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1737 23 Diciembre 2014

 

 

El peor año para la niñez
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- A días de la Navidad es muy triste saber que para las niñas y los niños del mundo el 2014 fue un año devastador, ya que nunca como antes tantos infantes fueron sometidos a una brutalidad tan atroz.

Es devastadora la calificación emitida por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF), que con base en su Reporte Anual evaluó que millones de pequeños de todo el mundo vivieron el peor año.

Aunque la niñez mexicana no resultó de las más afectadas, es una situación que debe mantenernos alertas y ocupados porque la vida de los menores de edad de nuestro país no se vea marcada por “los coletazos” de la guerra contra el narcotráfico y la violencia de los grupos delincuenciales.

Precisamente la razón por la que la UNICEF califica el 2014 como el peor año para la niñez, son las guerras desatadas en diversos países del mundo y en regiones sumidas en conflictos armados, donde niños y niñas sufrieron las devastadoras consecuencias de la violencia.

Durante el 2014 alrededor de 15 millones de niños y niñas estuvieron expuestos a violencia extrema en países como Irak, Sudán, Siria, Ucrania, República Centroafricana y territorios palestinos.

Más de 230 millones de niños y de niñas de dichos países migraron a otras regiones, además de naciones como Afganistán, Nigeria, Somalia, Pakistán y Yemen, cuyas agresiones fueron olvidadas rápidamente.

Los casos más devastadores son los diez mil niños reclutados forzosamente por las milicias en la guerra que se vive en la República Centroafricana, donde más de 430 fueron asesinados o mutilados y 2.3 millones quedaron afectados por el conflicto armado.

Por la guerra civil en Siria -alentada por Estados Unidos y otras potencias de Occidente desde 2011-, fueron atacadas 35 escuelas dejando al menos 105 niños muertos, donde además 7.3 millones de menores sufren el impacto del conflicto y 1.7 millones son refugiados internos.

En Irak hay 700 menores, al menos, que fueron mutilados o ejecutados por el conflicto con el grupo extremista Estado Islámico, donde 2.7 millones de pequeños sufren las consecuencias de la violencia.

En la Franja de Gaza por los bombardeos israelíes durante el verano, 538 niños fallecieron y casi tres mil 370 resultaron heridos, aparte de los 54 mil menores que se quedaron sin hogar.

En Sudán del Sur a causa de la guerra sectaria, 750 mil menores han sido desplazados, mientras que en Guinea, Liberia y Sierra Leona casi cinco millones tuvieron que abandonar la escuela como medida preventiva por el ébola, virus mortal que dejó en la orfandad a miles de infantes.

El caso más reciente y más devastador ocurrió en Pakistán, donde fueron asesinados a tiros 132 niños durante un mortífero ataque de seis talibanes a una escuela administrada por el Ejército paquistaní en Peshawar.

En cuanto a nuestro país, desde el 2006 al 2014, casi mil niños han perdido la vida en situaciones relacionadas con el combate al narcotráfico y 946 fueron víctimas de muerte violenta con arma de fuego.

Esta situación es un cuestionamiento a fondo para el Estado Mexicano por incumplir la obligación de adoptar medidas para impedir que niñas, niños y adolescentes se involucren en la producción y el tráfico ilícito de droga.

La negligencia también es otra forma de maltrato infantil y más cuando nuestras autoridades no llevan un registro de la cantidad exacta de menores desaparecidos o robados, pues de acuerdo con instituciones de gobierno y grupos civiles, alrededor de 500 mil niños han desaparecido en los últimos seis años, equivalente a 10 menores desaparecidos cada hora, de los cuales 58% tiene entre 4 y 12 años de edad y casi dos terceras partes son mujeres.

Está claro que también en México seguimos rezagados en garantizar los derechos de la niñez, para que nos sufran de violencia armada, ni sean usados como sicarios o halcones, ni robados, desaparecidos, explotados, abusados o maltratados. Si queremos un México libre de violencia el reto es propiciarles un entorno de respeto, armonía y paz. Por ello, nuestro anhelo de que durante la infancia todos vivan muchas noches buenas y navidades felices.

 

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