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1713 19 Noviembre 2014

 

 

MUROS Y PUENTES
Beatriz Mariel, mujer de teatro
Raúl Caballero García

 

Dallas.- A Beatriz Mariel un golpe de la vida la hizo mujer de teatro. Cuando murió una de sus pequeños hijos –Viviana, de 10 años– por recomendación de una especialista, decidió acercarse a un taller teatral universitario.

A fin de superar su dolor adentrándose en el arte dramático, descubre “que la vida del teatro es única, es muy linda”.

Eran los años 70, en esos momentos de su vida su esposo le llegó a comentar que hacía tiempo que no la veía tan feliz como durante esos días en el taller de teatro.

Mariel hoy está dedicada al teatro en la zona metropolitana de Dallas-Fort Worth, pero podemos apuntar que su vida de teatrera se ha dado en dos etapas; la primera cuando ingresa al Taller de Teatro en la Universidad Popular de Belgrano, en el que trabaja durante varios años aprendiendo técnicas de interpretación; la segunda se da cuando llega a vivir a Dallas, en los años 90.

Ella se hizo sola en el mundo teatral, es una directora autodidacta, una mujer que comprendió que el teatro va en serio, y se convirtió en una directora bien aplaudida.

Su acercamiento al teatro
La disciplina teatral en la que Mariel se forma –y que más tarde seguirá en el desarrollo de su carrera como directora– es la escuela de Stanislavski, la que enseña que la interpretación debe ser realista, naturalista.

Constantin Stanislavski (1863-1938) fue un actor y director ruso. Mariel destaca que “desarrolló una técnica de interpretación de personaje realista, natural, verídica, y sincera, alejada de toda artificialidad, trabajando mucho con la parte psicológica del personaje, por eso yo trato de que los actores estudien el personaje desde su nacimiento hasta que pisan el escenario para que sea tan convincente como una persona real”.

Ella puntualiza esas etapas: “Mi acercamiento al teatro fue porque en el año 1975, cuando yo vivía en Buenos Aires, en Argentina, y falleció Viviana una hija mía de 10 años en un accidente de auto, y a los pocos meses de soportar todo esto –yo tenía a mis otros hijos, a Mariana de 3 años y mis dos hijos varones, Federico de 14 y Gustavo de 12– yo tenía que ponerme bien por ellos y por mí también, ¿no? Entonces fui a ver a una psicóloga que me recomendó que hiciera algo que fuera mío, algo que a la mejor había hecho cuando adolescente, que me gustara, alguna cosa artística”.

Así comenzó esto que hoy la define. Su madre fue profesora de recitación y a ella le gustaba recitar y cantar, intentó algunas cosas antes de dar con el teatro. Cuando se presentó a formar parte del Grupo Catarsis, se le abrió otro universo.

El taller de Catarsis era un grupo integrado por jóvenes, Mariel estaba por cumplir los 40 –cuenta que siempre ha sido muy tímida: “Siempre, toda mi vida he tenido muchos problemas con mi timidez”– y allí estaba encontrándose con un grupo de jóvenes teatreros “y muy bohemios además, y yo estaba casada con una persona que era ejecutivo de una compañía”.

Al principio “me sentía como ‘qué estoy haciendo acá’, pero me recibieron tan bien, me recibieron con los brazos abiertos, con gran alegría de ver a una persona más que se iba a integrar al grupo, que tenía 2 directores, Manuel González Gil y Carlos de Urquiza que actualmente son directores y escritores de teatro, los dos siguen en Argentina”.

Con ellos aprendió las técnicas de Stanislavski, el taller abarcaba 4 años, Mariel cursó 3, los dedicados a “la improvisación, trabajos individuales y en equipo, relajación, vocalización, toda una serie de trabajos hasta poder llegar a subir a un escenario”.

Fueron 3 años, del 76 al 79, “y todo lo que aprendí ahí me sirvió. Entre las cosas que leí, escuché y traté de entender sobre la interpretación de personaje, me sirvió como guía para dirigir a los actores, Stanislavski escribió estos dos libros Manual del actor y Creación de un personaje ambos basados en su sistema”.

