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1710 14 Noviembre 2014

 

 

SOCIEDAD DEL CONOCIMEINTO
Crisis en México
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- “Pensemos precavida y precautoriamente que el México bronco, violento, mal llamado bárbaro, no está en el sepulcro; únicamente duerme. No lo despertemos (porque) todos seríamos derrotados.” [Jesús Reyes Heroles.]

Las crisis son a veces difíciles de prever y diagnosticar y por ello cuando se hacen presentes no es fácil tener las respuestas adecuadas a la mano. La previsión y la prevención son sin embargo recursos que todo gobierno debe poner en práctica.

Los hechos y las imágenes que se han desarrollado en las últimas semanas, a partir de la desaparición de los estudiantes normalistas, han provocado una crisis en el ámbito político y una reacción de censura de la sociedad.

La repercusión a nivel internacional y las reacciones de organismos y gobiernos han puesto presión sobre el gobierno mexicano.

Las marchas multitudinarias y las expresiones de solidaridad con los estudiantes desaparecidos y sus padres reclaman  justicia con una demanda que  hasta ahora no recibe respuesta: vivos se los llevaron vivos los queremos.

En un escenario de crisis, los actores sociales y políticos instituidos (entre ellos los medios de comunicación) juegan un papel casi predecible: pedir la renuncia de tal o cual funcionario; señalar la ineficacia de las instituciones; exagerar la profundidad del problema, etcétera. Son formas de hacerse presentes en el escenario público. Entre el tremendismo y el aquí no pasa nada. Pero nadie puede presumir o anticipar cuál va a ser la salida del conflicto.

La crisis en curso tiene diversas facetas o formas de interpretarse e involucra a las estructuras del poder.

Una crisis en la seguridad pública que es un servicio primordial del Estado. Allí están las atribuciones y competencias y la atingencia para una coordinación efectiva.

Un cuestionamiento a los partidos políticos, que son elementos del estado. El reclutamiento, la selección de candidatos, el ejercicio del poder que reciben en delegación.

Un reclamo al gobierno (federal, estatal y municipal) por falta de efectividad en la aplicación de la justicia y el involucramiento de las fuerzas del orden en la responsabilidad de lo sucedido.

Todo esto en medio de una situación crítica en la economía.

Y de una situación social muy deteriorada, debido a una pobreza creciente. Es el resultado de un proceso, de una trayectoria histórica. Son los many mexicos que apreciaban los observadores estadounidenses a principios del siglo XX; es el México profundo de los antropólogos mexicanos; la advertencia de Jesús Reyes Heroles del riesgo siempre presente de despertar al México bronco; son la impunidad y la corrupción que hasta el ex presidente Zedillo se atreve a señalar.  

Los hechos y las imágenes que se han desarrollado dan la impresión de que de repente la situación general del país estuviera en conflicto.

Se trata de hechos graves, con trascendencia política y social, que a juicio de algunos círculos de opinión plantean la necesidad de revisar a fondo, instituciones, métodos y  prácticas. A semejanza del proceso seguido en la URSS, la disyuntiva entre abrir la economía antes que la política, o viceversa, se presentó al gobierno de Carlos Salinas en los años noventa. Se optó por abrir la economía primero y después con las reformas electorales propiciar un cambio político. Los resultados a casi veinte años son que seguimos sin lograr el desarrollo económico ni avanzar en el desarrollo político. Allí están Chiapas y los zapatistas.

Cómo evitar que la tragedia de los 43 continúe o vuelva a repetirse. No hay una respuesta fácil.

Hay un registro histórico de 20 mil desaparecidos.

El gobierno del presidente Peña Nieto promovió un conjunto de reformas estructurales en materia económica que fueron bienvenidas por las instancias internacionales del poder económico.

Ahora, lo que podría intentarse es avanzar con la agenda de la sociedad, con reformas estructurales, que sean bienvenidas por organismos como la ONU, la Unesco, la OMS, los organismos de Derechos Humanos, para resolver las carencias, las deficiencias y demandas de la sociedad.

Una nueva agenda social construida desde abajo, desde la sociedad civil.

 

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