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1686 13 Octubre 2014

 

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La economía no crece
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- A lo largo del año 2014 las previsiones o estimaciones de crecimiento de la economía mexicana se han ido ajustando a la baja. Esos ajustes han sido motivo para señalar al gobierno federal como ineficaz en el manejo de la economía.

Hacer previsiones sobre el crecimiento cuando no se tiene control sobre todas las variables que influyen, hace que las predicciones no tengan gran solidez.

Así, el director del Banco de México, institución responsable de la política monetaria, puede decir con tranquilidad que la economía mexicana no crece debido a factores externos.

Por el lado del gobierno federal, las reformas estructurales que se acaban de aprobar, se justifican precisamente porque van a impulsar la inversión y con ello el empleo. Aunque no se puede aspirar a resultados inmediatos.

El hecho es que la falta de crecimiento económico no es un fenómeno privativo de México.

La economía global no alcanza aún a recuperarse de la desaceleración que provocó la crisis financiera en los Estados Unidos en el 2008.

Hace unos días el Fondo Monetario Internacional tuvo que ajustar a la baja su pronóstico de crecimiento de la economía global para el 2014 y también para el 2015.

En Europa los impactos se han resentido en casi todos los países; en unos más que en otros. Y esta situación de no crecimiento se mantiene en el presente.

Para solventar la crisis en Europa se aplicó un severo recorte en el gasto público, que redujo o suprimió de golpe y porrazo muchos de los beneficios sociales que otorgaban los gobiernos a sus nacionales.

Las medidas de disciplina en el gasto público, como se les denomina en la jerga de los organismos internacionales, han provocado efectos sociales devastadores, en Grecia, Italia, España.

Entre los teóricos de la economía hay una diferencia amplia respecto de qué tipo de medidas se deben emplear para impulsar el crecimiento económico y para salir de las crisis.

El enfoque que prevalece en la actualidad es el de que el rumbo de la economía lo debe determinar el libre juego de las fuerzas del mercado.

Los gobiernos deben intervenir lo menos en los procesos económicos y sobre todo reducir el déficit público a un mínimo.

Como lo muestran los resultados obtenidos, este tipo de políticas tienen un límite y no necesariamente resultan efectivas.

En las últimas décadas la economía global ha crecido a tasas muy reducidas, excepto por casos aislados, como son los de China y algunas economías del sureste asiático. En Europa, Alemania ya no es la locomotora de hace años. 

Hay quienes plantean que una salida efectiva a la recesión o desaceleración se daría con la aplicación de políticas de expansión y no, como hasta ahora, de contracción del gasto público.

Las previsiones para el 2015 a nivel mundial son poco alentadoras en materia de crecimiento económico. Se empieza a reconocer la necesidad de emplear nuevos instrumentos para promoverlo.

El Fondo Monetario Internacional, reconociendo que las políticas monetarias han sido insuficientes, acaba de pronunciarse por lo que algunos llaman vieja receta: invertir en infraestructura, aún y cuando esas inversiones sean públicas y el déficit no se ajuste del todo. En otras palabras: saltarse la rigidez fiscal que ha imperado en los últimos lustros.

Un funcionario del FMI señaló: “Una de las ironías de la macroeconomía se produce cuando los problemas de deuda se solucionan generando más deuda”,  explicó  que se busca reducir el lastre por la vía de los ingresos recortando el gasto en otras áreas.  (el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) el francés Olivier Blanchard), 

El FMI ha hecho un llamado para que los países utilicen su marco fiscal –esto es, los ingresos y los gastos de las arcas públicas– con el fin de facilitar la creación de empleo y la inversión.

La propuesta es generalizada. “La política fiscal no puede reemplazar las reformas integrales, pero sí puede respaldar la creación de puestos de trabajo de varias maneras”.

Veremos si el gobierno mexicano atiende la línea trazada por el FMI.

México utiliza la política monetaria a través del Banco de México, con lo que ha logrado moderar la tasa de inflación; la tasa de interés es baja, aunque no tanto como en Europa o Estados Unidos y la promoción de la infraestructura se está planteando a través de las asociaciones público-privadas y no sólo con dinero público. En los últimos tres lustros el mercado externo ha recibido mayor atención que el mercado interno.

Atrás de todo este juego de políticas están varios supuestos y la necesidad del sistema económico de estar en constante expansión. Cuando se experimenta la fase de expansión la visión que se impone es la global, pero cuando el crecimiento se detiene, a cada país le toca rascarse con sus propias uñas. 

 

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