Pero entonces un día dijo no voy más. “Iba a ver obras de teatro, me encantaban, me encanta el teatro hasta que bueno pasaron muchos años. Volvimos con mi marido a EU, teníamos nuestra residencia acá, mi marido trabajaba para una compañía americana; luego cerró la compañía en que estaba y nos fuimos a México. Primero vivimos en Chihuahua en el año 86 y después en el 87 nos fuimos al DF. Cuando mi marido falleció, ya tenía 30 años de casada y nos habíamos mudado 32 veces, entre hoteles y todo”.

A principios del 88 “mi marido cayó enfermo, le diagnostican que tiene cáncer en el pulmón y fallece a los 5 meses. Y no me podía quedar con mija porque nosotras estábamos acompañándolo a él, él tenía permiso de trabajo, pero una vez que él falleció nosotros no podíamos vivir ahí más”.

Sin embargo, ella y su hija Mariana permanecen 2 años más en la capital mexicana. Mariel tomaba un curso de Desarrollo Humano en el Centro de Orientación y Desarrollo Humano, trató de obtener la residencia mexicana, “yo tenía amigos muy queridos allá, yo me quería quedar en México, a mí me gustaba vivir en México, me sentía muy bien, muy cómoda”, hasta el momento en que el abogado le dice: “Se casa con un mexicano o se va a tener que ir”. Mariel subraya: “Casarse o no casarse, son decisiones muy difíciles, entonces yo llamé a mi hijo y mi hijo me dice que él acá me necesitaba, y yo tenía mi residencia de EU y entonces me vine a trabajar con mijo (Federico)… en los años 90 me vine a Dallas, era la primera vez que yo venía a Dallas, siempre había vivido en Chicago, Nueva York y Connecticut.

En el Centro Argentino
En Dallas, dice, en esa época “no había nada, uno iba al Down Town y era un ciudad muerta, no había nada en ningún lado, ni un Cafecito un lugarcito para sentarse… (se ríe) nada … y bueno después mi hijo que es periodista (Gustavo) me dijo que había un Centro Argentino, que fuera para que yo no estuviera tan sola y tuviera amigos y me pudiera conectar con gente y así lo hice”.

Mariel se hace socia del Centro Argentino en 1996 y meses después el doctor Pedro Paez forma un grupo de teatro. La invitan sabiendo que ella había hecho teatro en Argentina, “ninguno de ellos había hecho teatro, ni siquiera el doctor Paez, eso fue una cosa así como diciendo nos vamos a juntar a jugar a las cartas, ¿no? Entonces yo me uní al grupo y actué en dos obras. Ellos trataban de dar una obra cada año, una obra diferente, en la primera que dimos yo actué, en la segunda obra también actué y estaba feliz porque claro yo ya no tenía la presión de niños chicos ni nada, pero… ¿por qué será que uno compara siempre? Pero sí, es humano a veces comparar... mis clases, mis talleres de teatro en Argentina eran tan profesionales… que (acá en Dallas) a veces chocaba un poco porque yo me preparaba, mi actuación yo sabía cómo prepararla, me acordaba de lo aprendido. (Pero acá en el Centro Argentino) llegaba y una mesa puesta con comida, bebida… y yo decía ‘bueno, pero, vamos a ensayar’ y ‘no primero vamos a comer un poco y vamos a charlar’… y bueno, para ellos era un pasatiempo, para mí no. Yo soy un poco estricta en eso porque cuando yo voy a un lado y me dicen ‘mira vamos a hacer tal cosa’, espero que la hagamos”.

