la entidad se han suscitado varios asesinatos con las características que atañen a este delito. Algunos feminicidas han pretendido burlar la acción de la justicia denunciando la desaparición de la esposa o la pareja con quien convivían. 

De los casos que han salido a la luz pública están, entre otros, el perpetrado en la colonia Los Altos de Gral. Escobedo, por Luis Erik Lovera Contreras quien tuvo el descaro que reportar ante la Agencia Estatal de Investigaciones la desaparición de Sahaira Alejandra González Piña, de 18 años de edad. Al interrogarlo las autoridades ministeriales, él se puso nervioso, no pudo esquivar la indagatoria y terminó por confesar haberla asesinado y arrojado su cuerpo a un registro de Agua y Drenaje.

Once años después de haber sido asesinada, la casualidad hizo que el cuerpo de Eva María Guerrero Cruz fuera encontrado. Su esposo, Noé Ramírez Robles le quitó la vida y la sepultó en el taller donde él trabajaba en García. Luego él dejó ese lugar porque le habían subido la renta. Los nuevos arrendatarios hicieron excavaciones y encontraron el cuerpo de la señora Guerrero Cruz. En noviembre de 2003 cuando a ella le fue arrebatada la vida, su ejecutor cínicamente interpuso una demanda por abandono de hogar y eso hizo creer a sus hijos.

En ese mismo municipio, en julio de 2014, los parientes denunciaron la desaparición de Mayra Violeta Flores Flores. Por poco y el delito queda impune oculto bajo una losa de cemento, pero los detectives observaron que se había emparejado la tierra en el patio de la casa de la víctima y que se iba a poner piso de concreto. Esta alteración del terreno los hizo sospechar, investigaron con más acuciosidad. En agosto, un mes después del uxoricidio, consiguieron que Pedro Martínez, pareja de Mayra Violeta, confesara que él la asfixió y enterró.

El 7 de septiembre de este año, la madre de Perla Rocío García Luna de 24 años de edad, reportó su desaparición en El Carmen. Lamentablemente, al igual que otras víctimas de violencia de género, por celos, Perla Rocío fue asesinada por Jonathan Villarreal Rodríguez. El ahora asesino confeso admitió haberle quitado la vida estrangulándola, incinerar su cadáver y cubrirlo con tierra en Mamulique, donde tiró el cuerpo de su víctima.

La investigación diligente, la casualidad o la tenaz búsqueda de las familias por sus personas desaparecidas han logrado que algunos criminales como Luis Érick Lovera Contreras, Noé Ramírez Robles, Pedro Martínez y Jonathan Villarreal Rodríguez,  no burlen la justicia y que sus atroces crímenes sean esclarecidos.

Para poner un alto a la impunidad y detener la violencia machista se espera que todos y cada uno de los casos que estén en proceso de investigación se diluciden, que los ministeriales investiguen a fondo cada caso de desaparición, cada caso de feminicidio, e integren las carpetas debidamente para que los criminales no salgan indemnes.

De quienes juzgan se espera que apliquen las leyes vigentes y que éstas no sean mera estadística en las crónicas legislativas. Si las estrategias de prevención han fallado, que no falle la procuración ni la administración de justicia y los autores de los crímenes sean sancionados con rigor. ¿Se llegará algún día a erradicar la violencia contra las mujeres?

* Integrante de: Arthemisas por la Equidad, A.C.; Red por los Derechos de la Infancia en México; Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio; Colaboradora de Bordando por la Paz.

 

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