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1891 27 Julio 2015

 

 

Anaya versus Corral
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- El pasado 16 de julio la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del CEN del PAN aprobó los registros del queretano Ricardo Anaya Cortés y el chihuahuense Javier Corral Jurado.

Quienesdisputarán la Presidencia del CEN PAN el próximo 16 de agosto.
Ricardo Anaya Cortés, es un joven talentoso de 36 años que ha escalado con rapidez extraordinaria. Fue diputado local en su estado natal y coordinador de su grupo parlamentario, Presidente del CDE y accedió a la administración pública estatal como coordinador de Desarrollo Humano del Gobierno del Estado de Querétaro de 2008 a 2009, además, fue Subsecretario de Planeación Turística de la Secretaría de Turismo del Gobierno Federal durante el gobierno de Felipe Calderón.

Es actualmente diputado federal y líder de su Grupo Parlamentario. Así mismo, Presidente interino del CEN y Secretario General del PAN. Político ligado al grupo de Gustavo Madero y por lo tanto comparte filias y fobias, especialmente de los calderonistas.

Su trayectoria académica es impecable: Mención honorífica en la licenciatura de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro, maestría en derecho fiscal  por la Universidad del Valle de México y doctor en ciencias políticas por la UNAM.

Javier Corral Jurado, en cambio, el próximo 2 de agosto estará cumpliendo 50 años, a los dieciocho años se afilió al PAN en su natal Chihuahua y trabajó al lado de Francisco Barrio cuando buscó la alcaldía de Ciudad Juárez y el gobierno del estado, durante los días aciagos del llamado fraude patriótico.

En 1992 fue electo Diputado al Congreso de Chihuahua; en 1997, diputado federal; en 2000, senador de mayoría; en 2004 ganó la candidatura del PAN a la gubernatura de Chihuahua, siendo postulado por su partido, el PRD y Convergencia, donde fue derrotado y nuevamente diputado en 2009, para llegar en 2012 nuevamente al Senado de la República.  

En 2006 fue uno de los principales críticos de las reformas en materia de radio y televisión, que habían sido votadas y beneficiado a las grandes televisoras. Interpone con otros senadores una controversia constitucional que le ganó reconocimiento y animadversiones entre tirios y troyanos.

No obstante, en 2007 la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró resuelta la acción de inconstitucionalidad contra las reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión y confirmó la invalidez de artículos clave de la llamada Ley Televisa.

Reconocido por su crítica al establishment panista y vinculado a los grupos doctrinarios, como sucede en Sinaloa, donde cinco ex dirigentes históricos lo apoyan en sus aspiraciones.

Su trayectoria académica es también en instituciones públicas entre las que destaca su paso por la Universidad de Occidente en Los Mochis, donde pocos saben que obtuvo la Licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales, con la tesis “La Reforma de los Medios, Camino para la Auténtica Democratización de México”, por la que alcanzó la mención honorífica.

Actualmente sus labores de legislador las compagina con la de catedrático de la UNAM, institución que a través del Instituto de Investigaciones Jurídicas, le otorgó hace unos años el Premio Nacional de Derecho a la Información, gracias a la defensa a la libertad de expresión que ha realizado como legislador y como fundador de la AMEDI.

Adversarios
¿Qué está en juego en esta contienda interna del PAN? Groso modo podríamos identificar tres cuestiones fundamentales: Relevo generacional, línea estratégica y futuro político del partido.

Aunque a los dos candidatos solo los separa catorce años de edad, es evidente que corresponden a dos generaciones de panistas. Corral Jurado representa la corriente que se hizo en las luchas de los años ochenta cuando todo estaba por hacerse con todos los riesgos que representaba.

Anaya Cortés, en cambio, es de la generación que llega al partido cuando Vicente Fox había alcanzado la Presidencia de la República y muchos panistas se ostentaban como Gobernadores y Presidente Municipales.

Este matiz generacional no es irrelevante en este momento político, donde el PAN no sólo perdió la Presidencia de la República en 2012, sino está viviendo un paulatino deterioro electoral como lo demuestra que en los pasados comicios escasamente alcanzó el 21% de la votación emitida.

Su futuro entonces se augura incierto y está llamado, si quiere salir del hoyo en que se encuentra, hacer el diagnóstico crudo y dar un giro político que le permita recuperar al menos parte de lo perdido.

Las opciones no son muchas para un partido en posiciones de gobierno estatales y siendo la segunda representación política, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados.

Más aún, cuando avaló las principales reformas estructurales que hoy están siendo puestas en entredicho por la propia realidad y generando molestia en una ciudadanía cada día más exigente.

Línea estratégica
El objetivo de todo partido es alcanzar el poder para impulsar desde ahí sus políticas públicas. No todo se vale. Y hasta ahora, como lo señalan distinguidos militantes, ha sido uno de los problemas que ha traído la llegada de panistas de ocasión que en cargos públicos y de representación han negado la línea política y transformando al partido en imagen y semejanza del PRI.
Revertirlo exige un liderazgo fuerte y reformas estatutarias de fondo que lleven al partido a un plano mayor, donde la relación con el Ejecutivo federal, sea como corresponde a una representación de verdadera oposición.

Es evidente que en muchos temas existe correspondencia entre el PRI y el PAN. Los vemos en materia energética, educación, laboral, etcétera, pero en otros pueden y deben ser verdaderos contrapesos como es en materia de corrupción donde, por cierto, su propuesta de un Sistema Nacional Anticorrupción ya es ley.

Mas, no sólo eso, también en materia de seguridad pública, que es el eslabón perdido de la corrupción junto con la impunidad.     

Futuro
Los resultados electorales recientes muestran un escenario pulverizado donde los partidos pequeños –y las candidaturas independientes– arrancaron trozos importantes a los partidos grandes.

El PRI y el PAN alcanzaron escasamente el 50% del 47% de la participación electoral, o sea les votó a ambos escasamente el 23.5% de la lista nominal, esto es que el resto lo obtuvieron los partidos pequeños produciendo una gran cantidad de bisagras.

El PAN, que estuvo dos sexenios en el poder, es una segunda fuerza débil y a punto de caer todavía más. La emergencia de otros partidos y la pulverización obliga a todos a la formación de coaliciones electorales y de gobierno. El partido que no las haga es muy probable este destinado a la marginalidad política y todavía peor a la exclusión del sistema de partidos.

El PAN debe saber desde ahora con quién saldrá como aliado en las futuras contiendas. El voto duro tiende rápidamente a difuminarse y los más afectados son los todavía partidos grandes.

En definitiva, el relevo en el PAN, no podríamos afirmar que se define en la contradicción continuidad o cambio, sino como quien resulte ganador el 16 de agosto podrá dar un nuevo aire de manera que se conjuguen principios con oferta política ante los problemas nacionales.

Los panistas tienen un gran motivo de reflexión y discernimiento.

 

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