Confiesa que a veces se sentía frustrada con el grupo “pero bueno, era lo que tenía, me gustaba y dije: ‘bueno voy a tratar de seguir lo que ellos hacían’ porque si no me quedaba afuera. En la tercer obra, en el tercer año cuando dieron La Nona yo tenía mi papel, me encantaba, me lo había aprendido para la audición. Damos la audición, la paso y también había otra persona que buscaba mi papel y entonces viene el director, que era el Dr. Paez y me dice ‘Beatriz a mí me gustaría que fueras mi asistente en la dirección’. Y entonces, ‘ay Dios mío, no’, le digo, ‘no, yo quiero actuar’. ‘Por favor’, me dice, y bueno él no sabía nada de dirección. Era un hombre que viajaba mucho y entonces yo no tuve más remedio que aceptar, le dije ‘bueno yo le ayudo’, y le ayudé y desgraciadamente empecé a tener enemigos, porque bueno yo nunca he sido complaciente cuando tengo que dirigir a un actor, y no es que el actor tenga alguna culpa sino que si hay una dirección es por algo; y entonces lo ayudé en esa obra y al siguiente año él dijo que no iba a hacer más teatro”.

Mariel comenzó a dirigir obras de teatro en el Centro Argentino, entidad para la que guarda gratitud, de hecho ahí comenzó su carrera como directora, ahí aplicó lo aprendido en Buenos Aires años atrás y a partir de eso evolucionó su actividad hasta formar el Grupo Cambalache, Teatro en Español, uno de los grupos teatrales profesionales del Norte de Texas.

Comienza cuando “la Comisión del Centro Argentino me pidió que me quedara como directora”. Al principio “yo les dije que no, les dije que un director tenía que haber estudiado y yo les dije que no, no sabia cómo dirigir, no tenía idea... y me responden ‘bueeeno pero el teatro, vos sabés cómo es aca’… y eso no, al contrario, me puso más enojada”.

Pero no encontraron a nadie y Mariel termina haciéndose cargo. “Entonces empecé mi auto-escuela, mi auto-estudio, me iba a las bibliotecas, buscaba libros”. A partir de ese momento la teatrera que hay en ella comienza a crecer, vive para ello, todo lo enlaza con el conocimiento de la dramaturgia. Por ejemplo cuando viaja a España, en una librería especializada en teatro conoce a un director que le recomienda ciertos libros; cuando viaja a Buenos Aires traba relación con dos directores teatrales, Roberto Perinelli y Roberto Cossa, con ellos “conversábamos, me explicaban sus experiencias, claro ellos son directores de teatro y escritores muy famosos, para mí esto era muy importante”.

Entre las recomendaciones que recibe menciona el libro Prácticas de dramatización, “con ese libro hice los talleres en el Centro Argentino para todos los que querían actuar, hice talleres por 2 años, con un muchacho colombiano que me ayudaba, Fernando Rojas, él había estudiado teatro y sabía bastante de teatro, y bueno se tuvo que ir a Nueva York por su trabajo y yo seguí con los talleres para que toda esta gente que estaba actuando tuviera una idea de lo que era el teatro, porque es muy difícil trabajar con gente que no tiene idea de lo que es el teatro y yo los quería preparar, yo les quería enseñar y quería que ellos supieran. Algunos a la mejor sí captaron y otros no, iban nada más porque les parecía divertido”.

“Estoy muy agradecida con el Centro Argentino porque gracias a ellos empecé ahí con esto del teatro”. Es a través de esas actividades teatrales que Mariel comienza a formar el Grupo Cambalache con Mariana Mariel, Daniel Chamero y Cristian Muñoz. “Ellos fueron los que abrieron esto, para yo poder llegar a hacer teatro y por eso siempre estoy muy agradecida”.

Entonces en ese centro comunitario Mariel se dedica a hacer teatro, la primera obra que dirige sola es Cuidado con las bonitas, en 2002, una pieza de Alejandro Berruti, “la dimos en el Teatro Rose Marine de Fort Worth”. Vendrían luego varias escenificaciones: Tute Cabrero de Roberto Cossa la pone en el Bath House Cultural Center de Dallas; Landrú, asesino de mujeres de Roberto Perinelli, Venecia de Jorge Accame.

