Nuevo León, preparado para nuevo gobierno
Roel Guajardo

Monterrey.- En México, como en Nuevo León, hay una profunda crisis de confianza y credibilidad en los gobernantes. Los ciudadanos ponemos en duda o de plano no creemos en los informes, en las estadísticas y en las promesas de los gobernantes.

Mucho menos en las proyecciones de una sana economía que hacen nuestros funcionarios.

En Nuevo León cuando nos informan que los índices de violencia han disminuido, la lectura que los ciudadanos le damos es diametralmente a la inversa, cuando se afirma que la deuda pública del Estado no es tan alta como se dice, pensamos que es sumamente cuantiosa, pesadísima para la población y casi impagable por varias generaciones que están hipotecadas.

Es tan profunda la desconfianza que cuando concursan o licitan en el Estado o la Alcaldesa de Monterrey una obra pública como el Puente de Av. Leones y Sevilla, Monterrey VI, la Línea III del Metro, las luminarias para la ciudad o los medicamentos para la Clínica Municipal, intuimos que la convocatoria y la obra va predestinada a un proveedor de confianza, consentido, arreglado y que además presenta las cotizaciones más altas.

Cuando se anuncia que no van a subir los impuestos, ni los servicios, estamos seguros que va a suceder todo lo contrario y así ha estado y sigue pasando.

Los ciudadanos estamos agotados, hastiados de tantas mentiras que los gobernantes de los diferentes partidos hacen sin rubor alguno.
La población esta cansada de que gobiernen los mismos brincando de un puesto a otro y que lo hagan mal.

En estos momentos de cara a las elecciones del 2015, la ciudadanía de Nuevo León ya no quiere lo mismo, no quiere a los hombres y mujeres de los partidos políticos que nos han fallado, que han defraudado nuestra confianza, que consideran que el Estado o el Municipio es de ellos.
Gobernantes que olvidan que son servidores públicos y que el patrón es la población.

Nuevo León esta hasta la coronilla de los malos gobernantes , de la inseguridad, de tan escandalosa deuda, del abandono de la ciudad capital, del caos en la vialidad y de tan desmesurada corrupción.

El Estado está preparado para cambiar a un gobierno diferente, a un gobierno de ciudadanos y para los ciudadanos. Incluso un gobierno sin compromiso con partidos, porque aspiramos a un gobierno para todos.