DISPARATES
El poder de la máscara
Armando Hugo Ortiz

 

Monterrey.- Hace varias décadas comí en casa de un buen amigo, recién casado. La esposa nos dio de entrada caldo de res.

Mi camarada me invitó a pedir otra porción; yo, panza aventurera, negué cortésmente, aguardando el plato principal: guisado. Luego de que él acabó otro tazón de puchero sirvieron frijoles. Y fue todo.

Algo parecido me sucedió este domingo con la primicia del documental El Poder de la Silla, de Diego Osorno, en Elnorte.com. Quedé esperando el plato fuerte, al final solo llegaron los créditos.

El pedigrí de Diego es muy conocido y reconocido, por ello la expectativa de conocer su trabajo periodístico más reciente, con cuatro ex gobernadores de Nuevo León, “cuatro protagonistas que revelan cómo es el poder... dispuestos a responder preguntas sin la máscara con la que suelen contestar los políticos”.

Según se dice, la entrevista es valiosa cuando saca al entrevistado de su zona de confort con preguntas incómodas; no vi nada de eso.    

Me parece que las planteadas a los Ex fueron inocuas. Semejaban cuatro gatitos, acicalándose con saliva frente a las cámaras, con poses de estadistas o académicos de la ciencia política, cuando para el vulgo son simples pícaros de la grilla.

Me hubiera gustado conocer el punto de vista de los primos Clariond y de Elizondo, sobre su doble papel como gobernantes y contratistas de Pemex, a través de las empresas de las que son socios; o que el cuarto Ex charlara sobre el asesinato del abogado Polo del Real, frente a quien fuera procurador de Justicia.

Luego de cada corte con escenas citadinas, solo vi rostros maquillados: el provinciano triunfador, el bonachón siempre bromista, el iluminado que condescendió a gobernarnos, el sexagenario de honestidad impoluta.  

Fuera máscaras, propuso Diego y no pudo.

A ver para la próxima.

a_hugo16@hotlmail.com