“Di también Justo en lo mejor de mi vida… en esa época vivía mi hermano en Buenos Aires e iba todos los años a visitarlo y con él íbamos al teatro y yo cuando veía una obra que podía enganchar con los actores de acá, venía y la daba, una de ellas fue Venecia, y Justo en lo mejor de mi vida (de Alicia Muñoz) y la última obra que di con el Centro Argentino, en 2006, fue La cena de los tontos (de Francis Vever), esa obra la dirigió Daniel Chamero y ahí trabajó por primera vez con nosotros Cristian Muñoz que también es fundador de Cambalache.

“Fue cuando a la presidenta del Centro Argentino le dije que yo no iba más con el centro, le dije para que el centro no se quede sin teatro, en el 2007 volvemos a dar La cena de los tontos” y lo hicieron, la pusieron en el Latino Cultural Center. A partir de entonces nace Grupo Cambalache en Dallas, que en la actualidad ocupa un lugar destacado en la escena del Norte de Texas.

El Grupo Cambalache
Es en marzo de 2008 cuando “formamos Cambalache, lo formamos Mariana mi hija, Daniel Chamero y Cristian Muñoz, pero también pertenecían al grupo Liliana y Osvaldo Svevo y Nora Moreno. Cuando empezamos con Cambalache no teníamos ni un peso, nada, yo tenía unos amigos colombianos, Patricia y Ricardo Moor, también Vicky Campos y Gladys Jiménez, ellos nos ayudaron, hicieron una cena para nosotros en un hotel, también hicimos rifas, todo para juntar dinero para poder dar nuestra primera obra”, recuerda Mariel.

Esa primera obra del Grupo Cambalache fue El Método Gronholm, del barcelonés Jordi Galcerán, fue un éxito bajo la dirección de Beatriz Mariel en The Mac-Kitchen Dog Theater.

Cambalache es un grupo de artistas que se identifican entre sí: “Mariana, Daniel y Cristian tienen el mismo concepto que tengo yo del teatro, el teatro no es chiste, el trato no es para divertirse como si fuera un pasatiempo mientras lo haces, el teatro es trabajo, es estudio, es tener respeto al espectador. Si yo voy a poner una obra tengo que pensar en el espectador. Realmente el espectador es ‘La Diva’ del teatro. Los cuatro estamos de acuerdo en hacer obras realistas, naturalistas y todos seguimos mucho a Stanislavski . Para mí fue muy fácil porque ya los había dirigido a ellos, ya había trabajado con ellos”, explica la directora.

La formación del grupo también tiene coincidencias. Mariana Mariel estudió teatro en la universidad y ha estado cerca de su madre durante la carrera de ésta; Daniel es actor y músico e igual su mamá era directora de teatro, así que trabajó mucho en el teatro con su mamá desde jovencito, en Buenos Aires, explica Mariel; y Cristian estudió teatro en Chile, es un actor, ha actuado con mucha gente acá, con Cora Cardona (de Teatro Dallas), con Cara Mía, “lo mismo Daniel o sea que ellos son actores profesionales y saben lo que es el teatro, por esa razón ha sido más fácil”, dice Mariel.

Pero no sólo del teatro viven los grupos independientes. Los actores de Cambalache trabajan en el día, apenas tienen tiempo para venir al teatro y estudiar sus parlamentos. Mariana es maestra de español en High School; Daniel es experto en informática, arregla computadoras; Christian aparte de ser actor, que trabaja a veces de eso, es casi manager de un restaurant señala Mariel.

Desde 2008 cuando montan El método... hasta la fecha actual, han escenificado una obra cada año, cada una tiene un cúmulo de experiencias y anécdotas que Mariel narra minuciosa y deliciosamente en una charla cálida en su hogar; cada una tiene sus historias detrás y cada una ofrece su historia textual, su mensaje al público, y con cada una los actores de Cambalache y su directora se han enriquecido trabajándolas, representándolas, interpretándolas para sus espectadores.

