Suscribete
 
1682 7 Octubre 2014

 

 

LA VENTANA INVISIBLE
Omnipresencia del poder mediático
Jorge E. Villalobos Gómez

 

Torreón.- Parece que la futurología de George Orwell explayada en su novela “1984” se queda corta y es superada, como siempre, por la realidad. En el presente que vivimos comienza a erigirse de una manera cada vez más clara (y aterradora) el poder que ejercen los medios masivos de comunicación.

No hace mucho el doctor en sociología por la UNAM, Javier Steinou Madrid, denunciaba en una entrevista(1) acerca de la enorme influencia sobre las personas y el Estado mexicano que han ido adquiriendo los medios tales como la tv y la radio. Dicha fuerza, subraya el investigador, han hecho del poder mediático un nuevo poder del Estado, cuya creciente omnipresencia ha originado una “cuarta república mediática”.

Ante tal fenómeno y debido a la reciente Ley de Telecomunicaciones, muchos grupos sociales y académicos han prestado atención, con especial énfasis en la tv, sobre un poder que ya rebasa al del gobierno y los partidos; por ejemplo, menciona el experto de la UNAM, la televisión está presente y es poderosa todo el año, “porque todo el año construye valores”, convoca a la población y la dirige hacia un lado o hacia otro, señala, y añade que los grandes medios (con Televisa a la cabeza) son los nuevos constructores de la conciencia nacional y su influencia fija políticas públicas, determina comportamientos sociales. Es tal la magnitud de su fuerza, indica Steinou Madrid, que los mentados poderes fácticos o la denunciada telecracia quedan minimizados, ya que los medios forman parte del “corazón” mismo del Estado.

Una manera de medir la injerencia de tal poder, concluye el doctor, es lo que sucederá en las próximas elecciones del 2015, donde el aparato formal del Instituto Nacional Electoral poco podrá hacer contra el aparato mental que está bajo dominio de las televisoras (y en menor grado otros medios) que seguramente irán posicionando a los candidatos el año entrante y los del 2018.

En verdad se antoja una tarea más que difícil el acotar y atenuar su influencia a grandes empresas mediáticas como TV Azteca y Televisa; sin embargo y pese a la lucha desigual, organizaciones como el Tribunal Permanente de los Pueblos, sección México, ha elaborado para su difusión un Dictamen de la Audiencia sobre desinformación, censura y violencia contra los comunicadores el pasado 19 de septiembre, donde se expusieron casos sobre el trato abusivo y represivo del Estado mexicano contra radios comunitarias como son los casos de Radio Tierra y Libertad y Radio Diversidad, en Nuevo León y Veracruz, respectivamente, así como denunciar la intromisión en la elaboración y aplicación de las nuevas leyes en la materia por parte de las televisoras, dejando en entredicho el papel mediador y de arbitrio del Estado.

Dicho tribunal dejó establecido que las empresas mediáticas son quienes han puesto las reglas del juego, apropiándose no sólo del bien público sino también de la vida pública del país y la democracia; que las leyes se han subordinado a las reglas de estas empresas, sobre todo del duopolio Televisa-Azteca y a los tratados internacionales comerciales, mismos que han sobrepasado la soberanía nacional y han venido eliminando cualquier tipo de protesta ciudadana o expresión a ideas divergentes a las dominantes; que la nueva ley de telecomunicaciones permite graves violaciones al derecho de libertad de expresión, a la comunicación y a la privacidad, entre otros; aquí podemos citar el amparo promovido por el perredista Marcelo Ebrard contra los artículos 189 y 190 que permiten intervenir las comunicaciones de los ciudadanos sin la intervención de un juez, contraviniendo a la Constitución.

Otro inadmisible acto que manifiesta el dictamen del TPP, es el de criminalizar mediáticamente a los movimientos sociales, justificando así el uso público de la fuerza y por ende el control social; asimismo se condena al Estado mexicano por violar la igualdad ante la ley y por no generar un marco jurídico adecuado; también y específicamente se condena al Ejecutivo federal por enviar una ley que transgrede a los derechos humanos y, de pasada, condena de igual forma a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por abstenerse de decidir sobre la constitucionalidad de la ley.

El dictamen concluye con recomendar a instituciones internacionales para que respalden y se pronuncien en contra de dichas violaciones, y conmina al Estado mexicano para que cese toda violencia contra comunicadores y, por último, invita a la sociedad civil, comunicadores y periodistas a no cesar en la democratización y en sus esfuerzos por difundir la verdad.

Para darnos una idea del poder mediático al que nos enfrentamos todos y no sólo los comunicadores, me remito a un estudioso del lenguaje y los medios masivos de comunicación, preponderantemente la televisión y las nuevas tecnologías de la información; me refiero a Noam Chomsky, quien advierte en su decálogo sobre las estrategias mediáticas de comunicación[2], entre otras cosas, la estrategia denominada Dirigirse al público como personas de poca edad, o sea, tratar al espectador como una criatura de poca edad o deficiente mental. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, como forma de menoscabar el sentido crítico del individuo y que permite implantar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos. Reforzar la autoculpabilidad: reforzar en el individuo que sólo él es el culpable de su propia desgracia por causa de su insuficiente inteligencia, de sus capacidades o de su propio esfuerzo; así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción, y sin acción no hay revolución…; y finalmente: Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, esto es, promover entre el público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.

Es así que podemos avalar la aseveración del investigador Steinou Madrid, en la que nombra a este régimen como “la cuarta república mediática”, dejando en el museo de la historia al país emanado del movimiento de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución, para convertirnos en esto que hoy somos los mexicanos: lacayos de un omnipresente poder mediático.
                                                
Notas

  1. http://homozapping.com.mx/2014/07/el-poder-mediatico-controla-a-receptores-y gobierno/#sthash.3f6OGOKM.dpuf

Armas silenciosas para guerras tranquilas.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com