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1866 22 Junio 2015

 

 

Magisterio luchón
Joaquín Hurtado

 

Monterrey.- Nunca pero nunca me hubiera imaginado lo que sucedió el viernes 19 de junio. En las calles del centro de Monterrey, allá por la Macro, centenares –más de dos mil– de afiliados a las secciones 21 y 50 del SNTE salieron a exigirle al gobernador una audiencia.

El problema no sólo estriba en la razón que sacó a la calle a los mentores (la Reforma Educativa del peñanietismo), sino que ese magisterio retobón se saltó las trancas del sindicato que oficiosamente jura y perjura que aquí está todo bajo control; que los profes están retecontentos, bien ordenaditos y felices con la evaluación excluyente que obsesiona al patrón federal.

El relato sesgado de los medios pro-empresariales nos decía que una cosa es el profe de Oaxaca y Michoacán de sangre plebeya y montonera y otra cosa la casta de maestros regios, casi santos, fascinados con la idea de probar su idoneidad y calidad docentes. Alguien nos quiso engañar con los delirios maniqueos de los lidercitos charros, fósiles del jurásico gordillista.

Pero la ilusión se rompió ese día de borrascas. Las noticias trajeron caras descontentas, incluso ánimos caldeados entre la juventud docente hiper-digitalizada, que llegó al punto de dar portazo en la sagrada burbuja que separa al palacio de la sociedad.

Ese mismo día, aunque un poco más temprano, ejecutaban a diez inocentes en un depósito de cerveza en la cabecera de García, Nuevo León. El escenario del múltiple crimen nos pintó un lienzo apocalíptico, en los meritos días de la nube rosa de la transición. Llega un gobernante con enorme crédito popular y se va otro en medio de un mayúsculo desprecio público por los escándalos de corrupción. Las palabras se nos helaron.

Los diez masacrados en García revelan la descomposición de un sistema que carece de asideros morales. Pero sobre todo nos asfixia un fondo más desconcertante, cifrado en el modo de llevar a cabo esa acción homicida. Nos hurgaron el alma con un montaje macabro, un retablo dantesco con los cuerpos inermes de las víctimas, como si el cuadro escatológico exhibiera firma de autor, una advertencia de que el espectáculo sanguinario vuelve por sus fueros, con más saña e impunidad que todo lo antes visto.

La coreografía congelada de cadáveres de chavos ensangrentados, completamente desnudos, colocados en posiciones humillantes, nos recordó aquella composición ignominiosa en la prisión de Abu Ghraib, en el infierno de Irak. La puesta en escena es producto de mentes que quisieron no solamente matar, sino hacer alarde de un poder simbólico más grande que cualquier articulación racional.

El timing fue de una precisión milimétrica, obra de muy elaborados estrategas en terrorismo político. García está en los ojos del mundo por ser la cuna adoptiva del gobernador entrante, el primer independiente en la historia de México, Jaime Rodríguez Calderón. El marco de gore insultante parece más para consumo internacional que local.

Son tan gigantescas las magnitudes y las consecuencias de este holocausto que es difícil creer que el asesinato colectivo fue por simple ajuste de cuentas entre los narcos que nunca se quedan quietos.

Regresemos mejor al tema educativo, puesto sobre la mesa por los marchistas magisteriales el mismo día. Tema doméstico pero no menos urgente.

No especulemos ni finjamos demencia, aquí también existe un magisterio igual de inconforme con la Reforma y su implementación. El profe regio es capaz de armar una trifulca de mayores proporciones que la horrísona CNTE. Todo depende si le pican la cresta. No olvidemos aquellas resistencias y paros laborales en la época del gobernador Sócrates Rizzo. Aquello comenzó con tibios pinitos y mucho menos participación. De pronto la bola de nieve puso en jaque a la administraciones estatal y federal por el desatino y actitud arrogante con que se manejó la crisis. Y eso que aún no existían las ventajas comunicativas ni de gobernanza ciudadana horizontal que ahora ofrecen las redes sociales. Ojalá que lo de García muy pronto se aclare y se haga justicia. Ojalá que no se deje pudrir como lo de Ayotzinapa. 

Históricamente el magisterio regio  es muy orgulloso, muy rebelde cuando se siente menospreciado, agraviado con acciones u omisiones autoritarias. Lo de García y la manifestación magisterial se unen en un punto muy caro para el regio emprendedor.

Para luchar contra el narcoterrorismo en sus niveles más putrefactos la sociedad y el estado han contado siempre con los profes.  La base docente de la educación pública es su frente más honorable en la lucha por la ansiada paz social, es su cabeza de playa en las comunidades donde sirve. No hay que tenerlo jamás en contra, no en momentos tan delicados como los de estos aciagos días que cunde el dolor, el miedo, la confusión.

Es necesario que Medina y el sindicato servil desactiven los aspectos conflictivos de la evaluación docente. El único evaluado para la SEP y la sociedad es, a fina de cuentas, ese artefacto metafísico llamado gobierno del estado, independientemente cuál sea su santo y seña. Artefacto político que se subdivide en compartimientos cada vez más inmanejables conforme pasa por los infinitos niveles de la burocracia educativa, hasta llegar a los niños. Que se cuide el poderoso de salir tronado.

Que no olviden los gobernantes que la escuela también los vigila. Es con la enseñanza en los planteles como la comunidad ausculta y mide a los malos políticos. Si Peña Nieto anda en su locura evaluativa que se aguante el expediente y el dictamen que le están armando los maestros de México. Pero que el ejecutivo estatal actúe diferente, a tiempo, y discuta el pliego que hasta su casa le lleva el magisterio.

Por algo se ha optado por la incomodidad de la calle. Si la Reforma no fluye y el maestro se resiste a cooperar es que algo pasa. Quizás algo muy serio. Posiblemente el maestro intuye que hay mucho más abajo de lo que aparentemente está en juego con la onda reformista. A lo mejor el profesorado sólo está asustado, consternado, preocupado ante un gobierno hostil y cada vez más lejano.

Nadie va a ceder si no escucha antes: tratemos con respeto a esos maestros inconformes, declárese el estado en máxima alerta, el horno no está para echarle más leña. Escúchese con atención lo que esos marchantes le vienen a decir al gobernante. La mayoría de esos profesores y profesoras son muy jóvenes, traen toda la tecnología de su parte. Y toda la energía del mundo.

 

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