El año pasado decidieron hacer obras cortas y darlas en casas de familia. Mariel trae de Argentina “muchas cosas que se hacen allá, los actores con tal de poder actuar y de hacer algo inventan escenarios y había un grupo allá que yo fui a ver en una casa de familia, y me pareció excelente la idea y bueno la hicimos”.

Daniel -cuenta Mariel- se conectó con este escritor de teatro, Juan Carlos Rubio, “y una monada el hombre, enseguida le dijo ‘sí den la obra a mí no me tienen que pagar nada, yo los doy permiso’ y pues fue bárbaro, entonces dimos la obra Epitafio, la dimos varias veces en varias casas de familia. Es interesante, a la gente le gustó, fue mucha gente y juntamos un poco de dinero; y a fin de año dimos La muerte y la doncella (de Ariel Dorfman) que antes ya la habíamos dado como un grupo independiente en el estudio de mi nuera (Solange Mariel), y nos fue muy bien, tuvimos muy buenas críticas. Esa obra la dimos en el Bath House y en El Centro College la dimos gratis para los alumnos y maestros a teatro lleno, fue muy lindo todo.

“Para este año que hemos estado preparando Un dios salvaje (de Yazmina Reza), se nos ocurre otra obra corta del mismo Juan Carlos Rubio, Arizona, pero ya los actores de planta en Cambalache me dijeron ‘no queremos actuar en Arizona, nosotros queremos dedicarnos a Un dios salvaje’, no tenían tiempo, entonces busqué otros actores y en Arizona trabajaron Ignacio Luján y Paola Ramírez. Ahora estamos preparando Un dios salvaje para noviembre 7, 8, 14 y 15 en el Bath House.

Mariel explica que en Dallas “es muy difícil conseguir actores, actores de habla hispana, que hablen bien el español”. Para las audiciones de Un dios salvaje se presentaron pocos. “Omar Aparicio es la primera vez que va a trabajar en un teatro acá, es mexicano, él ha hecho teatro en México; a esta otra actriz, Natalia Figueroa, Cristian la conocía y vino a audicionar y se quedó con el papel, pero nosotros creíamos que íbamos a tener una fila... pero no. Cristian es mi asistente y ésta en la producción y en la publicidas”, informa Mariel.

Con Aparicio y Figueroa en Un dios salvaje actúan Daniel Chamero y Mariana Mariel. A pregunta expresa la directora Mariel cuenta que en los momentos frustrantes, durante los ensayos y la preparación de una obra, de pronto exclama: ‘¡Esta es la última vez que yo hago esto!’... “pero ahora ya se ríen de mí los chicos, saben que aquí estaré”…

El trabajo de mesa en la lectura de la obra es lo primero que hace el grupo, se intercambian pareceres, escuchan las indicaciones de la directora; vienen luego los ensayos en sus diferentes facetas y después uno de los momentos culminantes es cuando llega la fecha del estreno. Mariel cuenta que cuando empieza la obra en el estreno “tengo mucho nervio, ahora no tanto por los actores que ya conozco, antes sí, ahora ya los conozco y ya sé lo que van hacer ellos en el escenario y cómo se van a comportar, entonces mis nervios bajan bastante y me siento a disfrutarlos, pues no los puedo disfrutar tanto en los ensayos porque tengo que estar viendo muchas cosas; entonces me siento a disfrutar la obra y siempre me siento en algún lugar donde yo pueda ver lo que está pasando en el escenario, y un poquito a la gente, qué cara ponen, qué está pasando en el público. Es lo que me interesa a mí, el público, y así pasa, cuando termina la obra y yo sé que ha salido muy bien, entonces es la satisfacción más grande, ver que ellos se paren, saluden y que la gente los aplauda, para mí eso es algo increíble”.

