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1892 28 Julio 2015

 

 

La gendarmería vende sus pistolitas
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- La policía de Nuevo León vende sus armas al crimen organizado: El Norte dixit. No es ninguna novedad. Naturalmente, los malevos pueden adquirir en Estados Unidos todo el armamento que se compre con dinero: desde pistolitas .22 o .25 hasta misiles.

Pero, ¿sabe usted? En principio, estos instrumentos de muerte salen más caros al otro lado del puente. Luego, un aduanero gringo de los de antes se puede poner roñoso y los sayones van a dar a una cárcel donde no podrán construir un chapotúnel. En fin, está la aduana mexicana. Hay que aceitar la mano de estos burócratas. Aquí, en Monterrey, supongo que la gendarmería ofrece las pistolas y los fusiles de asalto a precios de remate y si los cárteles piden factura los azules se las darán. Faltaba más.

El general Alfredo Flores, titular de la Secretaría de Seguridad Pública –je je– no ha dicho esta boca es mía. Pero funcionarios de tercer o cuarto nivel se apresuraron a detallar al periódico de los Junco de la Vega que los sistemas de control que rigen en la armería son rigurosos y perfectos. Tanto lo son que para entender el robo de los materiales habrá que dar por sentada la intervención de alguna fuerza sobrenatural. Vaya, vaya, vaya.

El síndrome de Bucareli se extendió por todo México. Las “explicaciones” de los empleados de la familia Medina nos recuerdan a Osorio Chong cuando primero trató de hacernos comulgar con ruedas de molino al rendir un extenso informe de la perfección del penal de máxima seguridad –otra vez je je– de donde, todo lo indica, dejaron salir a chapo antes que se lo llevaran los norteamericanos.

Podemos dormir tranquilos: el Estado mexicano hace su tarea y no descansa hasta lograr niveles de excelencia en todo lo que acomete. La asociación de la gendarmería con el narco no se dio ayer. Nunca olvidaré aquella escena: los cuicos nuevoleoneses apuntaban con sus mosquetones automáticos a los soldados que pretendían capturar a media docena de narcopistoleros. Por lo que vemos, debemos colegir que nada ha cambiado. Civiles y militares se turnan en la jefatura de policía y ni unos ni otros dan pie con bola. Supongo que tendremos que rogarle al FBI y la DEA que recuperen el arsenal.

El escándalo no parece afectar ni a Rodrigo Medina ni a su papi ni, mucho menos, a los cortesanos que los rodean y los arropan. Es posible, pero no resulta probable, que al terminar su sexenio los internen en un reclusorio.
Eso no es grave: ya le pedirán a chapo que les construya un túnel.    

hugo1857@outlook.com

 

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