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1891 27 Julio 2015

 

 

Bendita locura
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Renovarse o morir. Bah, el axioma ya era viejo cuando nuestros antepasados vivían en las ramas de los árboles. Enrique Peña Nieto lo plantea ante los cuadros de su partido, al tiempo que regaña a los acelerados que confunden 2015 con 2018.

La pregunta no es si el PRI se podrá actualizar: la interrogante es si los partidos políticos comprenderán el hartazgo de los mexicanos y si estarán decididos a hacer algo al respecto. No veo ninguna diferencia entre PRI, PAN y PRD. Son igualmente corruptos y serviles ante el cártel de la globalización y la cúpula del Sistema. La triada tiene sus objetivos perfectamente definidos: el poder y el dinero. Para lograr sus propósitos hacen alianzas con el narco y con la plutocracia. “El poder tiende a corromper”, escribió Lord Acton; “el poder absoluto corrompe absolutamente”. La palabra mágica de la burocracia política es “control”.

Pero en el tercer milenio la sociedad mexicana está luchando para dejar de ser una masa amorfa controlada por una minoría. Las crisis en que nos hundieron los caudillos de los tres partidos nos educaron en la escuela del combate para sobrevivir en espacios de dignidad propios del ciudadano.   

Las formaciones político-electorales tienen, desde luego, algunas personas inteligentes que entienden los nuevos tiempos que demandamos. La cuestión es que a los partidos y a los dueños de los partidos no les conviene el Gran Cambio que queremos los mexicanos. Se entiende: ellos son refractarios a la rendición de cuentas, la transparencia en la cosa pública: la honradez que pedimos a gritos los destruiría.

¿Qué hacer? El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Peña Nieto estira las orejas de sus correligionarios que “se adelantaron al 2018”, pero el mexiquense traiciona su discurso al dirigir, con tanta anticipación, su ataque contra López Obrador. Desde luego se refiere al de Tabasco cuando lanza el rayo con el que pretende fulminar a  populistas y  demagogos.

El ex gobernador de la ciudad de México no es un hombre perfecto, pero nadie lo puede acusar de ladrón o asesino. López Obrador hizo esfuerzos dignos de Hércules por erradicar la corrupción que cancera al PRD. Fracasó porque el PRD de nuestros días nada tiene que ver con el PRD que fundaron  hombres y mujeres que soñaron con un partido que representara a una izquierda inteligente y realista, audaz y, al tiempo, prudente. Lo mismo se puede decir del PRI y el PAN.

El partido de Estado está a una distancia estelar de su origen y del PAN ya no vale la pena hablar. No, no creo que ninguno de los tres grandes partidos quiera o pueda renovarse. Pero tampoco soy profesional del pesimismo: MoReNa es el único “rayito de luz”, frase que acuñó López Obrador hace rato. Sí, en momentos me exaspera el tabasqueño. He llegado a pensar que se volvió loco.

Pero Fidel Castro estaba loco cuando atacó el cuartel de Moncada y don Lázaro Cárdenas estaba loco cuando expropió el petróleo y seguía estando loco cuatro años más tarde cuando con doscientos soldados y civiles detuvo en Tijuana al IV Ejército de Estados Unidos. Churchill estaba loco cuando, en la heroica soledad y con los alemanes a cuarenta kilómetros, desafió a Hitler.

También estamos locos los mexicanos que sabemos que podemos salvar a México. Bendita locura.  

hugo1857@outlook.com

 

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