‘La directora consentida’
Dos de los actores que han trabajado al paso de los años con Beatriz Mariel ofrecen sus opiniones. Cristian Muñoz, de Chile, destaca que “el trabajo de Beatriz se basa en el teatro realista, ella como directora es muy exigente, tiene muy buen ojo para los personajes. Trabaja muy al detalle, tiene un concepto muy claro de cada obra, muy claro de lo que busca en cada personaje. Ella es de lo mejor en Dallas, yo he trabajado en varias de las compañías de Dallas y siempre que vuelvo a Cambalache se siente como volver a casa, ella es la directora consentida. Como actor uno trabaja muy bien con ella, porque le da la oportunidad a los actores de proponer, ella te da muchas oportunidades para que tú hagas una propuesta actoral. Trabaja mucho en la sicología de los personajes, por eso hace mucho trabajo de mesa y eso es para lograr el mejor trabajo de los actores, es muy asertiva en el trabajo que hace”.

Por su parte Daniel Chamero, de Buenos Aires, destaca su “trabajo con ella desde hace más de 15 años, es una directora excelente, trabaja mucho para que todos encontremos el personaje específico en cada obra. Trabaja de cerca con los actores para encontrar juntos cada personaje. Su trabajo va mucho más allá de la mera dirección artística”.

Del Grupo Cambalache Muñoz dice que “es un grupo con el mensaje de mantener nuestra lengua en Estados Unidos”, en tanto Chamero destaca que “es un grupo en el que crecemos junto con Beatriz, nos está saliendo muy bien, la idea original fue la de crear un grupo diverso en la zona metropolitana”.

Al respecto Mariel destaca: “Después de todos estos años de teatrera siento que la vida me ha regalado mucho, y me ha ayudado poniendo a mi lado personas como mi hija Mariana, Daniel, Cristian, Nora y tantas personas que me apoyan, me han apoyado y lo siguen haciendo. Cada vez que estoy preparando una obra me digo: “esta es la última vez”. Preparar una obra a veces es mucho estrés, enojos, frustraciones… pero también qué estaría haciendo yo si no tuviera el teatro. Lo que borra todas estas desazones es cuando estrenamos y al terminar la obra oigo los aplausos y las felicitaciones, entonces ahí estoy preparada para la próxima”.

Obras presentadas por Cambalache Teatro en Español
2008
El Método Gronholm del autor Jordi Galcerán. Presentada en The Mac-Kitchen Dog Theater. Dirigida por Beatriz Mariel.

2009
La Familia de la autora Teresa Marrero. Presentada en Sol’s Art Studio; Bath House Cultural Center; UNT (Universidad del Norte de Texas) Biblioteca de Dallas en la Fifth International Book Fair. Dirigida por Beatriz Mariel y Teresa Marrero.

2010
El Método Gronholm de Jordi Galcerán. Presentada en el Bath House Cultural Center y en Teatro Dallas. Dirigida por Beatriz Mariel

2011
El patio de atrás de Carlos Gorostiza. Presentada en el Bath House Cultural Center. Dirección general Cristian Muñoz y dirección artística Beatriz Mariel

2012
Arte de la autora Yazmina Reza. Presentada en el Bath House Cultural Center.
Dirección Raúl Serrano, asistente de dirección Beatriz Mariel

2013
Epitafio del autor Juan Carlos Rubio. Presentada en casas particulares y en el Latino Cultural Center en el Festival de Teatro en Español. Dirección Beatriz Mariel

2013 – 2014
La muerte y la doncella de Ariel Dorfman. Presentada en el Bath House Cultural Center y en el Centro College de Dallas. Dirección Beatriz Mariel

2014
Arizona de Juan Carlos Rubio. Presentada en casas particulares; en Casa Argentina y en VChassé Dance & Art Studio. Dirección Beatriz Mariel

2014* - Calendarizada: 2015
Un dios Salvaje de Yazmina Reza. En el Bath House Cultural Center.
Dirección Beatriz Mariel, asistente de dirección Cristian Muñoz

* Funciones 14 y 15 de noviembre en el Teatro del Centro Cultural Bath House de Dallas.

 

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