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1712 18 Noviembre 2014

 

 

Asilo y protección, ¡ya!
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- No se puede ver a la tragedia fríamente. Estaba yo en el estrado como testigo experto en el juicio de asilo político de Juan E., para atestiguar sobre las condiciones de México. El  tema es sensible porque el gobierno de Estados Unidos ha determinado que México es una democracia y de una democracia la gente no huye ni se dice perseguida. Eso está bien para Cuba o Venezuela, que tienen dictadores certificados por el Departamento de Estado.

Para los 150 mil muertos, 23 mil desaparecidos y 400 mil desplazados de México deben haber otra explicación; y el gobierno estadounidense dice que el gobierno mexicano hace múltiples esfuerzos para arreglar las cosas.

En un esfuerzo para desanimar a los miles de solicitantes de asilo político, la administración de Obama ha llegado al extremo de emitir directrices para acelerar la negativa de las solicitudes de protección, porque éstas han aumentado 250 por ciento solamente en un año; en el período de 2012-2013 se han presentado 36 mil casos con un “miedo creíble” de persecución. La declaración de “miedo creíble” es el antecedente para recibir asilo político y determinado la persona queda libre para seguir el juicio.

El asilo político para los mexicanos se niega sistemáticamente. Hay un juez en El Paso que alcanza el 99 por ciento de rechazo. Esto no obstante a que en enero de 2014 la Comisión Permanente del Congreso de la Unión mexicano aprobó un punto de acuerdo donde instruye a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que le solicite a Estados Unidos que conceda asilo político a los perseguidos mexicanos. El Estado mexicano aceptó que es incapaz de proteger a sus ciudadanos y le pide a otro gobierno que lo haga. Esto no solamente es histórico en México, sino que posiblemente no haya sucedido en ningún otro país.

Si el solicitante mexicano decide pelear la protección, a menos de haber entrado con visa, es encarcelado, en ocasiones por muchos meses; hay varios casos que han durado de cuatro a cinco años detenidos. Según la ACLU, a diario detienen a 33 mil 400 inmigrantes; aquellos que quieran ser liberados tendrán que aceptar la deportación; otros estarán encarcelados esperando ver a un juez que terminará deportándolos. Llegamos así a que mientras la estadística de crimen baja en Estados Unidos, un 60 por ciento de los presos en las cárceles estadounidenses cometió un “crimen migratorio”.

El caso para el que yo comparecía es el de un joven cuya hermana fue asesinada; su madre también lo fue en las puertas del Palacio de gobierno de Chihuahua, llegando a convertirse en el caso emblemático sobre la falta de protección de la gente; si no estás a salvo en las puertas del Palacio de gobierno, ¿dónde lo estarás? Él mismo fue amenazado en una tienda en El Paso, Texas, por el asesino de su madre.

En México, una víctima tiene que convertirse en activista social para lograr que la policía investigue, y entonces, su voz adquiere tonos políticos indeseados por el poder y se convierte en enemigo del Estado. Juan Fraire no solamente tuvo que esconderse en Estados Unidos, sino que ahí adentro tuvo que volverse a esconder porque el asesino de su madre anda suelto, aunque el gobierno tiene un chivo expiatorio en la cárcel. Junto con Juan, toda la familia vive la pesadilla de vivir el miedo cotidiano; una tía me dice: me volví nómada, me mudo de casa constantemente. Este es uno más de los muchos casos de victimización múltiple.

La fiscal, una joven fría y agresiva, centró sus argumentos en ataques personales: atacó al abogado de Juan, a Juan por supuesto, y a mí también. En ningún momento intentó rebatir los cientos de documentos, incluidos reportes del Departamento de Estado, donde se alerta contra la tortura y la extorsión en México; su argumento era negar el asilo en base a la descalificación personal.

Uno de los puntos climáticos fue cuando me preguntó si en mis libros critico al gobierno; respondí que en todos; y entonces preguntó si no me habían hecho nada, a lo que respondí que sí lo hicieron y por eso me fui a Estados Unidos a empezar mi carrera en sus universidades.

Es posible que sea una mujer que no se conmueve ante la tragedia que vive México, porque hablar de 150 mil muertos es una cifra tan alta que se vuelve irreal. La fiscal pedía negarle la protección acusándolo de fumar mariguana, sin tratar de entender la depresión de esa víctima, y ni siquiera se conmovió cuando él le dijo: qué hubiera hecho ella si le hubieran asesinado a su hermana y a su madre.

Es para romperle el alma a alguien que tenga algo de sentimientos ver esa desgracia familiar; tal vez, la joven abogada se escude en que cumple con su trabajo, lo que hace con el ánimo más destructivo posible. 

 

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