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1907 18 Agosto 2015

 

 

Desplegado de Los Quinientos
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- El asesinato del periodista gráfico Rubén Espinosa y cuatro mujeres en la colonia defeña de Narvarte provocó otro escándalo internacional. Quinientos profesionales de la Prensa, escritores –entre ellos varios Premios Nobel–, defensores de los derechos humanos y personajes del mundo de los espectáculos, le exigen a Peña Nieto.

Que tome alguna medida para proteger a los profesionales de la comunicación social y castigue a los asesinos de más de cien colegas “abatidos” en quince años.

The New York Times también publica un editorial en el que denuncia la matanza de trabajadores de la información. La carta que firman las quinientas personalidades denuncia al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, como el matador de Espinosa y otros catorce hombres y mujeres obreros del universo mediático. Otros tres hermanos de oficio están desaparecidos en aquel estado y 37 más tuvieron que refugiarse en diversas entidades para salvar la vida. “Desde que el actual gobernador, Javier Duarte, llegó al poder en 2010, las amenazas, los maltratos y los asesinatos de periodistas han alcanzado cifras sin precedente en Veracruz”, afirman, entre otros grandes autores, Noam Chomsky, J. Coetzee, Salman Rushdie, Paul Auster, Michael Ondaatje y muchos otros autores de novelas, ensayos, poesía y demás géneros de la escritura.

El PEN Club y el Comité de Protección a los Periodistas rubrican también la carta pública en la que igualmente aparece la firma de Alan Riding, quien durante muchos años se desempeñó como corresponsal de The New York Times en México. Como todo el mundo sabe, Espinosa tuvo que salir de Veracruz porque Duarte lo amenazó de muerte.

En su denuncia, que dio la vuelta al planeta, Los Quinientos le restriegan en la cara a Peña Nieto otro hecho irrefutable: “La abrumadora mayoría de estos crímenes permanecen en la impunidad”. El NYT coincide: “Los periodistas mexicanos son blanco de organizaciones criminales poderosas y en algunos casos de funcionarios gubernamentales que no quieren que sus fechorías queden expuestas”.

Flaco favor le hace Javier Duarte a un Peña Nieto ya abrumado por tantos escándalos. El mexiquense no necesita que los Duarte –Javier y César, su homólogo chihuahuense– maten periodistas. El mundo se convirtió en un pañuelo y lo bueno o malo que suceda en Ucrania, por mencionar un país, lo sabemos en cuestión de minutos.

Por desgracia, nuestros gobernantes integran una cuadrilla de asesinos y ladrones. Peña Nieto no hará nada. Quizás alguno de sus lacayos le leerá uno que otro párrafo del texto y tal vez hasta le mencione los nombres de dos que tres de los firmantes.

En su torre de marfil, Peña Nieto avizora un México que será una de las naciones más ricas y poderosas del orbe gracias a la devaluación del peso y a la caída en los precios del petróleo. A mí que me esculquen. Yo no voté por el mexiquense ni por Rodrigo Medina.

Pie de página
La divisa de los sobrevivientes del sector sano del PAN podría ser: “Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios protege a los malos cuando son más que los buenos”

hugo1857@outlook.com

 

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