¿Por qué perdió Margarita Arellanes?
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- La clase política provoca relaciones cálidas entre sus miembros; es cálido pertenecer a una familia, un clan, una tribu, una cofradía, una Santísima Trinidad. Es como ganar una identidad gremial. Frente a estas relaciones cálidas de partido, las relaciones entre los ciudadanos son despersonalizadas y frías.

Los arreglos “cálidos” entre políticos de un mismo partido, de un mismo clan, nos causa escozor; nos molesta a los ciudadanos; sus componendas internas nos irritan porque deciden entre ellos asuntos que deberían resolverse por la polis, o sea, por todos.

Cuando desde hace un par de años creció la percepción pública de que Margarita Arellanes ya era, a rajatabla, la candidata “oficial” del PAN para gobernadora de Nuevo León, los ciudadanos pensamos que esta decisión era una componenda que nos excluía, que era un arreglo tras bambalinas entre los miembros de ese partido, ese clan, esa Santísima Trinidad. De esa percepción pública tan dañina para su imagen, se encargó la propia Margarita, cavando su propia tumba política.

No era difícil que otro aspirante a gobernador del PAN; que otro miembro de esas relaciones “cálidas” del mismo partido, capitalizara el escozor de los ciudadanos, la molestia de la polis, y le arrebatara la candidatura a Margarita, sacrificándola.

Los antiguos griegos ofrendaban a los ciudadanos a algunos de los miembros selectos de sus principales familias, de sus clanes, de sus cofradías. Así nació la tragedia griega: Edipo matando a su padre, Orestes matando a su madre. El PAN sacrificando a su candidata “oficial”.

Felipe de Jesús Cantú es parte de las relaciones “cálidas” del PAN y su Santísima Trinidad. Felipe es tan ortodoxo al interior de ese clan o más que la propia Margarita. Pero a los ojos de los ciudadanos se vio como un rebelde, un renegado, un hijo desobediente que se saltó las trancas, un “tumba-gigantes”.

Ahora bien, frente a Felipe, Ivonne Álvarez luce como parte de los arreglos internos de su partido, el PRI. Y hasta ahora su candidatura aparenta ser resultado de ese tipo de componendas secretas que tanto nos molestan a los ciudadanos, que nos irritan porque se resuelven al interior de un clan, cuando son asuntos que deberían ser de la polis, o sea de todos. Ese, y no tanto el frívolo video del plátano, es lo que pone en aprietos la campaña de Ivonne frente a la de Felipe de Jesús Cantú.