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1750 9 Enero 2014

 

 

MUROS Y PUENTES
¿Y quién es ella?
Raúl Caballero García

 

Dallas.- Dentro de unas semanas, en EU desfilarán en los medios las figuras políticas que, tras los forcejeos por las luces, arribarán a los forcejeos por las nominaciones de sus respectivos partidos.

De hecho, ya se escucha el ruido. Ya se ven desplantes. Ya se perfilan los que aspiran ser. Se viene la lucha para disputar la Casa Blanca. Pero no pasaré aquí revista de los que pintan, eso será más adelante, hoy sólo quiero delinear el perfil de una mujer que viene causando revuelo desde mucho antes de convertirse en senadora, cuando en 2013 recuperó el escaño que tras su muerte dejara Edward Kennedy, en Massachusetts, y que estuvo en manos del republicano Scott Brown.

Hay quienes anticipan que Elizabeth Warren bien puede ser la candidata demócrata por la Presidencia, aunque otros pronostican que complementaría la fórmula ideal si se lanza por la vicepresidencia al lado de Hillary Clinton quien, hasta ahora, ha sido la protagonista indiscutida, vista como quien puede ganar el relevo de Barack Obama; lo bueno sin embargo hasta ahora es lo cierto: Warren ha recompuesto el tablero de la política demócrata desde el extremo de la izquierda: es una progresista consumada, cuyas ideas dan la pauta para la disputa electoral de 2016, pues han echado raíces en la clase media.

Como abogada, como académica y hoy como política se ha perfilado como una crítica aguerrida contra Wall Street, contra los republicanos y contra los especímenes políticos y financieros que los circundan (léase los del Tea Party y los súper ricos que mueven las Pacs que maniobran en las campañas).

Warren viene de una familia de clase media baja, es la menor de cuatro hermanos, su historia la suele contar en sus discursos. Sintetizo de entre mis fichas un par de notas biográficas: Warren contaba con apenas 12 años cuando su padre –quien trabajaba en el mantenimiento de edificios– murió de un ataque cardiaco. Cuenta que perdieron el auto familiar y estaban por perder también la casa. Narra la escena crucial de esos días: su madre lloraba desconsolada sentada en la cocina, en tanto ella la miraba impotente, pero vio cómo de pronto la madre se levantó, se cambió de ropa, se puso tacones y salió a conseguir un trabajo. Obtuvo uno de salario mínimo en la tienda Sears, y así comenzó a sacar adelante a la familia. Al poco tiempo, a sus trece, ella también comienza a trabajar como mesera en un restaurante mexicano.

Avanza en sus estudios y se casa a los 19 con Jim Warren. Conoce de origen las vicisitudes de la clase trabajadora. Se convierte en la primer universitaria de su familia cuando gracias a su interés y aptitudes en el Club de Debate de la prepa consigue una beca para ingresar a la George Washington University y, posteriormente, a los 27, se graduó en Derecho en la Rutgers University. Estaba embarazada de su segundo hijo.

Hace dos años Obama la invitaba a sus campañas de reelección, y de auditorio en auditorio explicaba que estaba ahí para hablar “de gente que trabaja mucho, que trabaja duro; gente que se levanta temprano y se acuesta tarde; gente que cocina su cena, que ayuda a sus hijos con las tareas”; Warren hablaba de sí misma, como reflejo de la clase obrera.

Suele asimismo subrayar que ella es parte del 99 por ciento de los estadounidenses endeudados; esa clase media que ha tenido que buscar préstamos bancarios para salir adelante, esos mismos que terminan beneficiando al 1 por ciento: los que más tienen. Es el tema de sus libros, entre otros: The two-income trap, (La trampa del doble ingreso, Basic Books, 2004).

Es el asunto de sus estudios en la University of Texas, en Austin, donde como profesora de Derecho en los años 80, se dedica a analizar el endeudamiento privado y las bancarrotas familiares. Para entonces, ya divorciada, hace pareja con Bruce Mann, otro profesor de Historia del Derecho. Sus análisis –trabajo compartido con Teresa Sullivan y Jay Lawrence– se convierten en el libro As We Forgive Our Debtors: Bankruptcy and Consumer Credit in America (Como nosotros perdonamos a nuestros deudores... Oxford University Press, 1989), que levantó polémicas entre académicos y especialistas. Tiempo después ella reconocía el talante de denuncia de ese libro, señalando que su propósito era demostrar que los bancos eran “una punta de tramposos” que explotaban a las familias emproblemadas.

