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1716 24 Noviembre 2014

 

 

Alcaldes Toyota
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- El modelo “Lean” de Toyota propone que los directivos y empleados de una organización se liberen de los procesos y acciones que no sirvan (todo lo “inactivo”) para centrar su atención y tiempo a lo que sí sirve (lo “activo”, lo que adelgaza y racionaliza) y evitar así el despilfarro de recursos.

Cuando un alcalde gasta en autoimagen acomete un inactivo porque no mejora el entorno de la ciudad: no agiliza la vialidad, ni elimina la corrupción de esa administración, ni repone las innumerables luminarias fundidas, ni rehabilita los parques, ni limpia la suciedad de muchas colonias populares.

Pero si se trata del beneficio personal de un alcalde, ese gasto de autoimagen puede ser un “activo” como lo pide el método Toyota: se habla muy bien de él o ella en la prensa vendida, lo cubren la radio y la televisión, puede llegar a ser trending topic en las redes sociales. “Que se hable bien o mal de mí, pero que se hable”. Escoja el lector cualquier otro modelo empresarial de moda: total quality management, buisness process reengineering, management by objectives, etcétera. En todas, el municipio pierde y en todas, el alcalde, en lo personal, gana.
 
Pero lo que le interesa a los ciudadanos es que la ciudad esté bien administrada por sus gobernantes. Ahora bien: ¿por qué actúan así los alcaldes, buscando sólo su beneficio personal? Porque así, según sus cálculos, ganan más simpatizantes, se venden mejor a la gente. Además, dada la simpleza política de la mayoría de nuestros políticos, no podrían tomar otras acciones más complejas.

Es la misma razón de fondo de por qué la ametralladora británica Sten fue la más vendida en los años 40 a pesar de su evidente deficiencia tecnológica (era tan mala que solía trabarse al disparar). La norteamericana Thompson M1, en cambio, era mucho más precisa, más fiable, más certera al disparar, pero no se vendía bien como la Sten, que era la favorita por los militares. ¿Por qué? Porque era simple de manipular, fácil de usar, accesible para operar. Y por una extraña razón, la gente prefiere lo fácil, lo accesible, lo simple, aunque no sirva, ni sea útil ni eficaz, ni funcione al soltar un tiro o al administrar una ciudad.       

Claro, la fórmula no funciona siempre. Existe un fenómeno cognitivo conocido como “de la mano caliente”, según el cual tendemos a creer que una racha de resultados buenos (en esta caso la buena imagen presente de un alcalde) se mantendrá inalterable en el futuro. Falso. El ejemplo que niega esta tendencia positiva son los deportistas: el notable rendimiento de un atleta tarde o temprano se verá afectado por variables fuera de su alcance.

Tarde o temprano, dada su simpleza, su fragilidad interna, su inocultable frivolidad, su vacuidad mental, el alcalde que basa toda su administración en autoelogiarse, se despeñará en el olvido, o en la cárcel.

 

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