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1845 22 Mayo 2015

 

 

MUROS Y PUENTES
El hartazgo
Raúl Caballero García

 

Dallas.- Para ver con claridad los acontecimientos político-electorales de Nuevo León –más allá de nuestras charlas en corto y nuestras viscerales posturas– a dos semanas del 7 de junio uno revisa las observaciones de los que saben, los análisis de tirios y troyanos, las proyecciones y tendencias.

Luego hace a un lado las parrafadas de marrulleros y los cantos de jilgueros –esos discursos farragosos u obtusos o ambas cosas y esos otros aduladores y tramposos y tendenciosos que se nutren de la mano del poder– y saca algunos puntos de la cosa política más o menos en claro.

El estado considerado al interior de la clase política nacional como la cereza del pastel, por ser la vanguardia de la industria en México (“la capital de los negocios”), lo es también porque esa fuente de poder le marca el contrapeso a los gobiernos, tradicionalmente dispone su peso en la balanza electoral.

Pues hoy en Nuevo León, cuando en estas elecciones se cierne ese fenómeno inesperado que ha resultado la figura de los candidatos independientes, al parecer hay divisiones entre los grupos que maniobran el poder financiero en la entidad; sería ingenuo pensar que no hay tales diferencias, que en tanto previsiblemente unos apoyan hasta donde tope al status quo, es obvio que otros igual de hartos que la gente de a pie apoyan la esperanza de cambio: al candidato independiente a la gubernatura. Así las cosas la rebatiña se ha puesto al rojo vivo, todo se altera en los Palacios (el local y el de Los Pinos) y en las casas de campaña. Los partidos ya no rifan. En algún momento se tenía que romper la cuerda: las corruptelas sobrepasan el cinismo y las mafias no pueden ser más violentas. La ciudadanía se hartó y se pronuncia.

Los mexicanos todos, los nuevoleoneses en particular, atestiguamos el nacimiento de un nuevo mecanismo en la política nacional, o si se prefiere presenciamos el velorio de la partidocracia. Ah, pero al suceder lo que sucede en Nuevo León, se dice, también le mueve el tapete al presidencialismo, ese armatoste autoritario; entonces lo que estamos viendo es el tambaleo del priismo en Los Pinos y el trastabilleo de la burocracia de los partidos que en la actualidad mexicana, cualquiera de ellos por separado o todos juntos representan la corrupción en la poilítica y la impunidad instituciones adentro, los escándalos políticos y de políticos, la ineptitud de gobernantes y funcionarios. Hay quienes dicen que la partidocracia ha convertido la democracia en un botín, la política en un negocio, todo lo cual ha devenido en un sistema político-electoral desfasado, atrofiado, espacio de piratas.

Y por eso, ante eso, los nuevoleoneses –o por lo menos los suficientes para impulsarlo– muestran su hartazgo apoyando al candidato independiente Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, alias El Bronco.

El Bronco sorprendió precisamente porque ni el PRI con Ivonne Álvarez ni el PAN con Felipe de Jesús Cantú tienen nada nuevo que ofrecer más que la misma realidad reflejada en la administración del gobernador saliente, el priista Rodrigo Medina a quien se le señalan diversas –graves– faltas, destacando las de corrupción y enriquecimiento inexplicable. La sorpresa que ha dado El Bronco se explica de esa manera, porque si bien Memo Rentería ha sabido mover los hilos publicitarios con la imagen de Rodríguez Calderón de un tipo entrón, echado pa’lante y su singular carisma, lo que pesa más en el ánimo de la gente, es el deterioro de la clase política, el hartazgo ciudadano que comienza pues a manifestarse para cambiar el estropeado sistema político electoral.

Entonces tenemos que Nuevo León es la avanzada en el país y, a unos días del 7 de junio, luego de las sacudidas causadas por El Bronco (tanto en el PAN como en el PRI: sus dirigencias movilizando a sus alfiles más notables y sus maquinarias cerrando filas en Nuevo León), vemos sin embargo que en la competencia electoral –ya en la banqueta, ya en los “debates”– los aspirantes manotean y se acusan a diestra y siniestra, lo mismo de corruptelas que de defectos personales, pero con poca o nula esgrima de ideas, de propuestas.

Estamos al parecer en el umbral de un mandato ciudadano, pero hoy todo es incierto: basta un asomo –al escribir estas líneas (21 de mayo)– al sitio web del grupo de consultores SABA y uno constata con Salvador Borrego que los tres candidatos punteros (Cantú, Álvarez y Rodríguez Calderón, si bien este último adelante) van en un “triple empate técnico”... que si bien, repito, de acuerdo a la proyección electoral El Bronco cabalga adelante, la próxima semana quién sabe.

Pero lo cierto luego de todo esto –la certeza que la avanzada nuevoleonesa nos deja– es que el sistema político-electoral comienza a ser distinto. Gane quien gane en Nuevo León, gane o pierda El Bronco, la ciudadanía en su hartazgo da paso a la sociedad civil organizada. Queda demostrado que se puede hacer a un lado y superar a los políticos tradicionales –corruptos  e impunes hasta la fecha– con todo y sus partidos tal y como hasta hoy los han transformado o más bien debo decir deformado. Veamos.

Grafiti
Al cierre de estas líneas supe que Fernando Elizondo Barragán del Movimiento Ciudadano declinó a favor de Rodríguez Calderón, sin duda lo repuntará en los días subsiguientes; si había incertidumbres respecto a quién puede ganar se disiparán, creo; de seguro ahora cuidarán que su muy factible triunfo no se los vuelvan tablas en un estira y afloja postelectoral.

Escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth Texas. Para comentarios: Twitter: @laestrelladfw o E-Mail: rcaballero@diariolaestrella.com

 

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