Una década más tarde esa materia es su especialidad en Harvard, donde se convierte en la estrella académica, apreciada por alumnos y autoridades universitarias por igual. En los 90 Warren fue una de las pocas mujeres con un puesto fijo en Harvard, donde su formación era el polo opuesto de sus colegas (que habían crecido y estudiado en esa institución); sin embargo, ella terminó siendo una de las académicas mejor pagadas de esa Universidad.

Entre las actividades que la ocupan en los años que siguen destaca su participación en Washington en el Comité que revisa la ley de bancarrota nacional; su informe se lo disputan los dos partidos buscando la protección de los consumidores; al final lo modifican; pasado un tiempo ella defiende la creación de una Agencia de Protección al Consumidor Financiero, que controle los bancos y brinde protección de sus abusos al ciudadano común.

Cuando el país se sumerge en la crisis hipotecaria, se convierte en la gurú de Occupy Wall Street. Los postulados de Warren se convierten en las “raíces intelectuales” del movimiento que emerge en octubre de 2011 y se extiende por todo el país durante meses.

Hoy, Elizabeth Warren es un referente de la izquierda demócrata; es más, es la gran esperanza de su partido. La economía es uno de los asuntos que serán determinantes en los debates que vienen. Ella ha logrado colocar sus conceptos en la plataforma nacional. Unos la quieren cerca, otros lejos; unos quieren saber todo de ella, otros no quieren saber nada. Se dice que puede convocar a las clases trabajadoras blancas, tradicionalmente distanciadas del Partido Demócrata. Es cierto que lleva poco en el Congreso (asumió su puesto a principios del 2013), pero como dije al comenzar estos apuntes, arribó a la política causando revuelo con sus discursos enfocados en lo que conoce bien: la clase media y las repercusiones en ésta de la economía nacional.

“Los republicanos le dieron una dirección diferente a este país y las consecuencias económicas para las familias han sido devastadoras”, enfatizó en julio pasado en la convención del Concilio Nacional de La Raza (NCLR), donde con su discurso provocó largos aplausos y la simpatía de los latinos. Y si bien no es sino hasta febrero del año próximo cuando tengan lugar los pleitos definitivos por las candidaturas partidistas, en estos días asistimos ya a destapes camuflados, declaraciones, coqueteos y tanteos en el seno de cada partido; y, de hecho, la comidilla en la grilla cotidiana es que en marzo de este 2015 se harán los anuncios oficiales de los precandidatos.

En ese contexto, su nombre repercutirá de una u otra manera; es decir, si no figura entre los precandidatos, de hecho sus ideas ya lo hacen. Se repite con frecuencia que ha llegado a definir los términos del debate en el Partido Demócrata, e incluso Clinton –dice Marc Bassets, periodista de El País– se ha visto obligada a abordar cuestiones que no figuraban en su agenda, como las desigualdades y los excesos de Wall Street.

Así entonces, podemos decir que Elizabeth Warren acaso viene desencadenando un nuevo movimiento: Occupy White House.

 

* Nota y fuentes: Estos apuntes se estructuraron en base a varias fichas que desempolvé luego de leer el artículo “La izquierda del Partido Demócrata desafía a Hillary Clinton”, Marc Bassets, El País, diciembre 30, 2014; las otras fuentes de mis notas son: “La fórmula Warren”, Genaro Lozano, La Estrella, mayo 17, 2014; “La senadora Elizabeth Warren pide igualdad y reforma migratoria en NCLR”, Mandy Fridmann, Huffington Post, julio 21, 2014; La nueva estrella de la izquierda de EU, Pablo Ximénez de Sandoval, El País, julio 22, 2014; y La dama de la izquierda norteamericana, Yolanda Monge, El País, septiembre 6, 2012.

 

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