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1907 18 Agosto 2015

 

 

“El oro líquido”
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- La leche materna bien podría llamarse “el oro líquido”, por ser uno de los fluidos corporales más valiosos y maravillosos de acuerdo con las propiedades que la ciencia ha revelado hasta el momento.

Aunque aún los científicos no terminan de descifrar la complejidad de sustancias que la componen, con los conocimientos descubiertos a la fecha, podemos afirmar que sus beneficios para un bebé son irremplazables y bastante lejos de ser sustituidos por ninguna fórmula artificial.

A simple vista la leche materna es una mezcla de grasas, proteínas y azúcares. Empero, gracias a los avances tecnológicos ahora sabemos que también es un alimento “vivo”, porque contiene células vivas del sistema inmunológico de la madre, células madre regenerativas y miles de moléculas bioactivas que protegen al bebé y le aportan inmunidad ante infecciones o alergias no solamente durante la infancia, sino a lo largo de su vida.

Es también un alimento inteligente, ya que se transforma y adapta a las diferentes necesidades del bebé a medida que éste crece y se desarrolla. Es el alimento perfecto que suministra una balanceada cantidad y calidad de sustancias precisas para nutrirlo de forma exclusiva hasta los seis meses y de forma complementaria como mínimo hasta los dos años de vida, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las investigaciones sobre la lactancia materna han revelado una gran cantidad de beneficios para el bebé y ninguna desventaja. En cuanto a los beneficios más destacables en cuestión de salud, además de ser un pilar imprescindible para el sistema inmune del recién nacido, la leche materna previene la obesidad infantil, fortalece el sistema respiratorio contra el asma, disminuye la aparición de caries, mejora la digestión evitando diarreas o estreñimiento y favorece la visión disminuyendo la incidencia de la miopía.

La leche materna también ofrece beneficios a largo plazo en la vida adulta. Las investigaciones reportan que la lactancia prolongada disminuye considerablemente la aparición de enfermedades degenerativas, como cáncer y diabetes, enfermedades de la piel y osteoporosis, por mencionar algunas.

En cuanto al desarrollo de la inteligencia de los bebés que son alimentados del seno materno, las investigaciones señalan que promedian coeficientes intelectuales más altos y presentan mejor desarrollo psicomotriz y del lenguaje. Por si esto fuera poco, la lactancia materna también ofrece beneficios en el aspecto emocional, ya que los niños amamantados desarrollan una personalidad más segura e independiente y son más sociables.

Las bondades de la lactancia no sólo son para los bebés, sino también para las mamás, ya que quienes amamantan presentan menos riesgos de depresión postparto, de obesidad, de cáncer de mama, ovárico y cérvico-uterino, de osteoporosis y artritis, entre otros muchos beneficios para la salud. Aparte, amamantar al bebé también es fácil, práctico, higiénico y gratuito.

En la pasada Semana Internacional de Lactancia Materna quedó claro que a pesar de las innegables ventajas que ofrece la lactancia, México ocupa el último lugar en Latinoamérica en el porcentaje de niños amamantados de forma exclusiva hasta los seis meses, con tan sólo el 14% de la población.

Las madres trabajadoras en México se enfrentan a grandes obstáculos para poder amamantar a sus bebés, pues cuentan con 12 semanas de licencia de maternidad, sin condiciones adecuadas para poder extraerse leche en el lugar de trabajo y sin apoyo, ni educación para lograr una lactancia exitosa.

La falta de lactancia materna está directamente relacionada con la inteligencia y la productividad del futuro capital humano de nuestra nación, además de que se refleja en las finanzas públicas con costos adicionales para el Estado, tal y como lo dio a conocer el Instituto Nacional de Salud Pública, organismo que estima que los costos pediátricos por carencia de práctica de la lactancia materna, son de entre 642.7 millones de dólares y 11.6 billones.

Es impostergable cambiar esta situación. Pugnemos porque se haga efectivo el derecho fundamental de nuestra niñez a la salud, como requisito indispensable para el desarrollo pleno de sus potencialidades humanas.

La leche materna es mucho más que un alimento. Ninguna leche artificial podrá tener la "inteligencia" de la leche materna. Es una sustancia natural, un alimento vivo que muta, se transforma y se adapta a lo que el bebé necesita en cada momento. Por todo eso, no habrá nada que la pueda superar.

 

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